Ted Cruz, en un acto electoral en Indianápolis
Ted Cruz, en un acto electoral en Indianápolis - AFP

El anterior portavoz del Congreso de EE.UU. llama «Lucifer» e «hijo de puta» a Ted Cruz

El candidato replica que nunca ha trabajado con el también republicano John Boehner. «No conozco a ese hombre», dice, intentando evitar una polémica que podría liquidar definitivamente sus opciones

Corresponsal en Washington Actualizado: Guardar
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La tormenta llega en el peor momento para Ted Cruz, unas horas después de intentar impulsar su languidecida campaña con la presentación de Carly Fiorina como futura vicepresidenta en su ticket electoral, para contrarrestar el empuje del candidato favorito a la nominación republicana, Donald Trump. Unas llamativas declaraciones del anterior «speaker» (presidente-portavoz) del Congreso, el también republicano John Boehner, han irrumpido como un huracán en la campaña más sorprendente e incierta que se recuerda, haciendo tambalearse los esfuerzos de recuperación del único que puede evitar que Trump sea el nominado.

Durante una intervención en el CEMEX Auditorium de la prestigiosa Universidad de Stanford, preguntado por el conductor de la charla, el profesor emérito y director de la Facultad de Historia, David M.

Kennedy, por su opinión sobre Ted Cruz como candidato, Boehner fue a la yugular con esta respuesta: «Lucifer en carne viva. Tengo amigos republicanos y amigos demócratas. Me llevo bien con casi todos, pero en mi vida he trabajado con un miserable hijo de puta semejante».

Recogidas anoche en The Stanford Daily, el diario de la propia universidad, las palabras de Boehner se han colado como un vendaval en la campaña republicana. El actual «speaker», sucesor de Boehner, el cada vez más valorado en el partido Paul Ryan, medió inmediatamente para decir que su relación con Cruz es buena. El ofendido tardó poco más en salir al paso e intentó zanjar la polémica asegurando que nunca había trabajado con Boehner: «No conozco a ese hombre». En compañía de Carly Fiorina, Cruz hizo todos los esfuerzos por zafarse de unas imprecaciones tan comprometidas, a sólo cinco días de las decisivas primarias de Indiana, donde el senador está obligado a ganar si no quiere despedirse de sus opciones de ser el nominado.

Pero la polémica está servida. La lectura mayoritaria es que se trata de una venganza en toda regla. Ted Cruz, una rara avis para la mayoría de sus compañeros republicanos en el Senado, que en privado a acostumbran a hablar mal de él, protagonizó en el pasado algunas conspiraciones en el seno del grupo parlamentario, en apoyo de los rebeldes del Tea Party, que el entonces «speaker» sufrió en sus carnes. Principalmente, en forma de torpedeo de iniciativas que el propio Boehner pretendía sacar adelante. Según esta teoría, Boehner se estaría cobrando ahora todas juntas. Primero, desacreditando el que actualmente es segundo en la carrera de primarias. Y también, con buenas palabras del actual favorito y rival de Cruz, el controvertido Donald Trump, con quien Boehner asegura haber jugado el golf y disfrutar de una buena relación mutua.

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