Sevilla

A subasta la marca de Jamones Badía, que fue sacada de la empresa antes de su quiebra

El juez ordenó devolver al grupo la marca, que tiene un valor de mercado de al menos 92.000 euros

Juan Badía Valenzuela, fundador del grupo Badía, que llegó a facturar más de 30 millones de euros Felipe Guzmán
María Jesús Pereira

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La marca de Jamones Badía ha salido a subasta dentro del proceso de liquidación del grupo de empresas que fundó Juan Badía Valenzuela, grupo que llegó a facturar más de 30 millones de euros antes de la crisis económica. La marca, propiedad de la empresa Central de Compras Badía, fue sacada de la empresa poco antes del concurso de acreedores pero la administración concursal logró que el juez anulara esa operación y ahora se encuentra en proceso de venta.

Lejos quedan los tiempos en que el grupo Badía vivía su época dorada con un cash y tiendas a rebosar de jamones. Pasó de vender 200.000 jamones y paletillas en un año a tener que cerrar sus tiendas porque la crisis clavó sus zarpas en la empresa y en 2014 declaró el concurso de acreedores con más 60 millones de euros de deudas, según fuentes consultadas por ABC, y 28 millones según Juan Badía.

Las empresas Central de Compras Badía, que llegó a tener más de 200 trabajadores , y Jamones Badía, solicitaron el concurso de acreedores en 2014 pero en marzo de 2013 Víctor Manuel Badía Reina, hijo de Juan Badía, había solicitado a la Oficina Española de Patentes y Marcas del Ministerio de Industria, Energía y Turismo la cesión de la marca Badía, logrando ponerla a su nombre totalmente gratis, según las mismas fuentes. La marca, uno de los grandes activos del grupo, que identifica claramente los jamones Badía, quedaba así fuera de la compañía.

Bien intangible

La administración concursal entendió que se había privado a la empresa de un bien intangible importante, por lo que solicitó su reintegración, cosa que finalmente aceptó el Juzgado Mercantil 2 de Sevilla, que también apartó de la gestión a Juan Badía y su familia. Dentro del plan de liquidación de esas empresas se sacaron a subasta los bienes, quedando pendiente de adjudicar la marca Badía.

Un informe de valoración de la marca Badía elaborado por José Moreno Rojas, catedrático de Contabilidad y Economía Financiera , y de Fernando Criado, doctor en Administración y Dirección de Empresas, ambos de la Universidad de Sevilla, cifra en 96.000 euros su valor teniendo en cuenta un escenario de ventas de 35 millones de euros, un 30,7% menos que en 2012.

Logo de Jamones Badía

Ahora, la administración concursal también ha pedido en el Juzgado Mercantil el embargo de un logo con la misma simbología de la marca Badía que un hijo del fundador de la empresa estaría usando ahora en un mesón de Gines ubicado en la antigua carretera de Castilleja a Gines.

Dentro del plan de liquidación de Badía, otros activos de la compañía, tales como naves o viviviendas se han adjudicado en subasta a través del portal Inmoconcursal, de la empresa Hermes Capital, o han sido embargados por acreedores con privilegio especial.

Procedimiento penal y fiscal

En estos momentos hay dos procedimientos abiertos contra Juan Badía y el grupo de empresas: uno penal iniciado por un acreedor que denunció la venta de jamones de la Central de Compras Badía a Jamonbadi -otra empresa del grupo- sin que presuntamente los jamones se llegaran a pagar, y otro iniciado por la Agencia Tributaria por un presunto presunto delito fiscal relacionado con el pago del IVA.

Jamones Badía inició su trayectoria en el año 1985 con una charcutería en Tomares. Quince años después inauguró el primer cash en Camas y llegó a contar con cuatro en Camas, Utrera y Sevilla (Polígono Store y centro comercial Alcampo). Ofrecía precios de mayorista para el gran público en productos derivados del cerdo ibérico (jamones, paletas, carne fresca y elaborados en más de veinte formatos), además de conservas, quesos, productos avícolas y congelados.

El grupo llegó a tener cuatro charcuterías propias y otras tantas franquiciadas, tres negocios de hostelería (bodegones) y un salón de celebraciones. Badía invirtió 10 millones en 2006 en una fabrica en Guijuelo, con secadero y sala de despiece, con capacidad para producir 800.000 jamones al año, pero finalmente traspasó la fábrica.

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