Santi Potros, el pasado mes de diciembre, tras ser liberado por una decisión de la Audiencia Nacional luego revocada
Santi Potros, el pasado mes de diciembre, tras ser liberado por una decisión de la Audiencia Nacional luego revocada - efe
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Santi Potros, en el banquillo de los acusados por un atentado frustrado

El exdirigente etarra declara este lunes por un atentado que ordenó y no se pudo cometer porque los encargados de accionar el mando se quedaron dormidos

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El histórico dirigente etarra Santiago Arrospide, alias Santi Potros, se enfrenta este lunes en la Audiencia Nacional al que será el penúltimo juicio de su dilatada trayectoria criminal, que incluye el haber ordenado el atentado de Hipercor en el que murieron 21 personas. El terrorista se enfrenta a 14 años de cárcel por el atentado frustrado con coche-bomba contra el exfiscal general del Estado Luis Antonio Burón Barba en 1986 en Madrid. El destino –que en esta ocasión jugó a favor de la víctima– quiso que los etarras que tenían que accionar el mando a distancia se quedaran dormidos, lo que salvó a Burón de una muerte segura.

Potros vuelve a sentarse así en el banquillo de los acusados tras gozar de un periodo de libertad de cuarenta días gracias a la decisión de tres magistrados de la Audiencia Nacional que hicieron una interpretación errónea de la acumulación de condenas de etarras.

El Supremo revocó aquella decisión, y en el caso de Santi Potros el criminal volvió a la cárcel tras una detención fulminante por parte de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. No hubo la misma suerte con Alberto Plazaola, que en marzo logró fugarse entre una turba proetarra tras filtrarse el fallo del Alto Tribunal que le ordenaba volver a prisión. Desde entonces nada se sabe de él.

El fiscal acusa a Santi Potros de haber entregado en 1986 a los etarras Antonio Troitiño, Ignacio de Juana Chaos, Idoya López Riaño (La Tigresa) y Juan Manuel Soares Gamboa una hoja manuscrita en la que les ordenaba matar al entonces fiscal general y les detallaba su domicilio y horarios. Los etarras decidieron atentar contra Burón Barba desde un vehículo pertrechado con tubos lanzagranadas que explotarían al paso del vehículo oficial.

Durante siete días de abril de ese año los cuatro terroristas vigilaron a su objetivo y anotaron las coincidencias entre la información que les había suministrado Santi Potros, entonces jefe del aparato militar de ETA, y la realidad de los movimientos del fiscal general del Estado.

El día programado, 8 de mayo de 1986, a primera hora de la mañana Gamboa y Troitiño colocaron el coche con los explosivos en la madrileña calle Vallehermoso con Cea Bermúdez, por donde iba a pasar el vehículo oficial. López Riaño, que vivía con De Juana Chaos en un piso en la calle Carranza, era la encargada de hacer estallar los lanzagranadas a las nueve y media al paso del coche. Sin embargo, esa mañana ambos se quedaron dormidos y no llegaron a cometer el atentado, por lo que sus compañeros de «comando», Antonio Troitiño y Gamboa, acudieron al piso que ocupaban y les reprendieron por su comportamiento. Los cuatro decidieron entonces atentar ese mismo día contra el entonces presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Antonio Hernández Gil, pero la improvisación lo hizo imposible.

Santi Potros todavía tiene pendiente otro juicio: el de la muerte con coche-bomba de Juan Fructuoso Gómez en 1987 en Barcelona. En este atentado resultaron heridos dos guardias civiles y otras cinco personas.

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