Urrusolo, a su llegada a Barajas tras ser entregado por Francia
Urrusolo, a su llegada a Barajas tras ser entregado por Francia - abc
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El etarra Urrusolo, ante la oportunidad de colaborar con la Justicia

El antiguo etarra del «comando Madrid» declara el jueves como testigo en el juicio contra su compañero Narváez Goñi, acusado de asesinar a dos policías

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El antiguo pistolero del «comando Madrid» José Luis Urrusolo Sistiaga, «Langile», expulsado de ETA y acogido a la «vía Nanclares», declarará el próximo jueves como testigo en el juicio contra Juan Jesús Narváez Goñi, a quien se acusa de haber asesinado a dos policías cuando ambos integraban el «comando Ekaitz». Urrusolo ya fue condenado por estos hechos.

La Sección Tercera de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional ha aceptado esta petición para que testifique Urrusulo formulada por la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT). Desde este colectivo afirman que el objetivo principal es esclarecer el atentado que el 13 de diciembre de 1991 acabó con la vida de dos personas en Barcelona, pero no obvian que de forma indirecta también servirá para calibrar el grado de arrepentimiento de Urrusolo.

Este terrorista declarará como testigo en el juicio. A diferencia de los procesados, los testigos no pueden mentir en sus declaraciones, aunque en muchos casos los etarras se niegan a declarar o aseguran no recordar a sus compañeros.

Urrusolo Sistiaga cumpliría su condena el 7 de diciembre de 2042. De 55 años de edad, permanece preso desde 1997 por varios asesinatos y los secuestros de los empresarios Emiliano Revilla y Diego Prado de Colón. Fue responsable del «comando Madrid» en los «años de plomo». Tras su sanguinario historial, hace años se desmarcó de la estrategia terrorista y ETA le expulsó. Ello le ha permitido disfrutar de permisos extraordinarios de salida de prisión.

En el mes de junio del año pasado, la Audiencia Nacional le concedió un permiso de salida de seis días y reconocía «la dificultad de la postura mantenida por el penado (haber roto con ETA), en un entorno hostil, lo que positiviza aún más su posición». El auto destacaba su «evolución positiva» en prisión, donde tiene un trabajo en la biblioteca, participa en un taller de escritura y ha llegado a «impartir clases a sus compañeros sobre programas de ordenador».

Colaborar con la Justicia, asunto pendiente

Ha rechazado la violencia «de forma expresa y pública» y ha reconocido el daño causado. Sin embargo, para acceder a beneficios penitenciarios, la legislación obliga a colaborar con la Justicia para el esclarecimiento de atentados aún sin resolver, o para debilitar, en este caso, a ETA. Urrusolo tiene, pues, a partir de este jueves la oportunidad de ofrecer esta cooperación aportando pruebas concluyentes contra su copmpañero de «comando».

El etarra Juan Jesús Narváez Goñi se sentará el jueves en el banquillo de la Audiencia Nacional como acusado del asesinato a bocajarro de dos policías nacionales, uno de ellos funcionario en prácticas, que se encontraban en un comercio de Barcelona el 13 de diciembre de 1991, poco antes de la celebración de los Juegos Olímpicos.

La Fiscalía solicita para Narváez Goñi, que fue detenido en México tras permanecer 22 años huido, una pena de 60 años de cárcel por dos presuntos delitos de atentado terrorista y a indemnizar a los herederos de las víctimas con 300.000 euros por cada una de ellas.

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