Kasich, el gestor responsable

Con más experiencia que ningún otro, el gobernador de Ohio, candidato del establishment, es fiel representante de la moderación y el sentido común

CORRESPONSAL EN WASHINGTON Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Un marcador electrónico con los dígitos en tiempo real de la elevada deuda pública que arrastra Estados Unidos preside todos sus mítines. Es el mensaje simbólico que ha elegido John Kasich para transmitirle a los norteamericanos su capacidad de gestión de las cuentas públicas, de la que hace gala continuamente. Su experiencia de ocho años al frente de la comisión de presupuestos de la Cámara de Representantes, y, más recientemente, como gobernador de Ohio, uno de los estados industriales y más castigados por la crisis, que más necesitaban de un enderezamiento de la economía, le han granjeado la imagen de gestor responsable. Aunque su trayectoria le permite defenderse correctamente en todas las materias, en un contraste casi ruidoso con la ignorancia política del favorito Donald Trump, es en los debates sobre la gestión de los dineros públicos en los que se desenvuelve con la comodidad de la sabia experiencia.

John Richard Kasich (McKees Rocks, Pensilvania, 1952) es un hombre nacido para el servicio público, entendido en el más puro y esencial de los sentidos, ahora que la imagen de la política pasa por el implacable filtro de una opinión pública desencantada. El político establecido en Cleveland busca aplicar cada día la máxima que le inculcó su padre, lechero de profesión: «Johnny, allá donde vayas, intenta dejar todo mejor de como lo has encontrado». Los días previos a su brillante triunfo de las primarias de Ohio la noche del martes, que le convierten en uno de los pocos que han logrado derrotar a Trump en unas elecciones de enjundia, reiteró una y otra vez los logros de los que presume en un estado difícil, de los llamados swing por no ser marcadamente republicanos o demócratas y decantarse por uno u otro partido en función de cada elección y cada candidato. Reelegido gobernador en 2014, sus seis años al frente del estado le han permitido impulsar la economía y la creación de empleo, algo que los votantes republicanos le han devuelto con el premio de una victoria que le permite seguir en la carrera republicana.

Su evolución en la carrera presidencial responde a una marcada forma de ser. Como él mismo reconoce, comenzó trabajando «desde la sombra», en su condición de candidato menos conocido, sin hacer ruido en los debates con más encontronazos, en los que Trump, Rubio y Cruz se llevaban los titulares. Pero, paso a paso, su moderación, su sentido común y su talante de político posibilista y dialogante han encontrado el acomodo necesario para colarse entre los tres finalistas.

A lo largo de la campaña, se le suele ver rodeado de su segunda mujer, Karen, quien interviene generalmente para presentarle en los mítines. A ellos se suman de vez en cuando sus dos hijas, Emma y Reese.

Contra lo que suele ser habitual, Kasich se convirtió del catolicismo a la iglesia anglicana.

Ver los comentarios