Ceuta, base de operaciones de la inmigración norteafricana

La Ciudad Autónoma se convierte en punto de origen de embarcaciones y centro de recepción de irregulares

Grupo de inmigrantes llegado ayer a las costas andaluzas EFE

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Hayat, estudiante de la Universidad de Tetuán, murió hace dos semanas por disparos de la Marina Real de Marruecos cuando viajaba junto a otras 17 personas a bordo de una zodiac que había zarpado de Ceuta . Su destino, las costas andaluzas. Hubo otros tres heridos por disparos. Todos ellos procedían de Tetuán y de la cercana Chawen. Hayat recibió sepultura en una ceremonia vigilada por la Policía para evitar manifestaciones de protesta.

Según fuentes marroquíes, la zodiac, absolutamente atestada de personas, había sido detectada por la Guardia Civil en aguas de Ceuta. Cuando la embarcación entró en Marruecos la Marina Real recibió una comunicación de alerta y una patrullera salió a su encuentro, que se produjo a la altura de la localidad de Fnideq. Siempre según esta versión, los militares ordenaron varias veces al piloto, un español con 16 antecedentes policiales , que se detuviera de inmediato, pero hizo caso omiso. Incluso parece que sus compañeros de travesía también intentaron que parara. No lo consiguieron, quizá porque ese individuo iba a cobrar 5.000 euros de los organizadores del viaje si tenía éxito.

De la droga a la inmigración

Para evitar la huida, los miembros de la Marina Real abrieron fuego. «Había oleaje y el objetivo estaba en movimiento», explican las citadas fuentes para justificar el resultado mortal de la decisión. El piloto de la zodiac fue detenido de inmediato y se identificó al propietario de la misma como un individuo de origen marroquí que tiene la doble nacionalidad española.

Este último tiene también un largo historial delictivo a sus espaldas, especialmente por sus relaciones con narcotraficantes, para los que trabajaba como transportista. ¿Por qué entonces se dedicaba ahora al tráfico de personas? Las fuentes marroquíes sostienen que había perdido la confianza de los capos y que era una forma de buscarse la vida.

La tragedia de Hayat ha dado pie a especulaciones sobre si hay una suerte de «reconversión» de las organizaciones de narcos a traficantes de seres humanos: «Este es un caso puntual; no se ha detectado algo así», sostienen fuentes de la lucha contra la inmigración ilegal consultadas por ABC. «En el futuro ya se verá, pero no hay en estos momentos indicios de que se esté produciendo».

«Algunos transportistas de droga, a título particular, prefieren ahora trabajar para los que trafican con personas, pero eso no quiere decir que las mafias del hachís hayan cambiado de actividad», sostienen por su parte fuentes marroquíes, que explican la razón de esto: «Los beneficios en esta actividad son enormes; hay que pensar que en las embarcaciones van entre 20 y 30 personas que pagan hasta 2.000 euros cada una. .. Es decir, se ganan 60.000 euros por viaje ».

Lo sucedido hace dos semanas sí es significativo de un fenómeno emergente: el papel cada vez más importante de Ceuta tanto como punto de partida de embarcaciones con inmigrantes como lugar de recepción de los mismos. En ese mismo sentido, el 26 de septiembre, se llevó a cabo una operación en los barrios de Sarchal, Benítez y Bermudo Sorian por la UCRIF Central de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras, en colaboración con sus compañeros de la Ciudad autónoma.

Las fuentes consultadas por ABC explican que el cabecilla de la organización atacada es un individuo conocido como «El Rubio», considerado uno de los principales delincuentes de la barriada de El Príncipe, con un largo historial de antecedentes, incluido uno por homicidio doloso. Su grupo organizó el traslado a la Península de cientos de inmigrantes argelinos. En la operación hubo cuatro detenidos, de los que dos están ya en prisión.

La organización proporcionaba documentación a sus clientes –solían robarla y luego les entregaban las de una persona que más o menos se les pareciese–, les recibían en Ceuta proporcionándoles un piso donde esperar al viaje y les organizaban el traslado a la Península.

El nuevo papel de Ceuta es corroborado por las fuentes marroquíes. « Muchos vecinos de Tetuán y Castillejos cruzan la frontera con su pasaporte y allí entran en contacto con las mafias de la inmigración ilegal. Los meten en pisos y allí esperan a que los organizadores del viaje les citen en un punto concreto y a una hora determinada para emprender el viaje. Las redes tienen las embarcaciones y buscan a pilotos de la zona que conozcan la costa a la perfección. Si les detectan cuando llegan a España o en plena travesía éste dice que es un inmigrante más y es devuelto a nuestro país. Y al poco tiempo vuelve a ponerse a los mandos de una embarcación».

Ojeadores en la costa

«Hasta el momento no se han detectado grandes mafias, pero sí hay muchos grupos organizados que cuentan con la infraestructura necesaria en forma de pisos y embarcaciones», aseguran por su parte las fuentes de la lucha contra la inmigración ilegal. «No son especialmente sofisticadas y los precios varían en función de la calidad del servicio, sobre todo de la seguridad en la travesía».

Como sucede con los traficantes de droga, también las mafias de la inmigración cuentan con ojeadores tanto en las costas marroquíes y de Ceuta como en las españolas que informan de los movimientos de las patrulleras, para que se pueda elegir el mejor momento para zarpar. Incluso se ha detectado que hay líneas regulares de autobuses que viajan a Francia que completan sus asientos con los inmigrantes irregulares llegados a España. «La mayoría de los inmigrantes iregulares no se quiere quedar aquí», insisten las fuentes.

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