Los cara a cara de Solchaga en las portadas de ABC

Sus notas en «Las cosas como son. Diario de un político socialista (1980-1994)» (Galaxia Gutenberg) reflejan su preocupación por las noticias publicadas en prensa mientras fue ministro en los Gobiernos de Felipe González

Detalle de una portada sobre Solchaga de ABC ABC
Marisa Gallero

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«¡La de Cervantes por Dios! ¡Pobre Cervantes!», exclama Carlos Solchaga cuando le recuerdo la portada de ABC del miércoles 22 de febrero de 1989 titulada: «Con Solchaga, Cervantes no hubiera podido publicar la segunda parte del Quijote ». Más allá de esta anécdota, una de las obsesiones del exministro socialista era comentar en su diario las noticias que le afectaban directamente. «Demostraba mi convicción absoluta de que la política no es lo que es, sino lo que se percibe. Y, por tanto, era crucial tener una bitácora, un cuadro de mandos, para saber cómo te percibía la gente. Observarás, que no es lo bueno que dicen de mí lo que señalo en el libro, sino todo. Bueno o malo».

Analizaba el impacto de sus declaraciones, como unas jornadas del Herald Tribune que «arman mucho ruido y producen en las filas del PSOE y UGT gran insatisfacción», donde conscientemente dejó en evidencia la promesa socialista de que se crearían 800.000 puestos de trabajo. «Todo el mundo venía especulando sobre la imposibilidad de cumplir nuestra previsión electoral . Mi propósito era liberar de esa estúpida e innecesaria carga al Gobierno».

ABC

28 de enero de 1987

«Redondo contra Solchaga» en la portada de ABC con la foto de Felipe González entre nosotros dos. El ministro portavoz, Javier Solana, declara que el presidente del Gobierno me respalda. También Manuel Chaves considera exageradas las críticas de Nicolás Redondo (sirve de poco ahora).

Más que un acto de vanidad, que también —«En un artículo de Diario 16 titulado “El ministro revelación”, José Luis Gutiérrez me alaba y apoya la política de reconversión… Agradezco estas consideraciones, que compensan la sensación de soledad y de incomprensión que a veces me invade »—, sus reflexiones estaban enmarcadas en interpretar por dónde se movía el cuarto poder. «La prensa era un gran configurador de opinión. Tenía un papel transcendental en aquella época, mucho más que ahora. Recuerdo cuando me decían: “No, pero la televisión la ven mucha más gente”. Sí, pero cualquier telediario se hace por gente que lee los periódicos. Y no pueden editorializar todos los días, sino que cogen ideas razonables de la prensa».

ABC

4 de diciembre de 1986

Con las fotografías de Alfonso Guerra y mía, ABC publica una portada con el título: «Guerra contra Solchaga». Relata el hecho cierto de que, contra la costumbre que había introducido el vicepresidente de anunciar los nombramientos que iban al Consejo de Ministros en la reunión de subsecretarios que él presidía, como comenté hace unos días, yo me negué a hacerlo así y llevé los nombramientos directamente al Consejo de Ministros. He presentado hoy los Presupuestos en el Senado. Me esfuerzo por demostrar que el análisis pesimista de la situación económica hecho por Cuevas recientemente no tiene fundamento y que nos encontramos en plena expansión.

Solchaga estaba pendiente de editoriales críticos con la política industrial, si era el peor ministro valorado del primer Gobierno de Felipe González o los cara a cara que mantuvo con Alfonso Guerra o Nicolás Redondo reflejados en distintas portadas de ABC. «Esas múltiples portadas indicaban la falta de dialéctica entre Gobierno y oposición. Nuestra mayoría fue tan aplastante durante tantos años , que al final la gente necesitaba confrontación. La que no encontraba en la oposición política, la buscaba en el seno de la familia socialista. Era más relevante si se inclinaba la carga ideológica a la izquierda o a la derecha dentro del PSOE. Y se exageraba el énfasis en las discrepancias internas», explica el exministro.

Razonaba en sus apuntes la filtración de una dimisión entregada por carta a González que nunca se materializó en febrero de 1984, quién desmintió al diario Las Provincias cuando tenía parte de razón. «Yo también lo niego, mintiendo a medias. Sin embargo, los rumores siguen y se extienden por todo el país. ¿Debería haber dimitido? Siento un gran desasosiego ante la idea de no haberme mantenido firme hasta el final», escribe.

ABC

22 de febrero de 1989

En medio de todo este lío, ABC me hace compartir su portada nada menos que con Miguel de Cervantes. Se inventan que quiero prohibir a los escritores el uso de su ingenio y de su pluma después de cumplida la edad de jubilación. ¿Será posible tamaña insensatez?

En los últimos años que se suceden los escándalos sigue el «vuelo de los buitres» al olor de la corrupción. Durante la interpelación sobre Ibercorp en el pleno del Congreso de marzo de 1992 cita la información de ABC sobre su próximo relevo al frente de Economía. «Hasta hacen un editorial a mi favor: «Solchaga: operación Abraham». Pero Isaac salvó finalmente el pellejo . Quizás lo olviden». Una de El Mundo sobre el caso Mariano Rubio como «el asunto Solchaga». «Siguen buscando mi cabeza por todos los lados posibles». O la última de ABC en mayo de 1994 cuando se despide de la política en un editorial titulado «La marcha de Solchaga», donde «acaba alabándome (mejor parlamentario del PSOE, discurso memorable sobre el estado de la nación, amueblamiento intelectual…)».

«Los editoriales de los grandes periódicos tenían una influencia en la configuración de la estrategia de los partidos parlamentarios muy grande. Seguir la prensa de cerca era más para descubrir el grado de aceptación de lo que hacía el Gobierno y una forma de intuir por dónde se estaba configurando las nuevas estrategias dentro y fuera del partido», revela Solchaga en su despacho de asesoría financiera.

ABC

10 de marzo de 1994

Con nuestras respectivas fotos, ABC titula la portada «Almunia, Solchaga y Rubalcaba controlarán un PSOE hecho a la medida de Felipe González». Se supone que eso será después del próximo congreso del partido.

Así año tras año, como algo cotidiano, apunta quiénes le señalan, cómo se las gastaba Aurora Pavón, seudónimo del periodista Pablo Sebastián: «Anuncia mi ocaso. Según él, he acariciado la idea de llegar a ser presidente del Gobierno. Y no solo eso, dice que voy por libre y que incluso le presento los Presupuestos al Rey antes que al Gobierno. ¡Será mentecato!». Los «cantos de sirena» de Pedro J. Ramírez —«me dedica un artículo en El Mundo del que no entiendo una palabra»— o el desaparecido Francisco Umbral. Un comunicado de Ferraz sobre una reunión entre Txiki Benegas, Alfonso Guerra con Mario Conde, donde se pregunta irónicamente: «¿Alguien puede imaginarse a estos tres hablando de economía?». O si Luis María Anson le reprochó a Victoria Prego haber caído en sus «redes de embaucador».

«Difícilmente tuve problemas con periodistas, porque nunca descolgué el teléfono para llamar a un director de periódico para decir: “¡Oye, que estás diciendo de mí!”», recalca Solchaga ante la puesta de largo de sus diarios políticos.

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