Arantza Zulueta, en el momento de su detención por la Guardia Civil
Arantza Zulueta, en el momento de su detención por la Guardia Civil - efe
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Pero... ¿Arantza Zulueta tiene amigos?

Individuos denuncian el «aislamiento»que sufre en prisión la jefe de «makos» de ETA, que en su día avaló las torturas a Ortega Lara «enterrado en vida» durante 532 días

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Un autodenominado grupo de «amigas y amigos» de Arantza Zulueta, a punto de cumplir un año en prisión acusada de ser cabecilla del «frente de prisiones» de ETA, acaba de denunciar que sufre una «situación de aislamiento» en la cárcel.

En un comunicado recuerdan que el próximo 8 de enero se cumple un año de que la abogada de ETA fuera detenida junto a otros seis individuos, entre ellos el también letrado Jon Enparantza. Se quejan estos amigos y amigas» de que tanto Zulueta como Enparantza atraviesan una situación «muy dura» ya que «llevan soportando un año de aislamiento total».

Además, consideran que «la decisión de mantener en régimen de aislamiento a Jon Enparantza y a Arantza Zulueta no es más que una venganza del Gobierno español.

Un ensañamiento que no tiene más nombre que el de tortura». Zulueta avaló el secuestro del funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, que permaneción 532 días completamente aislado, bajo tierra. Un aislamiento solo interrumpido por la mala compañía de sus carceleros, entre ellos Bolinaga, que abrían la tapa del agujero solo para amenazarle y jactarse de su situación inhumana.

Los autodenominados «amigos» de la abogada de ETA exigen el «fin del régimen de aislamiento al que se está sometiendo a Arantza y a Jon Enparantza, así como la inmediata liberación, y sin ningún tipo de condiciones, de todas las personas» que fueron detenidas con ellos.

Alivio tras su captura

La detención de «Zulu-ETA», como se le conoce desde hace tiempo a la siniestra letrada en medios de la lucha antiterrorista, fue bien acogida, no solo en el conjunto de la sociedad, sino también entre los dirigentes de Bildu-Sortu y los propios presos de la banda terrorista. Era ella quien transmitía las consignas a los reclusos para que mantuvieran la disciplina y no buscaran salidas personales. Y en sus órdenes iba más lejos aún que los propios dirigentes de ETA.

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