EL PUERTO

«Los niños saharuis nos enseñan que la vida es más sencilla»

La entidad portuense se centra en ofrecer las necesidades básicas del pueblo saharaui

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Jesús pertenece a Amal Esperanza desde sus comienzos. No sólo es la cabeza visible, sino que también lleva muchos años abriendo su casa al pueblo saharaui con la acogida de distintos pequeños cada verano. Tanto él como su esposa están implicados con la causa y desde hace quince años visitan los campamentos de refugiados en el Sáhara, realizando una impresionante labor solidaria. El pasado fin de semana, los niños saharauis que han pasado todo el verano en la provincia dijeron adiós hasta el próximo periodo estival.

–¿Cómo nace y cómo se constituye como entidad Amal Esperanza?

–Nace en el año 1993 de la inquietud que teníamos por aquel entonces algunas familias portuenses con lo acontecido en Chernobyl. La tragedia hizo que muchos quisiésemos agruparnos para acoger a algunos niños afectados.

En aquel momento fuimos 23 y desde ese momento decidimos constituirnos como asociación, a raíz de esa experiencia. Poco a poco, y con la visita a los distintos campamentos de refugiados en la zona surgió la necesidad de no sólo ayudar durante el verano, sino todo el año.

–¿Qué balance hacéis del programa ‘Vacaciones en Paz’?

–Para nosotros, que llevamos desde el año 1993 acogiendo a niños en casa, el balance es distinto al de aquellas familias que lo hacen por primera vez, sobre todo porque ya lo vemos como algo cotidiano y en concreto, este año, es la tercera vez que viene la misma chica a casa, donde tiene su propio cuarto, su ropa y convive con nosotros como una más. El balance es positivo siempre y ya tenemos una relación estrecha con las familias de estos niños.

–¿Qué es lo que más se aprende de estos niños, qué sorprende de ellos?

–Lo que más sorprende es ver cómo estos  niños se sorprenden con cosas que para nosotros son totalmente cotidianas como un interruptor, una lavadora, el hecho de dormir en una cama y no en el suelo, con una almohada. Ellos nos enseñan con su inocencia que la vida es mucho más sencilla de lo que nosotros la vemos y por supuesto, nos enseñan a compartir y a no tener ese sentimiento de posesión que tienen algunos niños, es algo que llama realmente la atención. Ellos se despiden felices porque al fin y al cabo van a reencontrarse con su familia. 

–¿De qué manera ayuda la entidad a  los niños discapacitados?

–Llegamos a un acuerdo con Afanas de El Puerto para colaborar con la atención de estos niños y desde hace once años la institución coopera con los campamentos, llevando a un técnico a tratar con ellos y trasladar el sistema pedagógico y la formación necesaria. Lo último que se está haciendo es montar un gabinete de detección precoz de este tipo de disfunciones. Además, durante el verano también se acoge a un numeroso grupo de niños.

–¿En qué consiste la iniciativa ‘Caravana por la paz’?

–Una vez que conocimos la realidad de los campamentos de refugiados, decidimos crear esta iniciativa para mandar alimentos y otros objetos necesarios a esta zona. La recogida comienza después del verano, a partir del 15 de septiembre, con la incorporación de los niños al colegio, hacemos una llamada a las instituciones locales y a los centros escolares para que colaboren con la campaña que se prolonga hasta diciembre en centros comerciales y demás establecimientos. Una vez que tenemos toda la recaudación en febrero lo mandamos todo a los distintos campamentos. De hecho, en años anteriores se lleva mandando un camión con una media de ocho mil kilos por año desde El Puerto.

–También sois cooperantes, ¿De qué forma lo hacéis?

–Cabe destacar que desde siempre hemos querido dar un paso más en nuestra labor y desde el año 2000, durante las visitas a las zonas afectadas, fuimos recabando información para saber en qué más podríamos trabajar para ayudarlos y con el apoyo del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María y de otras subvenciones lanzamos algunos proyectos concretos.

–¿Quiénes conforman la asociación?

–La verdad es que aunque nos exijan tener presidente, tesorero y demás, nosotros funcionamos de forma democrática, donde no valen los cargos sino el trabajo. En este caso, la solidaridad es muy variable en base a la disponibilidad de tiempo que tenga cada miembro. En general, el trabajo de la asociación lo llevamos unas seis personas. Y por supuesto, lo fundamental es el compromiso que uno mismo adquiere con este pueblo por el que trabajamos.

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