Un oficial de policiía vigila durante la celebración del 4 de julio, en 2015, en la ciudad de Nueva York
Un oficial de policiía vigila durante la celebración del 4 de julio, en 2015, en la ciudad de Nueva York - REUTERS

Al Qaida amenaza con atacar antes de las elecciones de EE.UU.

Los servicios de inteligencia habrían recibido información de posibles ataques yihadistas en los estados de Nueva York, Texas y Virginia

CORRESPONSAL EN WASHINGTON Actualizado: Guardar
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Es la gran inquietud de los servicios secretos, que siempre ha marcado los prolegómenos de las últimas elecciones presidenciales. El temor a un gran atentado terrorista que intente condicionar sus resultados. La alerta es máxima ante los días previos al Election Day, y más después de que la inteligencia estadounidense haya recibido información de posibles ataques yihadistas, al parecer de la mano de Al Qaida, en los estados de Nueva York, Texas y Virginia. Las fuentes oficiales que citó ayer la cadena de televisión CBS apuntan a que se trataría de intentos reales de atentados, que se habrían planificado días atrás en los tres estados y que señalarían al lunes como el día más probable, aunque ninguna de las fuentes oficiales consultadas confirmaron abiertamente esa posibilidad.

El FBI, que no quiso avalar ni desmentir la información, se limitó a asegurar que «las unidades contraterroristas y de seguridad interior están vigilantes y bien equipadas para defenderse de cualquier ataque». Y añadió que trabaja en coordinación con otros servicios de seguridad y de inteligencia y con las policías locales.

Pero no es la única amenaza. Las autoridades se mantienen también en alerta desde sus divisiones cibernéticas, con el fin de aplacar cualquier intento de los hackers de condicionar el resultado final de la elección. Estamos en la recta final de un proceso en el que la presencia activa de piratas informáticos, vinculados al Gobierno de Putin, según los servicios de inteligencia estadounidenses, ha condicionado la información que se facilitaba en plena campaña. Con el robo informático en los ordenadores del Partido Demócrata, primero, y con su posterior difusión por el controvertido sitio web WikiLeaks, después.

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