Lo vendían como la gran fiesta en un castillo. Eso sí, con ubicación secreta para evitar alertar a la policía. Los recogieron en furgonetas y les llevaron hasta un macro fiesta ilegal, donde se juntaron 110 personas. No había mascarillas, ni se guardaba la distancia de seguridad. Sí había, en cambio, alcohol, cachimbas y sustancias estupefacientes. Sin embargo, la fiesta no acabó como esperaban. A medianoche, la policía recibió el aviso, y los agentes entraron a la fuerza. Identificaron y denunciaron al organizador de la fiesta; y se llevaron todo el material de sonido. Hay un detenido por un delito contra la salud pública.
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