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El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, el pasado 4 de nopviembre en Hershey, Pennsylvania, durante un acto de campaña - AFP

¿Podrá cumplir Donald Trump todas sus promesas?

Al presidente electo no se le permitirá hacer todo lo que quiera; para hacer realidad sus ideas deberá contar con el apoyo del Congreso

MADRID Actualizado: Guardar
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«Make America Great Again» («Hacer a Estados Unidos grande de nuevo»). Ha sido el eslogan del antes candidato a la Casa Blanca y ahora presidente electo, Donald Trump. Con la intención de convertirlo en una realidad, ha hecho numerosas propuestas a lo largo de su polémica campaña. Muchas de ellas, promesas difíciles de cumplir: en Estados Unidos, el que una idea se lleve a cabo o no depende mucho de las instituciones que ostentan el poder, el archiconocido «establishment».

La actuación de Congreso será fundamental durante su mandato. El órgano bicameral es el depositario del poder legistativo: pueden aprobar impuestos; dar el visto bueno a las nuevas leyes o por el contrario, rechazarlas; decidir cómo gastar el dinero del que dispone el Estado.

El presidente es el que hace cumplir la Ley, ya aprobada por el Congreso. Aunque la Cámara de Representantes —que junto con el Senado constituye el Congreso— cuente ahora con una mayoría republicana, Trump no podrá hacer lo que le venga en gana. Algunas de sus propuestas serán adoptadas, otras no. Además, el presidente electo no siempre contará con el apoyo de sus propio partido: muchas las personalidades declararon durante la campaña electoral que no apoyarían a Trump en su lucha por llegar a la Casa Blanca a pesar de pertenecer a la misma formación.

El muro

«Construiré un muro magnífico —nadie puede construir muros mejor que yo, creedme— y no saldrá caro. Lo haré en la frontera sur y haré pagar a México por él. Quedaos con mis palabras», ha llegado a pronunciar Trump a lo largo de su campaña. Sin duda, una de sus ideas más controvertidas. Pero, ¿sería posible lograrlo?

Para hacer esto, el mandatario electo tendría que trabajar con dos gobiernos: el de mexicano y el suyo. Para empezar, el dirigente azteca, Enrique Peña Nieto, se ha negado a poner dinero para el proyecto. Así que Trump debería persuadir al Congreso para que destine dinero al proyecto: decenas de miles de millones de dólares, según afirma el diario «The Washington Post».

Además, el magnate también tendría que superar grandes obstáculos ambientales y de ingeniería; batallar contra terratenientes y luchar contra los enormes retos geológicos de la frontera. Es la razón por la que algunos congresistas republicanos han propuesto limitarse a ampliar el muro que ya existe y que marca la frontera ente los dos países.

Deportaciones masivas

Trump también se ha comprometido a deportar a los inmigrantes ilegales que hayan cometido delitos de forma masiva: cerca de 820.000. Para cumplir con su palabra, ha prometido triplicar el número de agentes de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Un gasto que habría que ver si el Congreso está dispuesto a asumir.

También existe el temor a que acabe con el programa que implantó su predecesor, Barack Obama, y que da protección temporal a los cientos de miles de niños que llegan a Estados Unidos: DACA («Deferred Action for Childhood Arrivals», «Acción para los Nños Recién Llegados»). Un plan que la contrincante del multimillonario estadounidense, Hillary Clinton, había prometido defender.

Musulmanes y refugiados sirios

Otra de sus promesas estrella ha sido la de « bloquear completa o parcialmente la entrada de musulmanes en Estados Unidos». Algo que incluye a los refugiados que vienen de Siria, sospechosos de colaborar con el grupo terrorista Daesh. Es una medida sin precedentes en el país y, para hacerla realidad, lo primero que habría que hacer es recurrir al Departamento de Seguridad Nacional para diseñar un test para descubrir si «albergan odio en su corazón». Sería la forma de certificar que puedes convertirte en refugiado o asilado en un país en el que una mayoría musulmana constituiría una «amenaza».

Sin embargo, su discurso con respecto a este tema se ha suavizado hasta tal punto que la propuesta ya no figura en su página web.

«Waterboarding»

« Waterboarding» es una forma de tortura aplicada en cárceles de diversos países como mecanismo para lograr extraer información a los reos. Consiste en dificultar la respiración de una persona hasta que sienta que está a punto de ahogarse. Puede hacerse colocándole una bolsa de plástico en la cabeza o en maniatarlo y, con las piernas suspendidas, meterle la cabeza en un líquido.

Según el maganate norteamericano, es el método que se debería utilizar contra los militantes de Daesh. A finales de junio pidió que se volviera a permitir. Si en algún momento se le ocurre rescatarlo, necesitará que el Congreso y el Tribunal lo apruebe. Aunque contaría con muchos detractores, entre ellos, el exdirector de la CIA Michael Hayden, quien ha dicho ya varias veces que Trump «use su propio maldito cubo».

Reducción de impuestos

Trump se ha comprometido a entregar al Congreso, que es el que tiene que dar el visto bueno, un proyecto de ley para reducir los impuestos a la clase media en sus primeros cien días de Presidencia. Una iniciativa que hará crecer la economía un 4% al año y creará 25 millones de nuevos empleos, según las estimaciones de su campaña. Todo dependerá de que el órgano legislativo vea que su propuesta, una vez estudiada, sea viable.

«Obamacare»

La «Ley de Protección a Pacientes y Cuidados de Salud Asequibles» también es conocida como «Obamacare», ya que fue el todavía presidente quien la instauró. Ha sido uno de los puntos fuertes de su mandato, aunque, desde el principio, ha recibido duras críticas por parte de sus adversarios, los republicanos; que alegan que sale caro al Estado. Un paso hacia un sistema sanitario público al que ya han accedido más de 20 millones de personas. Trump, sin embargo, ha prometido derogar la ley y, además, para ello, cuenta con el apoyo de buena parte de la Cámara de Representantes y del Senado. Para eliminar los subsidios federales destinados al plan de salud, necesita 50 votos en el Senado, uno menos que la mayoría republicana que conformará el organismo.

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