Donald Trump, el candidato republicano menos querido por las mujeres de los últimos 60 años

La mayoría de las encuestas apuntan a que menos de un 38% de los votantes femeninos apoyan al multimillonario, una cifra histórica

Madrid Actualizado: Guardar
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Desde las convenciones republicanas y demócratas no hay encuesta en Estados Unidos que no dé una victoria holgada a Hillary Clinton frente a Donald Trump. La retórica populista y sexista del empresario ha erosionado seriamente la imagen de su partido, especialmente frente al electorado femenino, favorable a los demócratas desde la década de los noventa y que representa el 53% de los votantes en Estados Unidos.

El Partido Republicano no gana el voto femenino desde las elecciones presidenciales de 1988, cuando salió elegido George H.W. Bush, y el largo historial del magnate en comentarios despectivos hacia la mujer no facilita un cambio de tendencia. No solo eso, el escaso apoyo femenino a los republicanos podría batir un récord este año.

Según una encuesta de Gallup, el menor apoyo femenino registrado a los republicanos se dio en el año 1964, cuando solo el 38% de mujeres votó a favor del candidato Goldwater, que se enfrentaba al demócrata Johnson; y en 1992, cuando el mismo porcentaje se repitió para Bush padre, que salió derrotado por Bill Clinton.

Sin embargo, esta cifra podría alcanzar un nuevo récord, al menos desde que se vienen realizando estos sondeos en 1952. La encuesta del The New York Times y CBS News del pasado mes de mayo ya indicaba que solo el 36% de mujeres votaría a Trump, frente al 46% de los hombres.

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Este pobre apoyo femenino parece verse acrecentado después de las nominaciones definitivas de Trump y Clinton tras las convenciones de julio. Las últimas encuestas llevadas a cabo en agosto señalan cifras aún más bajas. El Pew Research Center registra que tan solo el 30% de las mujeres votará a Trump; el Morning Consult un 34%; Zogby Analytics un 32%; y NBC/WSJ un 37%.

Muchas mujeres están abandonando décadas de lealtad republicana a causa de los controvertidos comentarios del empresario estadounidense. Solo durante la campaña de primarias sugirió que una presentadora fue dura con él porque estaba menstruando, dijo que nadie votaría por la republicana Carly Fiorina «con esa cara», y de Hillary Clinton llegó retuitear: «Si no pudo satisfacer a su marido, ¿cómo va a satisfacer a Estados Unidos?».

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«He votado a los republicanos toda mi vida. Creo en los valores fundamentales del Partido… Y porque el Partido Republicano ha abandonado esos valores este año, esta republicana va a votar por Hillary Clinton», clamó en medio de la convención demócrata Jennifer Pierotti Lim, directora de Políticas de Salud en la Cámara de Comercio de EE.UU. y una de las cofundadoras del grupo «Republican Women for Hillary». «En la América de Donald Trump, no importa que yo sea una abogada consumada y una experta en política, solo importa lo atractiva que soy en una escala de uno a diez», aseguró.

Pero Pierotti no es la única. Destacadas mujeres republicanas del mundo de los negocios y la política han renunciado públicamente a votar a Trump. Entre ellas, la senadora Susan Collins; Sally Bradshaw, la asesora y estratega de Jeb Bush, cuando era gobernador de la Florida; así como Maria Comella, ex asesora del gobernador Chris Christie de Nueva Jersey.

«Clinton está intentando aprovechar los deslices de Trump para posicionarse como lo opuesto a él y se ha hecho dueña de la bandera defensora de las minorías, la comunidad extranjera y, sobre todo, de las mujeres», asegura Inés Royo Oyaga, investigadora en The Hispanic Council. «Podría convertirse en la primera mujer presidenta del país, algo que está estratégicamente utilizando de forma más habitual a medida que se acerca noviembre con mensajes claros como “tú puedes ser la próxima” o “rompamos el techo de cristal”».

«Uno de los grupos más fuertes que apoya a Donald Trump es el de hombres blancos sin titulación universitaria», apunta Royo, el sector que ha sido bautizado como «el voto del hombre blanco enfadado». Sin embargo, «no es un grupo lo suficientemente grande». Necesitaría llegar también a las mujeres, «quienes le darían un apoyo extra en estados decisivos como Pennsylvania u Ohio».

Mujeres blancas con educación, sector clave

Las mujeres blancas con educación universitaria podrían estar detrás de la derrota decisiva de Trump, sobre todo después de la celebración de las convenciones de ambos partidos, cuando este sector de la población, según el think tank Brookings, ha aumentado su apoyo a Clinton en detrimento de Trump.

La diferencia se aprecia en las encuestas realizadas entre ABC News y el Washington Post. Antes de las convenciones, Clinton mantuvo una ligera ventaja sobre Trump, del 45% frente al 42% de apoyo entre las mujeres blancas con un postgrado, pero su superioridad se amplió repentinamente un 57% frente al 38% después de las nominaciones. Además, habría que sumar a las mujeres hispanas que, de acuerdo a los sondeos, apoyarán mayoritariamente a Clinton.

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El voto femenino es fundamental en los Estados Unidos, ya que desde los años ochenta, la participación política femenina ha sido mayor que la masculina. En las últimas elecciones de 2012, el 63.7% de mujeres acudieron a la urnas frente al 59.8% de hombres, según datos del Center for American Women and Politics.

«Trump está muy alejado del voto femenino con o sin titulación universitaria, estadounidense o perteneciente a otras minorías, y aunque todavía quedan más de dos meses para noviembre muchos analistas no confían en que le dé tiempo a recuperarlas de aquí al día de la elección», expresa Royo.

Brecha de género en aumento

La polarización parece ser otros de los fenómenos característicos de esta campaña presidencial. Históricamente las mujeres han sido un colectivo más próximo al voto conservador. Desde 1952 hasta los noventa votaron más a los republicanos que a los demócratas, excepto en dos ocasiones: en 1964 y 1968. Sin embargo, desde 1992 el partido de Barack Obama siempre ha ganado el voto femenino.

Aunque en la década de los setenta el voto femenino y masculino para cada candidato era muy similar –según el Roper Center, en 1976 el mismo porcentaje de mujeres que de hombres votaron tanto a Carter como a Ford– desde 1980, no solo las mujeres se ha ido desplazando al ala demócrata, sino que la brecha de género se ha ido agrandando.

En general, las mujeres han sido 8 puntos porcentuales más propensas que los hombres a votar a los demócratas, según el Pew Center. Sin embargo, una encuesta realizada por este mismo centro a finales de junio señalaba un brecha de género de hasta 16 puntos a favor de Clinton, una distancia nunca alcanzada en ninguna elección presidencial.

Las mujeres, que son más y votan más que los hombres, pueden así volver a arrebatar el sueño presidencial a los republicanos, que no cumplieron su propósito recuperar la Casa Blanca tras perder en 2012 Mitt Romney contra el presidente Barack Obama con el 44%-56% de diferencia entre el voto femenino.

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