El dilema de Casado en Baleares

El regionalismo interno que impera en el PP balear resulta contradictorio con las líneas marcadas por Génova

José Ramón Bauzá con Pablo Casado en una imagen de archivo EFE

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El expresidente balear José Ramón Bauzá anunció el pasado miércoles que se había dado de baja del PP, esencialmente por la supuesta deriva nacionalista de la formación popular en Baleares y por su actual política lingüística, que según él sería de apoyo al catalán en detrimento del castellano. El adiós de Bauzá se ha producido ahora, pero desde hacía tiempo se especulaba ya con esa posibilidad , debido a sus discrepancias absolutas con el presidente del PP balear, el regionalista Biel Company. Curiosamente, el fichaje de Company, que tuvo lugar en mayo de 2012, se produjo de la mano de Bauzá, quien, durante su etapa como presidente, tuvo en su mano cortar el avance del mismo regionalismo que él sembró en cierta forma y ahora critica .

La línea política que ha seguido siempre Company no difiere, en lo esencial, de la que mantuvieron los tres primeros presidentes de la Comunidad, los populares Gabriel Cañellas, Cristòfol Soler y Jaume Matas , también regionalistas. Todos creían, por ejemplo, que un apoyo moderado a la promoción de la lengua catalana en la Administración y en el sistema educativo podía dar buenos réditos electorales. Y así fue hasta hace unos pocos años. Con Cañellas se aprobó la Ley de Normalización Lingüística, aún vigente . Posteriormente, con Matas se pusieron en marcha el Decreto de Mínimos, que establece que el 50% de las clases en los colegios deben impartirse en catalán, y la Ley de Función Pública, que determina que el conocimiento del catalán es un requisito para todos los funcionarios.

Valedor

Precisamente, Matas fue el principal valedor de Bauzá cuando éste empezaba a dar sus primeros pasos en política , hace algo más de dos décadas. Su primer cargo relevante fue como alcalde de Marratxí, entre 2005 y 2011. Siendo aún alcalde, fue designado presidente del PP balear en septiembre de 2009, tras la renuncia de Rosa Estaràs por motivos de salud. Meses después, en marzo de 2010, se celebró un congreso regional extraordinario, con dos contendientes, el propio Bauzá y Carlos Delgado, encuadrado en el sector llamado españolista. Bauzá b uscó y logró entonces que avalasen su candidatura destacados regionalistas históricos del PP balear, como Pere Rotger, Jaume Font o Antoni Pastor . Ese apoyo fue esencial para el triunfo de Bauzá, que obtuvo el 69% de los votos de la militancia.

Los regionalistas creían que, en lo esencial, Bauzá seguiría los postulados que el partido había defendido desde los años ochenta en Baleares, pero muy pronto se dieron cuenta de que no iba a ser así. Unas semanas después del congreso de 2010, Bauzá nombró a Delgado vicepresidente del PP balear, decisión que no fue bien recibida por la mayoría del partido. En los meses siguientes, anunció públicamente que en caso de llegar a presidir Baleares derogaría el Decreto de Mínimos y que eliminaría el catalán como requisito para poder ser funcionario. Y así fue, efectivamente.

En los comicios autonómicos de mayo de 2011, el PP de Baleares obtuvo los mejores resultados de su historia, situación que momentáneamente acalló las disensiones internas. Ya como presidente de la Comunidad, Bauzá aprobó dos medidas novedosas que fueron extremadamente cuestionadas, el Tratamiento Integrado de Lenguas (TIL), que defendía la implantación progresiva de un modelo educativo trilingüe, y la Ley de Símbolos, que preveía prohibir y sancionar la colocación de lazos reivindicativos cuatribarrados en los colegios. Las críticas contra ambas normas vinieron no sólo desde la oposición —PSOE y MÉS— y el sector docente, sino también en parte desde el propio PP , en concreto, desde los antiguos aliados regionalistas de Bauzá. La brecha entre ambas partes se iba agrandando cada vez más, sin que se vislumbrase ya la más mínima posibilidad de reconciliación.

Fin al paréntesis

Los pésimos resultados electorales obtenidos por el PP en Baleares en los comicios de mayo de 2015, los peores de su historia, fueron atribuidos por el sector regionalista a las controvertidas normas legislativas implantadas por Bauzá . En ese momento se produjo ya la ruptura total. El citado sector forzó la salida de Bauzá como presidente del PP balear, si bien apoyó que fuera designado senador autonómico, cargo al que el político mallorquín también ha renunciado ahora.

El regionalismo del PP balear, que le dio grandes dividendos electorales en el pasado, parece ser hoy más bien un hándicap que una ventaja para el futuro del partido. Aun así, también es cierto que Company no quiere que se discrimine el castellano y que ya ha anunciado que si llega a presidente, la primera medida que tomará será derogar el decreto que exige el catalán en la sanidad. Podría decirse que no es que el PP balear sea hoy más regionalista que en épocas pasadas, sino que es la actual realidad política la que es completamente distinta a la de la época de Cañellas o de Matas. Resulta evidente que hay una cierta contradicción entre la línea de la actual dirección nacional del PP y la del partido en Baleares , al mismo tiempo que es constatable que la situación que se vive hoy en Cataluña o el surgimiento de partidos como Cs y Vox debilita las posiciones más regionalistas existentes aún en la formación popular. Pablo Casado tiene, pues, un dilema.

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