Los candidatos republicanos a la Presidencia de los Estados Unidos (i-d) Marco Rubio, Ben Carson, Donald Trump, Ted Cruz, Jeb Bush
Los candidatos republicanos a la Presidencia de los Estados Unidos (i-d) Marco Rubio, Ben Carson, Donald Trump, Ted Cruz, Jeb Bush - EFE

Así serán las elecciones primarias en Estados Unidos en 2016

Los delegados republicanos y demócratas acudirán en julio a sus respectivas convenciones, en Ohio y Filadelfia, para nominar a su candidato a la Presidencia

Corresponsal en Washington Actualizado: Guardar
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Como cada cuatro años, los dos grandes partidos norteamericanos, el Republicano y el Demócrata, que representan al centro-derecha y el centro-izquierda del espectro ideológico del país, afrontan la elección de su candidato a competir por la Presidencia de los Estados Unidos. Un largo proceso de casi medio año en el que, mediante elecciones llamadas primarias o caucus (asambleas), según el estado en que se celebren, las bases de cada partido designan por elección indirecta a un número de delegados que acudirán a la convención del partido, de la que saldrá el nominado. La fecha de arranque cambia cada año, en esta ocasión el 1 de febrero, pero no el estado que da el pistoletazo de salida, que por tradición es Iowa.

Posteriormente, los 49 estados restantes más Puerto Rico se sumarán al proceso, hasta que cada partido haya elegido a todos sus delegados, tras la última elección, el 14 de junio en el Distrito de Columbia (ver el especial de la carrera por la Casa Blanca, fecha a fecha). Los seleccionados, que se supone respaldan al que candidato al que representan, nominarán al candidato del partido a l Presidencia en las llamadas convenciones, que son de fecha y lugar cambiante, y que en 2016 tendrán lugar en julio: del 21 al 24 en Cleveland (Ohio), la republicana; y del 25 al 28 en Filadelfia (Pennsylvania), la demócrata.

El objetivo es situar al candidato proclamado en la Casa Blanca el día de la elección: el primer martes después del segundo lunes de noviembre, que este año es el 8 de noviembre.

No siempre fue tan largo el proceso. A mediados del siglo XIX, cada partido se limitaba a elegir a su candidato en la convención, generalmente en el mes de junio. Nacidos a principios del XX, aunque consolidados tras la Segunda Guerra Mundial, los caucus y primarias fueron ampliándose en el tiempo a medida que los partidos incorporaban este tipo de elección en sus estados. Hasta los cinco meses que aproximadamente duran hoy. Aunque la ampliación del proceso ha ido adelantando también el tiempo en el que los aspirantes anuncian su participación, y con ello también el dinero necesario para financiar las campañas (un aspecto siempre controvertido), la mayoría de expertos destaca el carácter esencialmente democrático de una selección que se lleva a cabo de abajo arriba. Responde al espíritu con el que se introdujeron las primarias: dar más poder participativo al ciudadano.

Arranca Iowa o el orden sí importa

El orden de celebración de las primarias ya no es polémico porque ha sido asumido por ambos partidos que Iowa, un estado del Medio Oeste norteamericano con una población de apenas tres millones de habitantes, es el punto de arranque del proceso. El origen fue casual. En 1968, la carencia de hoteles en junio se convirtió en un quebradero de cabeza para los delegados que acudieron a la convención estatal, lo que llevó a la decisión de adelantar los caucus hasta el principio del calendario, incluso por delante de Nuevo Hampshire, que pasó a ser segunda, como sigue en la actualidad. Entonces no se era consciente de la importancia de encabezar un proceso que se ha ido haciendo más denso y complejo con el paso del tiempo. De forma que su ubicación en el inicio otorga a Iowa una importancia muy superior a la que le tocaría por número de delegados que aporta y por la población que participa. Aunque por esa misma razón, muchos de sus habitantes son consumados expertos en política, conscientes de que marcan parte del resultado del proceso. Gran parte del estado se vuelca en sus caucus y lo vive como una gran fiesta de la democracia. Y más desde que un desconocido Jimmy Carter hiciera historia en 1976, cuando su victoria en los caucus de Iowa fue decisiva para encauzar el proceso y llegar al triunfo final en la convención. Pero la historia ha acumulado más momentos decisivos en este estado. Entre los más sonados, el de 2008, cuando Barack Obama inició allí precisamente su sorprendente remontada hasta desbancar a la favorita, Hillary Clinton. Aunque ya nadie lo plantea, que tan poca población influya tanto en el proceso contrasta con el hecho de que California, el estado más poblado con 50 millones de habitantes, apenas tenga influencia alguna, al ser uno de los últimos donde se celebran primarias (este año, el 7 de junio). De hecho, la tradición dicta que para marzo o abril ya hay nominado virtual en los dos partidos, hasta ahora siempre de la convención de julio.

A Iowa y Nuevo Hampshire le siguen en el calendario Nevada y Carolina del Sur. Otro de los principios ya asumidos por ambos partidos es el equilibrio que aportan los cuatro primeros estados, que vienen a representar un reparto más o menos equitativo de Estados Unidos y sus ciudadanos, en lo regional y lo racial. Como planteó en su día el Partido Demócrata, y fue aceptado con el tiempo por el Republicano, la inclusión en el arranque del proceso de Nevada supone dar importancia a un estado del Oeste y con un mayor peso hispano, mientras que Carolina del Sur representa a los estados sureños y a la población afroamericana.

Caucus o primarias, partido o instituciones

Las elecciones se celebran mediante el proceso de caucus (asambleas) o primarias, según el método que ha ido adoptando cada partido y sus representantes en cada estado. Las diferencias son simples. Desde el punto de vista organizativo, los caucus corren a cargo de los partidos, lo que supone un mayor gasto para cada formación política. Es por eso que cualquier local particular se puede convertir en sede de una de las célebres asambleas en las que se vota por los candidatos. Mientras que en el caso de las primarias, son las instituciones, estatales y locales, las encargadas de llamar a la votación en los lugares públicos. Un ahorro para los partidos. La diferencia práctica radica en el sistema de votación. Los caucus, que incluyen intensos debates previos sobre las cualidades de cada candidato, acaban dilucidándose con votaciones abiertas y a mano alzada. Mientras que las primarias no difieren en nada de la elección presidencial o para cualquier institución legislativa. Los votantes deciden de forma secreta y mediante urna a qué candidato dan su apoyo.

Primarias abiertas y cerradas

Al igual que ocurre con la decisión de celebrar caucus o primarias, en el caso de estas últimas es también el partido en cada estado el que decide si las celebra con carácter cerrado o abierto. En las primarias cerradas, la persona registrada sólo puede votar en la elección del partido en el que está afiliada (un votante registrado como demócrata sólo puede votar en las primarias demócratas y un votante registrado como republicano, en las republicanas). Mientras que en las primarias abiertas, la persona registrada puede votar en cualquiera de las dos, con la limitación de que sólo puede hacerla en una de ellas. Normalmente, cuando un partido quiere que en su estado voten sólo los afiliados, suele optar por los caucus o asambleas, en los que es más fácil ejercer el control sobre quién vota. También puede variar quiénes son los elegidos. En las primarias directas, se vota específicamente a uno de los aspirantes a la nominación. En las indirectas, a los nombres de los delegados que lo representan.

Delegados electos y superdelegados

Aunque no existe una norma escrita, se da por hecho que los delegados elegidos votarán en la convención de julio a los candidatos a los que han representado. En la mayoría de los estados no se aplica el sistema mayoritario (todo para el ganador), según el cual la lista más votada se lleva todo el cupo de delegados que se atribuyen a cada estado para la convención. El Partido Demócrata abre la puerta a que el candidato que alcance el 15% del apoyo estará representado proporcionalmente en la convención. En el caso del Partido Republicano, el mínimo requerido es del 20% (por ejemplo, si un candidato obtiene un 60% del voto, otro el 30% y otro el 10%, los dos primeros se repartirán proporcionalmente el cupo de delegados). El cupo de delegados que aporta cada estado varía cada cuatro años en función de la proporción de votos al partido en las últimas tres elecciones presidenciales y el número de electores inscritos en el censo electoral. Además de los delegados, existen los superdelegados, quienes no acuden a la convención sin su voto comprometido. Son cargos de partido o cargos electos en instituciones.

2016: Partidos y número de delegados

Algunas de las opciones apuntadas anteriormente, como los porcentajes mínimos para que un candidato no ganador pueda sumar delegados para la convención, se han ido incorporando en los últimos procesos. Se trata de un sistema ya consolidado y estable en lo esencial, pero que se va adaptando al paso del tiempo. Para cada proceso, los órganos de cada formación, el Comité Nacional Demócrata y el Comité Nacional Republicano, van introduciendo variaciones, que les diferencian entre sí en pequeños detalles. Por ejemplo, el número de delegados. Para que un aspirante se convierta oficialmente en candidato de ese partido a la Presidencia de Estados Unidos, necesitará el apoyo de la mitad más uno de los miembros de la convención. La reunión demócrata de julio contará con un total de 4.764 delegados (de todos los estados) por lo que el aspirante o precandidato que se haya asegurado 2.383 durante el proceso de primarias logrará la nominación virtual, a la espera de que sea proclamado en la reunión de Filadelfia. En la convención republicana de Cleveland, se reunirán 2.470 delegados, lo que hará necesario sumar el apoyo de 1.236 a quien pretenda hacerse con la nominación.

En los últimos procesos se ha consolidado la idea en ambos partidos de que es muy difícil que antes de la convención un aspirante no haya sumado ya la mitad más uno. De hecho, el cálculo resultado de cruzar el calendario con el número de delegados que aporta cada estado apunta a que lo normal es que alguno de los precandidatos haya llegado a esa mitad más uno cuando se haya elegido el 75% del total. Si lo aplicamos a 2016, este año esa fecha será el 26 de abril. Bien es cierto que al menos en el caso de los republicanos, nunca en la historia había habido tantos aspirantes ni la pugna había estado tan abierta. Lo que lleva a algunos a pensar que el resultado se puede mantener abierto hasta la propia votación en la convención. Un arma de doble filo: convierte la lucha en más pura, pero también transmite una imagen de división de y lucha fratricida que no gusta a los partidos.

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