Un viaje en Elcano que cambiará sus vidas

Un viaje en Elcano que cambiará sus vidas

Suena el chifle. “Diana, diana. Arranchado de sollados y aseo personal”, se escucha por megafonía. Son las 6.45 horas y en el sollado (parte en la que se encuentran los dormitorios) de los guardiamarinas del Juan Sebastián de Elcano se encienden las luces y comienzan a abrirse las cortinas de las literas. Tienen media hora para asearse, vestirse y desayunar. Después, toca estudio y a las 8.05 horas comienzan las clases.

 

La primera de ellas en este curso corre a cargo del comandante del buque escuela, el capitán de navío Ignacio Paz, en el tránsito de Funchal a Las Palmas de Gran Canaria. Sentado en la mesa central del comedor de guardiamarinas, con el segundo comandante, capitán de fragata Joaquín Cristóbal Revuelta, a su derecha y el tercer comandante, capitán de corbeta Antonio Jesús Moya, a su izquierda, el capitán de navío Paz se dirige a los futuros oficiales de la Armada. En la primera fila de sillas le observan atentos los 21 oficiales del barco y también asisten a la inauguración del curso los tres suboficiales, el cabo primero, el cabo y el marinero más antiguos del mismo.

 

Un profesor civil y otro de la US Navy

“Dotación y guardiamarinas formáis un único barco. Integraos, sentíos equipo del Juan Sebastián de Elcano de forma plena. Sois piezas necesarias e indispensables”, les recuerda el comandante a los 60 caballeros y la dama guardiamarinas. “La principal misión de este barco es vuestra formación. De hecho, el Elcano no está completo hasta que no llegáis vosotros”, les ha dicho.

 

Durante el viaje, que terminará el 11 de agosto en Cádiz, desde donde partió el Juan Sebastián de Elcano el pasado 11 de febrero, los guardiamarinas no solo recibirán clases teóricas, también harán prácticas, participarán en actividades institucionales en los puertos en los que recale el buque o montarán guardia en diferentes puestos del Elcano. Todo ello, con el objetivo de contribuir y reforzar su formación integral: militar, marinera, socio-cultural, humano-ética y física. “Coordinar todas estas actividades no es sencillo”, les ha recordado el comandante. “Sois 61, con dos planes de estudio. Es imprescindible vuestra adecuada colaboración y espíritu constructivo. Sed dirigentes, puntuales, no esperéis a que se os indique algo que ya sabéis porque está recogido en las normas, anticipaos. Vuestras actividades pueden afectar a otros miembros de la dotación y viceversa”.

 

Los guardiamarinas del Cuerpo General y de Infantería de Marina comparten algunas asignaturas en su plan de estudios mientras que otras son específicas para cada cuerpo. Por ello y ya que la formación que reciben es continua, la brigada del Cuerpo General (formada por 48 alumnos) se divide en seis grupos, mientras que la de Infantería de Marina (13 alumnos) se divide en dos. Las clases se imparten a grupos de unas 30 personas. Además, cuando tienen seminarios los reciben en grupos de 10 personas y los laboratorios lo hacen en grupos de 15. Clases, seminarios y laboratorios se imparten en el comedor de marinería, el hogar del marinero y la cámara de guardiamarinas.

 

Además de los profesores militares, en este viaje les acompaña un profesor del Centro Universitario de la Defensa (CUD), adscrito a la Universidad de Vigo. Y es que los guardiamarinas finalizarán su formación en la Escuela Naval Militar obteniendo el despacho de alférez de navío de la Armada Española y, además, con el grado de Ingeniería Mecánica. Hasta Buenos Aires, Iván Puente impartirá la materia de Fundamentos de la Organización de Empresas y en ese puerto embarcará otro profesor del CUD para impartirles la asignatura de Máquinas Hidráulicas. El encargado de dar Inglés es el teniente de navío (‘lieuntenant ‘en inglés) de la Armada estadounidense (US Navy) Christopher Saxton.

 

Conducta ejemplar

“El Juan Sebastián de Elcano da poca cabida a la intimidad pero mucha a la convivencia”, ha dicho el comandante a los alumnos durante la conferencia inaugural, al tiempo que les ha recordado que deben regirse por el respeto, la educación, la corrección, el orden y la alegría. “Así la convivencia se convertirá en compañerismo y éste es indestructible”, ha señalado. Porque “no vale el yo soy así. Hay que ser generosos y, sin perder la personalidad, contribuir al grupo. Sois oficiales y debéis encontrar vuestro sitio pero ser colaborativos, siempre con humildad para recibir consejos, especialmente de los suboficiales y cabos primeros”. “Tratad de ejercer el mando desde el servicio, no exijáis a nadie lo que no estáis dispuestos a dar”, les ha aconsejado.

 

Mientras el comandante habla, la mirada de uno de los alumnos se dirige a la placa de Roger de Lauria, presente en una de las paredes del comedor de guardiamarinas. Álvaro de Bazán, Juan José Navarro de Viana o Antonio de Oquendo, son otros de los nombres de marinos ilustres que pueblan el compartimento y les recuerdan de donde vienen y lo que representan. “Sois el futuro de los oficiales de la Armada y vamos a hacer lo posible para que seáis los mejores”, les ha dicho el capitán de navío Paz, “para ello cuento con vuestro esfuerzo. Haced todo lo mejor posible con conducta ejemplar”.

 

Porque el comandante del Juan Sebastián de Elcano espera de estos 61 guardiamarinas que, primero, aprendan. “Aplicaos a tope”, les ha dicho. Segundo, que se formen en valores. “Entregaos sin esperar nada a cambio”. Tercero, que representen a España con corrección, humildad, alegría, orgullo y solvencia. “No olvidéis que nuestro comportamiento da la imagen de nuestro país”, les ha recordado, haciendo especial hincapié en la relación con los medios de comunicación. “Sabed que cuando expresáis vuestra opinión habláis a través del filtro de 14 botones, porque siempre habláis como guardiamarinas”. Y, por último, les ha instado, “disfrutad, divertíos, vivid estos seis meses y hacedlo de forma sana. Estoy seguro de que en este 90 crucero de instrucción conseguiremos estos objetivos porque sois una buena brigada y contamos con una magnífica dotación”. “En lo personal me considero un privilegiado por mandar el Juan Sebastián de Elcano y ahora ese privilegio es mayor al contribuir a vuestra formación. Espero estar a la altura, para ello pondré todo mi esfuerzo”, ha concluido.

 

Observación de meridiana y crepúsculo en Elcano

Sin solución de continuidad, los guardiamarinas han comenzado las clases, hasta las 12.20 horas, con un receso a las 10.30 para tomar un bocadillo. Así será su día a día a partir de hoy. Siempre que las condiciones meteorológicas lo permitan, antes de la última clase de la mañana, cuando el sol esté más alto, observarán la meridiana. Una actividad que se hace utilizando un instrumento llamado sextante, con el que, a través de un juego de espejos, se mide la altura del sol y, teniendo en cuenta la misma, aplicando cálculos y tablas ya establecidos, se obtiene la posición del barco. Labor que se repite al ocaso, en la observación del crepúsculo, en la que, en lugar de tomar como referencia el astro rey, se toman las estrellas.

 

A las 13.00 horas la comida. Y de 15.00 a 17.25 horas siguen con las clases. Algo antes de las 20.00 horas, los 61 se sitúan enfrente de la unidad de música. Es el momento del concierto, en el que se relajan y el ambiente es más distendido. Después, la cena. Alguno también aprovecha para hacer deporte, algo fundamental tanto para los guardiamarinas como para el resto de la dotación del barco.

 

Guardiamarina gaditanos en Elcano
Guardiamarinas gaditanos en Elcano / Autor: Antonio Vázquez

Así son cuatro guardiamarinas gaditanos

¿Cuál es la principal cualidad de un guardiamarina? “Determinación”, afirma Roberto Carrillo Rodríguez, de 22 años y natural del Puerto de Santa María. “Seguridad”, dice Raúl Vargas Ríos, 27 años y nacido en Cádiz. “Humildad”, declara Jaime López Uribarri, de Cádiz y 22 años. “Ilusión”, señala Alejandro Panea Porras, nacido en San Fernando hace 22 años. Roberto y Jaime son guardiamarinas del Cuerpo General, mientras que Raúl y Alejandro lo son de Infantería de Marina. Algunos, como Roberto y Alejandro, proceden de familia militar y por ello decidieron entrar en la Escuela Naval Militar; otros, como Jaime, lo hacen por “vocación marinera. Desde pequeño he navegado y de niño me encantaba ver salir y llegar el Elcano a Cádiz” y otros, como Raúl, siguen progresando en su carrera militar, “entré en la Armada como soldado, estuve seis años en el Tercio del Sur en San Fernando y luego decidí entrar a la Escuela para seguir formándome como militar y como oficial”. Cursan sus estudios en Marín, están lejos de casa y lo notan pero se encuentran “cómodos y contentos” allí.

 

El crucero de instrucción en el Juan Sebastián de Elcano es muy especial para ellos. “Una experiencia única para mejorar nuestra formación y además conocer diferentes países del mundo y ver cómo nos reciben”, señala el guardiamarina Vargas. “Para mí este viaje se define con la palabra ‘ilusión’ por poder representar a España en 11 puertos diferentes y aumentar nuestros conocimientos, tanto marineros como militares”, declara el guardiamarina Carrillo. “También, en el aspecto de navegación, la gesta de dar la vuelta a Suramérica es importante. Tenemos ganas de poder decir, en caso de que la meteorología lo permita, que hemos cruzado el cabo de Hornos”, recuerda el guardiamarina Panea.

 

Cuando les preguntamos por lo más importante que han aprendido en estos tres años desde que entraron en la Escuela Naval Militar, no dudan: “compañerismo. A vivir con gente completamente distinta. Y aquí en el Elcano eso se afianza”.

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