ENTREVISTA A IGNACIO SOLÍS

«Para que el cultivo de cereal sea rentable hay que mejorar la rotación»

La empresa obtentora de semillas Agrovegetal lleva veinte años desarrollando nuevas variedades de cultivos y produciendo semillas certificadas

Ignacio Solís es director de Agrovegetal ABC

NATALIA ORTIZ

Ignacio Solís es el director de Agrovegetal , una empresa andaluza cuya actividad se centra en la obtención y desarrollo de nuevas variedades de cultivos extensivos y en la producción de semillas certificadas. Creada en 1998, alcanza su veinte aniversario con dos objetivos: sobrevivir en un sector muy complicado y cubrir las necesidades de sus clientes, los agricultores.

¿En qué tipo de productos trabaja Agrovegetal?

Nos dedicamos a un sector con competidores muy grandes, la obtención vegetal en cultivos extensivos y hortícolas está en manos de compañías potentes, así que una de nuestras particularidades es que competimos con ellas para conseguir tener nuevas variedades de trigo duro y blando y de triticale, nuestros puntos fuertes. También tenemos programa de mejora en garbanzo, guisante y habas. Estos cultivos no están elegidos por casualidad, sino que desde la fundación de la empresa consideramos que, siendo especies con importancia económica para el agricultor, no copan la atención de las grandes empresas debido a que son cultivos autógamos en los que el agricultor no se ve obligado a comprar semilla cada año, lo que condiciona la rentabilidad comercial.

¿Es un mercado rentable el de las semillas certificadas?

Sufrimos una gran crisis cuando nuestro producto principal, la semilla certificada del trigo duro, pasó de ser obligatoria para los agricultores a través de la PAC, a liberalizarse, algo contra lo que nos hemos opuesto durante mucho tiempo. Eso supuso que el mercado de semilla certificada de Andalucía bajara al 50% y muy pocos sobreviviésemos. Ahora comercializamos menos de 50.000 toneladas al año cuando antes superaban las 100.000 toneladas de semilla certificada de trigo duro. No obstante, nos sentimos satisfechos, ya que actualmente estamos por encima en ventas respecto a los primeros años. Por otro lado, es cierto que para obtener nuevas variedades vegetales es necesario invertir mucho tiempo y dinero y son necesarios precios altos para compensarlo, algo que hay que equilibrar con el hecho de que las cooperativas quieran precios ajustados para sus socios y clientes.

Hace pocas semanas que ha vuelto de México, donde está su principal socio...

Sí, colaboramos con el Cimmyt (Centro Internacional para la Mejora del Maíz y el Trigo), que tiene su sede en México y trabaja principalmente para desarrollar nuevas variedades de trigo y maíz para países en vías de desarrollo. En Agrovegetal aprovechamos que Andalucía tiene un clima y un suelo muy parecidos al del norte de África, así que las variedades seleccionadas por el Cimmyt para estas regiones, y también para México, se adaptan muy bien a la tierra andaluza. De hecho, cuando se creó nuestra empresa ya sabíamos esto, por lo que pusimos especial hincapié en firmar un acuerdo con ellos para potenciar el desarrollo de variedades bien adaptadas a Andalucía, y se ha convertido en nuestro proyecto matriz. Además, trabajamos con el IRTA, el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias de Cataluña, para el desarrollo de variedades adaptadas al norte y al centro de España.

¿En qué consiste la colaboración que ha comenzado con Covap?

Es nuestro acuerdo más reciente, ellos son grandes consumidores de ensilados para su ganado y en su zona, el valle de los Pedroches, se cultiva mucha avena y triticale, así que hemos puesto en marcha un ensayo con 25 variedades nuevas de triticale. Encontrar una variedad que dé suficiente cantidad de forraje es interesante para ambos, es un acuerdo novedoso ya que, tradicionalmente, los productores de herbáceo y los ganaderos nunca han estado de acuerdo, ya que sus intereses son distintos. También tenemos otros proyectos más científicos, por ejemplo, el que llevamos cinco años haciendo con Fernando Martínez, profesor de la US, que toma muestras de las royas que aparecen en España y prueba nuestro material para comprobar su resistencia. Por otro lado, con Pilar Hernández, del CSIC de Córdoba, colaboramos cediéndole muestras de ADN y los resultados de nuestros ensayos agronómicos para trabajar en la secuencia del genoma del trigo. En total, tenemos ensayos de variedades en Córdoba, Écija, Escacena, Jerez y Conil.

¿Tienen demanda las leguminosas en grano?

Es cierto que tienen un mercado limitado, pero nosotros le dedicamos mucho esfuerzo ya que pensamos que, para que el cultivo de cereal sea rentable y tenga futuro, necesitamos mejorar la rotación. En la actualidad, el principal cultivo utilizado para rotar con el trigo es el girasol, que es muy interesante pero estos últimos años los precios están tan bajos que el agricultor no encuentra rentabilidad y pide otras alternativas. A nivel teórico, todos los agrónomos estamos de acuerdo en que las leguminosas de grano son una muy buena alternativa, pero es cierto que en la práctica nos encontramos con que también hay bajos precios. No obstante, nosotros seguimos trabajando en ellos en alianza con los centros públicos de investigación, ya que las grandes empresa no lo hacen. En Andalucía tenemos proyectos muy buenos, en la UCO, el CSIC y el IFAPA existen excelentes programas de mejoras de garbanzos, guisantes y habas. Además, hay que tener en cuenta que las grandes multinacionales no trabajan apenas las leguminosas en grano, lo que nos deja a las empresas más pequeñas más margen de actuación.

¿Qué tal está funcionando Ituci, la variedad de garbanzos de Agrovegetal?

Mejor de lo que esperábamos, lo hacíamos casi sin ánimo de lucro, por tener una alternativa de rotación que fuese más resistente a la sequía y a las plagas y más productiva, pero pensábamos que nunca íbamos a conseguir rentabilidad. Sin embargo, el año pasado vendimos más de 200 toneladas de semilla certificada del garbanzo Ituci, otras 100 toneladas de la variedad crema, que es de Koipesol Semillas, y varias más de blanco lechoso. Estamos por encima de las 300 toneladas y todo indica que vamos a seguir creciendo.

¿Qué opinión tiene de la normativa española y comunitaria?

Lo cierto es que, aunque la reglamentación es compleja, consideramos que es asumible, no nos pone trabas a nuestra actividad. Sí, cuesta mucho conseguir fondos para proyectos I+D y registrar nuevas variedades, pero consideramos que son normas asumibles. Además, creemos que son necesarias para que la administración pueda garantizar que una semilla es de la variedad que dice que es y que cumple todas las características que promete. Sí que criticamos el sector de la semilla ilegal, hay gente que coge semillas del año pasado y la vende para sembrarla, que es una actividad ilegal.

¿Qué planes tiene la empresa para el futuro?

Sobrevivir, el cultivo herbáceo extensivo de secano es muy difícil, necesitaríamos unos precios de 300 euros por tonelada de trigo duro para que las cuentas salgan y ahora mismo estamos lejos de eso. Esto que sucede con los cereales también pasa con las oleaginosas, las leguminosas de grano, etc. Se trata de un sector sumido en una crisis tan grave que la mayoría de nuestros clientes están planteándose dejar estos cultivos y pasarse a otros, por lo que lo único que pedimos es que a nuestros clientes les vaya bien y, por tanto, podamos seguir con la actividad.

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