Entrevista a Luis Planas, ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación

«El Gobierno de un país dividido no tiene capacidad de influencia en Bruselas»

Planas busca consenso con autonomías y asociaciones agrarias para negociar la nueva Política Agraria Común

Luis Planas, ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación Maya Balanya

Luis Montoto

una de las sillas isabelinas del despacho del ministro de Agricultura está ligeramente desvencijada. Allí se sentó el pasado lunes el corpulento comisario europeo Phil Hogan para mantener su primer encuentro de trabajo con el nuevo inquilino del palacio de la Glorieta de Atocha. «Le trasladé a Hogan que la posición de España debe ser decisiva en la negociación de la nueva Política Agraria Común (PAC)», afirma Luis Planas. El diseño de la próxima PAC coincide con la crisis de las aceitunas negras en EEUU, que lejos de ser una anécdota, golpea de lleno al modelo agrario europeo.

—¿Qué le parece el planteamiento de la nueva PAC?

—El 1 de junio la Comisión Europea presentó sus propuestas para la nueva PAC y yo asumí la cartera de Agricultura, Pesca y Alimentación la semana después, con lo cual desde el primer día estoy en una posición negociadora para lograr el mejor resultado. El proceso de discusión se prolongará hasta el otoño de 2019, lo que nos permite diseñar un esquema en dos fases. Ya estamos discutiendo internamente las propuestas de la UE con las comunidades autónomas y las organizaciones agrarias para consolidar un planteamiento común en España. Solo cuando se haya cerrado la negociación en Bruselas, llegará el momento de discutir cómo será la aplicación interna de la PAC en España

—En la anterior negociación de la PAC, usted era consejero de la Junta y mantuvo una buena sintonía con el ministro Arias Cañete. ¿Espera lo mismo de las distintas autonomías?

—Un un acuerdo requiere que cada uno recorra la mitad del camino. Es fundamental negociar en dos fases, para propiciar primero la unión de todos en Bruselas y con posterioridad ya negociaremos internamente. Un ministro que defiende en Europa a un país dividido no tiene peso; solo con un planteamiento de unidad se influye para conseguir el mejor resultado.

—¿Es aceptable la caída en el presupuesto de la PAC?

—Mi principal crítica a la reforma es su ficha financiera; se produce una disminución del 3,5% en las ayudas directas a los agricultores y del 15% en las partidas para el desarrollo rural. Es cierto que con el Brexit se pierden 12.000 millones de euros del Presupuesto de la UE, pero la reforma impone nuevas obligaciones a los agricultores y esto exige que se mantenga la misma intensidad en las ayudas que en el marco anterior. Hay veinte Estados que apoyan este planteamiento y aunque la decisión será del Consejo Europeo, la base de partida para elevar la financiación es buena.

—La reforma da más peso a los Estados en el diseño de la política agraria. ¿Habrá una renacionalización?

—Esa es una línea roja. La política agraria común ha permitido un nivel de competencia sano entre los distintos países miembros, que han producido alimentos en cantidad y calidad. Los Estados siempre se han quejado de que el sistema es complicado desde el punto de vista de su funcionamiento y era necesario simplificarlo. La Comisión ha recogido el guante y ha dicho: ustedes aplican el sistema y lo simplifican. Como países, tenemos pues el 50% de la responsabilidad en la simplificación del sistema y el resto le corresponde a la propia Comisión, que debe acompañar este proceso. Será fundamental que en el tránsito de un sistema a otro no haya, en ningún caso, una interrupción temporal de las ayudas a los agricultores, pues como empresarios necesitan certidumbre en los plazos. Estamos en el punto de partida, el proyecto establece la posibilidad de que las estrategias nacionales se puedan aprobar parcialmente, no deben recoger todos los elementos, y la Comisión está dispuesta seguir dando pasos adelante.

Luis Planas durante la entrevista con ABC Maya Balanya

—¿España hará una estrategia nacional o será la suma de 17 estrategias?

—Mi visión es que sea una estrategia nacional que distingue dos partes. El diseño de las ayudas directas será una política claramente estatal y las Comunidades diseñan y gestionan los programas de desarrollo rural según la orientación de la estrategia estatal.

—La reforma plantea una drástica limitación de ayudas para los grandes perceptores. ¿La idea será relegada como en otras ocasiones?

—La gran diferencia es que la Comisión está intentando que esta medida no sea un menú donde cada país elige a su gusto, sino que se aplique con carácter horizontal por todos los Estados. Es una materia que debemos discutir, pero sin perder de vista que está muy respaldada por muchos Estados. La PAC tiene un efecto importante tanto para grandes como para pequeños agricultores; es el 30% de su renta en términos redondos. La nueva PAC también plantea objetivos en el ámbito de la innovación y la digitalización, pues se requieren explotaciones más competitivas para configurar la economía agroalimentaria de la próxima década.

—¿España apoyará la limitación de ayudas a grandes explotaciones?

—Lo primero es evaluar el impacto de la medida, para lo cual estamos analizando distintos modelos de cálculo. Los agricultores también están haciendo sus cálculos y estrategias al respecto.

—Llegará el momento en el que las comunidades autónomas deberán acordar la aplicación interna de la PAC. ¿Prevé un escenario complejo?

—Debo ser prudente, pues aún estamos definiendo la fase uno. Solo haré una reflexión: cuando llegue el momento de aplicar la PAC en España, deberíamos ser coherentes con los principios que hayamos defendido todos en Europa.

—¿Le preocupa que, con el mismo argumento que con la aceituna negra, EE.UU. cargue contra otros cultivos?

—Al menos cinco de los seis argumentos principales de la administración norteamericana ponen en tela de juicio distintos elementos de apoyo de la PAC. Hoy es la aceituna, ¿por qué no le puede tocar a otro producto? No creo que vaya a ocurrir de forma inmediata, pero debemos se previsores y defender claramente nuestra posición, ya que estas ayudas las mantienen todos los países de la OCDE, que pactaron la existencia de una «caja verde», con ayudas agrarias desvinculadas de la producción que no distorsionan el mercado. Es fundamental preservar la «caja verde» y un comercio basado en reglas.

—Este mes se pronuncia la Internacional Trade Commission (ITC) sobre la aceituna. ¿Qué medidas adoptará si se mantienen los aranceles?

—La resolución será el 24 de julio. Si se mantienen los aranceles sería un gran perjuicio y habría que plantearse otras acciones, sin excluir la posibilidad de ir a la propia Organización Mundial de Comercio (OMC). Para mí el problema de la aceituna negra no es en absoluto anecdótico, ya que es desde hace muchas décadas es uno de los productos más identificados con la Marca España en EE.UU.

—Uno de los grandes proyectos del anterior Gobierno fue la Ley de la Cadena Alimentaria. ¿Se puede seguir avanzando para mitigar desequilibrios entre los operadores del sector?

—Se ha realizado un trabajo muy positivo. Ahora hay que aprobar una directiva en Bruselas que le aporte cobertura comunitaria a aspectos como la prohibición de la venta a pérdidas, que es una práctica anticompetitiva y sangrante.

—Otra iniciativa fue la Ley de Cooperativas para propiciar fusiones. ¿Comparte también esta norma?

—Ya defendí como consejero en Andalucía que debemos apoyar decididamente la configuración de grandes cooperativas nacionales, facilitando procesos de fusión que siempre son complejos.

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