Baleares dice «no» al pancatalanismo

Los intentos de contagiar el «procés» al archipiélago han propiciado el nacimiento de muchas entidades críticas con el Gobierno presidido por Francina Armengol, en especial en los últimos dos años

Concentración en Palma en 2016 para evitar el derribo del monumento por las víctimas del crucero «Baleares» ABC

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A lo largo de los dos últimos años, han nacido en Baleares diversas entidades cívicas que comparten su rechazo al pancatalanismo, que, a su juicio, se habría promovido o desarrollado esencialmente en esta última legislatura desde diversas instancias culturales y políticas de la comunidad. En ese sentido, una de las principales preocupaciones de las citadas entidades es que e l denominado «procés» de Cataluña pueda acabar extendiéndose algún día también al archipiélago . A esa inquietud esencial se sumarían otras, expresadas por ciudadanos anónimos.

«Me preocupa que se use la educación para adoctrinar en el odio. La política nunca debe estar presente en las aulas», explica Sergio Bota, estudiante universitario de 21 años. Por su parte, Malena Grúa, autónoma de 60 años, considera que el Ejecutivo que ha presidido la socialista Francina Armengol «lo único que ha hecho ha sido imponer el catalán y no proteger nuestras tradiciones». Esas y otras críticas han sido recogidas por entidades como Mos Movem, Convivencia Balear, Foro Baleares, Societat Civil Balear, Fundació Jaume III, PLIS Educación, Grupo d’Acció Balear o la ya extinta Círculo Balear. Por separado o de manera conjunta, han venido denunciando l a discriminación del castellano, el adoctrinamiento en los colegios, el apoyo de partidos como MÉS al referéndum ilegal de Cataluña o la aprobación del decreto que regula el conocimiento de catalán que deben tener los médicos que desean trabajar en la sanidad pública.

La principal diferencia entre las pasadas legislaturas y la más reciente es que el Ejecutivo presidido por Armengol ha priorizado las medidas legislativas en favor del catalán, en parte por la presión de su socio de gobierno, el partido ecosoberanista MÉS por Mallorca. Los otros dos apoyos parlamentarios de Armengol, MÉS por Menorca y Podemos, han avalado también esa línea. En ese contexto, la portavoz del Gobierno regional, Pilar Costa, considera que «no existe tensión política en Baleares» y afirma que «las preocupaciones de la ciudadanía» están centradas sobre todo en «cuestiones económicas y laborales».

Sociedad civil

La movilización de la sociedad civil se ha producido también en otros ámbitos. Así, la plataforma vecinal palmesana «Salvemos Sa Feixina» ha evitado que se haga realidad el propósito inicial del tripartito que gobierna hoy en el Ayuntamiento de Palma de derribar el monumento dedicado a las víctimas del crucero «Baleares» . Este monolito fue erigido en 1948 en el Parque de Sa Feixina y sufragado por suscripción popular. Se levantó en memoria de los 788 marineros que murieron a bordo del «Baleares», torpedeado el 6 de marzo de 1938 . Para el actual alcalde, el ecosoberanista Antoni Noguera, se trataría de un memorial «fascista», de ahí el propósito del PSOE, MÉS y Podemos de derribarlo.

El proyecto de demolición se encuentra hoy paralizado, gracias a los recursos presentados ante los tribunales por «Salvemos Sa Feixina». El coordinador de dicha plataforma y también presidente de Societat Civil Balear, Tomeu Berga, explica que su deseo es que el monolito «sea catalogado por un juez», lo que garantizaría «su protección de manera permanente». Para Berga, lo ocurrido demostraría «la fuerza que tienen los ciudadanos cuando se organizan». Por último, recuerda que hace nueve años, con la socialista Aina Calvo como alcaldesa, la situación era distinta, pues se acordó conservar el monolito, eliminar los elementos franquistas y colocar una placa contextualizadora.

Un hecho que quizás debería tranquilizar a las entidades constitucionalistas es que en los últimos años ha ido decreciendo el número de participantes en la tradicional manifestación independentista que se celebra cada 30 de diciembre en la capital balear. En la última, participaron algo menos de 2.000 personas, entre ellas diferentes líderes soberanistas catalanes e isleños, como el presidente de la Obra Cultural Balear (OCB), Josep de Luis. La OCB, creada en 1962, forma parte de la Federación Llull, conformada también por Acció Cultural del País Valencià y por Òmnium Cultural. Para De Luis, «hay hoy un clima de gran tensión política», que atribuye a «una pérdida de calidad democrática en España». A su juicio, sería necesario «recuperar entre todos el diálogo y el consenso».

Una de las actuaciones más recientes de la OCB ha sido su apoyo a las consultas simbólicas que se han celebrado en 12 municipios de Mallorca para elegir entre monarquía o república. Un total de 3.191 personas votaron por la república, es decir, el 94,7 por cien de quienes participaron. Ese total representa el 0,4 por cien de la población balear con derecho a voto. La actual presidenta de Mos Movem, María José García, ve paralelismos entre la situación política que se vivía hace una década en Cataluña y la que se vive ahora en Baleares. «Se sigue la misma hoja de ruta, con el objetivo de llegar a crear algún día los Países Catalanes», recalca. García añade que desde que la sociedad civil isleña empezó a movilizarse contra el pancatalanismo, este se ha parado un poco. «Espero que no sea solo momentáneamente», concluye.

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