«El agente oscuro»: el contraespionaje español a Marruecos

Un exconfidente del CNI narra su infiltración en la Inteligencia de Rabat desplegada en Madrid

Frontera entre España en Melilla y Marruecos IGNACIO GIL

Esta funcionalidad es sólo para registrados

«La relación del servicio de inteligencia con el agente oscuro no ha de dejar pistas ni testigos y, por eso, entre otras cosas, la entrega de sobres con dinero se hace siempre en un lugar público y bajo la mesa». Sin nombre, y con los de «ciertos protagonistas, las fechas exactas de los hechos y los escenarios espaciales intencionadamente omitidos o alterados», uno de los muchos confidentes que lo han sido del CNI, identificado (también falsamente) como Tundra revela en «El agente oscuro. Memorias de un espía infiltrado por el CNI » (Ed. Galaxia Gutenberg) el proceloso universo de sombras en el que se desenvuelven los servicios secretos españoles y los de otros países en España, particularmente los marroquíes. En ellos y en las «cloacas de la diplomacia» se introdujo el autor anónimo como topo en su última etapa, tras haberse metido antes en la piel de un converso para penetrar en las mezquitas salafistas y aún previamente en los inquietantes círculos de extrema izquierda, para lo que fue reclutado por el antiguo CESID en los años 80.

A imagen de David R. Vidal, que trabajó para La Casa más de una década, y de Mikel Lejarza, «El lobo» que se introdujo en ETA, este libro es la narración de una vida en B -oculta a todos, incluida la esposa- que ha transitado entre lo legal «y las acciones más ajenas a la ley, las que bordean la ilegalidad hasta sus más recónditos límites». Desarrolladas además sin ser funcionario, pagado con «billetes de cien» procedentes de los fondos reservados, sin vínculo escrito alguno con los sucesivos centros de Inteligencia, a riesgo, por tanto, de que su misión acabara «en los periódicos o en los despachos de la Policía», momento en que nadie respondería por él. Entradas silenciosas en viviendas sin orden judicial alguna, copias exprés de discos duros con pendrives trucados, violación de correspondencia sustraída de buzones, instalación de micrófonos «en importantes despachos» de embajadas, alguno de los cuales, se sugiere, «debe funcionar todavía».

Precisa el autor que jamás le propusieron «nada abiertamente indecente o criminal», aunque en todo momento se tiene la sensación de que «sólo cuenta una mínima parte de lo que ha vivido como infiltrado». Así lo certifica Ignacio Cembrero , el periodista imprescindible del Marruecos que se ve y del que no se ve, que ejerce de prologuista a lo largo de treinta y una páginas, que constituyen en sí un tratado incómodo de los usos y abusos de las inteligencias española y marroquí, con mención especial a la Dirección General de Estudios y Documentación (DGED) del país vecino, consagrada a controlar la actividad de cuatro millones de marroquíes en el extranjero. Pero cuyas actividades asegura Cembrero que «también afectan a españoles a los que el Makhzen (el entorno de Mohamed VI) considera "antimarroquíes"».

En la que es sin duda la parte más grave del libro, el escritor hace un dibujo muy duro de los manejos de esa agencia, de la que narra proposiciones que -dice- encajaban «perfectamente en la corriente de corrupción absoluta que empapa cada rincón de la Administración del vecino Reino de Marruecos ». Detalla también hasta qué punto el contraespionaje del CNI sabe todo de quienes trabajan para ese servicio dentro de España, con fichas exhaustivas de cada agente en las que figuran sus familias, su vida privada, los amigos, las orientaciones íntimas...

La salida a la luz de estas injerencias, hasta ahora inéditas, podría perjudicar a las relaciones entre ambas inteligencias. Y quizás al propio autor, que se sabe reconocible a través de su narración, y que no en vano deja caer en sus páginas que siempre supo protegerse y que guarda secretos oficiales. «Cientos de hojas», dice.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación