Un Partido Republicano roto ya teme hasta perder el Congreso

Guerra abierta entre Trump y la dirección, que intenta salvar el legislativo del desastre

CORRESPONSAL EN WASHINGTON Actualizado: Guardar
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Ha cundido el pánico en el Partido Republicano. El efecto Trump, que hoy parece más el defecto Trump, amenaza con llevarse por delante el partido y hasta la hegemonía republicana en el Senado y la Cámara de Representantes. Hay riesgo máximo de inundaciones, y la dirección ha empezado a construir diques de contención. Las primeras encuestas tras el escándalo del vídeo obsceno de Trump han abierto la mayor brecha con Hillary Clinton desde que comenzó la campaña. Más de diez puntos de diferencia, que, sumados al goteo de fugas de decenas de cargos republicanos, empiezan a transmitir un mensaje de sálvese quien pueda dentro de un partido descoyuntado. El anuncio del influyente Paul Ryan, «speaker» del Congreso, de que no hará campaña con el magnate

, ha abierto una guerra sin precedentes, que encabeza el candidato republicano al grito de «me han quitado las cadenas». En la práctica, Trump se ha convertido ya en un candidato independiente.

Sea cual sea el ángulo, la lectura de la situación corta la respiración en los cuarteles generales republicanos. A cuatro semanas del «Election Day», la rival Hillary Clinton, la candidata más asequible en muchos años, logra la mayor diferencia entre aspirantes de los pasados procesos. Favorecida por el último escándalo de Trump, que condicionó el último debate pese a que el magnate logrará aparentemente frenar su caída, la demócrata obtiene mayor apoyo porcentual que el que registraba en este momento Obama en sus procesos electorales. Las últimas encuestas, publicadas ayer por «The Wall Street Journal» y de «The Atlantic» elevan la distancia a 9 y 11 puntos porcentuales, respectivamente.

Soltar lastre

La situación ha llevado a la dirección republicana a intentar soltar lastre. Primero, decidió desviar a la campaña de los aspirantes al Congreso, fondos previstos para Trump. El presidente del partido, Reince Priebus, proclamaba ayer, aunque con escaso altavoz, que se mantenía el respaldo al candidato. La falta de apoyo de Ryan, dando libertad de apoyar o no al magnate en cada estado, con un «que hagan lo que más les convenga», ha desquiciado al candidato republicano a la presidencia de EE.UU. Ayer, Trump lanzaba todo tipo de invectivas contra la dirección del partido desde su cuenta de Twitter. Denunciaba la falta de apoyo que recibe en comparación con «la unidad demócrata que respalda a la corrupta Hillary». Criticaba el distanciamiento de su partido pese a haber «arrasado» en el último debate. Arremetía contra la «deslealtad» de Ryan y el candidato al Senado John McCain... Pero no tenía reparos en desafiar a todos ellos con una de sus arengas: «Ellos no saben cómo ganar. Yo les enseñaré».

Donald Trump, el «outsider» que apeó del caballo a 16 aspirantes durante las primarias con el discurso más agresivo de la historia en contra del partido, cabalga ya en solitario.

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