Entrevista a Ramírez de Arellano

«Nuestra nueva apuesta es por ayudar más que por dar ayudas»

El consejero de Economía asumirá Hacienda tras el salto de María Jesús Montero al Ministerio

Antonio Ramírez de Arellano, en su despacho de la Consejería situado en la Cartuja ROCÍO RUZ

Catedrático de Física e investigador autor de cuatro patentes, ha trabajado en laboratorios norteamericanos y tiene el premio a la excelencia docente, según consta en su currículum oficial. Antes que nada, Antonio Ramírez de Arellano se define como "un científico de bata blanca". Escaló hasta la cima universitaria como rector de la Hispalense y fue representante estudiantil en los 80, un vínculo remoto con su presente político. En plena crisis económica (año 2015) entró en el Gobierno andaluz como independiente (sin carné del PSOE), para ocuparse del departamento de Economía y Conocimiento, en el que se incluyen las competencias sobre las Universidades e I+D+i. Abandera un cambio de modelo económico basado en la igualdad de oportunidades en la Educación.

—¿Podrán volver nuestros universitarios del extranjero gracias al nuevo ciclo económico?

—La tarea es crear las condiciones para que las empresas sientan la necesidad de contratar ese talento. En todo caso, estoy convencido de que, mirando al futuro, los andaluces estarán en todo el mundo trabajando, porque están muy bien formados. En principio, no tenemos que ver como una situación inherentemente negativa trabajar en el extranjero; debe ser una opción. Lo dramático es cuando no queda más remedio que seguir este camino. Yo terminé mi carrera y me fui a trabajar al extranjero y luego volví porque se dieron las circunstancias. Hay que crear las condiciones para que quienes quieran volver, vuelvan y contribuyan a crear riqueza de Andalucía.

—Llevamos cuatro años de crecimiento, ¿en qué horizonte ve que Andalucía pueda dar el sorpasso y escalar en el ranking de la riqueza nacional?

—Ha habido un cambio fundamental en Andalucía en los últimos 35 años. Hemos multiplicado por 3,5 veces nuestro PIB real y, en esa progresión, ha habido un incremento de la participación de las mujeres desde un 21% en 1981 a casi el 40% en 2017. El número de empleos que se han creado, prácticamente duplica el que había en 1981; se pasó de 1,6 millones a más de 3 millones. Andalucía ha sido uno de los lugares de Europa donde más empleo se ha creado y donde más ha crecido la riqueza; y se ha hecho incorporando las mujeres a la población activa, cosa que no han conseguido otros lugares de Europa que partían de situaciones equivalentes a la nuestra. En todo ese gran cambio la pieza fundamental ha sido un Gobierno regional que ha podido abordar los principales déficit que tenía Andalucía. El Gobierno autónomo ha garantizado la política de conexión transversal de la región y el acceso a la educación y a la sanidad, los dos aspectos claves del cambio.

—Pero no se produce la convergencia económica con otros territorios...

—A todos nos ha ido mejor, pero eso no ha permitido converger. Las diferencias económicas que había a primeros de los 80 entre las regiones más ricas y menos ricas (ya hoy hablar de pobres es una anotación que hay que matizar) sigue habiéndolas. Pero Andalucía tiene unas potencialidades de desarrollo enormes que se pueden explotar. El resto de España está recuperándose algo más deprisa porque seguimos teniendo dos cuestiones pendientes que el Gobierno de España no aborda: las inversiones públicas siguen siendo demasiado bajas en Andalucía (tenemos un 18% de población y un solo se invierte un 13% de la inversión regionalizable) y este es un paradigma que se da en todo. Por ejemplo, hay más dinero dedicado a pensiones o al paro en Madrid o el Norte de España que en Andalucía. Cuando uno ve todos los indicadores son siempre mejores cuanto más nos acercamos a la frontera de Francia, y esto no puede tener que ver con cuestiones casuales, sino con decisiones políticas. Es algo que debería preocuparnos, porque si no hay inversión pública y si no hay una buena financiación de las competencias autonómicas, estamos menoscabando el PIB andaluz. Nosotros hemos cifrado que tras los años de la crisis tenemos un déficit de 10.000 millones de euros acumulados en materia de inversiones y de financiación del sistema público de las comunidades autónomas, equivalentes al 6,5% del PIB. Es el porcentaje que habríamos convergido con España y tendríamos casi 200.000 empleos más.

El consejero ha cumplido tres años al frente de la cartera de Economía ROCÍO RUZ

—¿Cuáles son nuestras grandes potencialidades?

—Aparte de que somos una potencia agrícola y del importante peso industrial alrededor de Sevilla, Cádiz y Huelva, mirando al futuro creemos que Andalucía tiene un gran potencial logístico si se aprovecha su posición privilegiada. Planteamos que España mire al mundo a través de sus puertos y en este caso, de plataformas de comercio con África, América, y que eso sea el sustento para un desarrollo también industrial. Nuestro modelo productivo está evolucionando, el turismo y el mundo agrícola están cambiando, los servicios de alto valor añadido, como la ingeniería, cada vez tienen mayor calidad. Casi el 45% del PIB de Andalucía está relacionado con el sector exterior. Hablamos de una economía que tiene un potencial enorme que se puede desarrollar.

—¿Tiene todavía mucho recorrido el tirón del comercio exterior?

—Las exportaciones van a seguir siendo muy altas, pero es difícil crecer todos los años a un ritmo del 15%. Tienen que cambiar las fuerzas motrices de la economía hacia las inversiones y la demanda interna. El Gobierno central debería facilitar esas dos cuestiones prioritarias. Por eso tiene que cambiar la normativa laboral que se ideó para abordar la crisis. La recesión ha terminado nominalmente y ahora es necesario impulsar la demanda interna con mejores sueldos y condiciones laborales, y empezar a trabajar para disminuir la precariedad en los empleos.

—Queda poca legislatura. ¿Cuáles son su metas inmediatas y qué impronta quiere dejar en esta primera etapa suya como político?

—La impronta fundamental es reconocer la importancia de las personas, responder a sus inquietudes, simplificar la vida de la gente reduciendo la burocracia y dando certidumbre. Como Gobierno socialista, la igualdad de oportunidades es la clave de la actuación política. El balance es positivo en muchos indicadores. Estamos satisfechos con el plan de internacionalización o con la Ley andaluza del Emprendimiento que ahora estamos lanzando. La impronta de esta norma es interesante porque se apuesta más por ayudar que por dar ayudas. Creo que durante mucho tiempo la estrategia de los gobiernos, no solo del nuestro, era hacer convocatorias de ayudas y considerar resuelto el problema. Lo que queremos es ayudar a la gente. Más que dar una ayuda económica, lo que se está haciendo es que la gente vea que eres un aliado para salir adelante. También vamos a modificar la Ley de Cooperativas y hemos puesto en marcha el Plan de actuación para el Trabajo Autónomo. En este ámbito también estamos evolucionando: desde lo que era dar ayudas competitivas de una manera complejísima y con una burocracia muy costosa, vamos a una simplificación burocrática. Espero que en el ámbito económico podamos dejar una impronta que cambie esas dinámicas, que se vea una evolución del modelo económico y, sobre todo, se reconozca que está basado en el potencial de las personas, con los gobiernos siendo responsables de crear las condiciones para su éxito.

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