Un viaje empresarial de largo recorrido

Autocasión cumple dos décadas en las que ha recorrido el trayecto desde los clasificados a la consultoría digital

Una imagen del equipo de Autocasión, formado por 60 personas BELÉN DÍAZ
Fernando Pérez

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Emprender es en muchas ocasiones una carrera de obstáculos en la que se avanza a trompicones por la dirección contraria a la que todos señalan. Dos hermanos belgas, Nicolas y Frédéric Cantaert, pudieron comprobarlo cuando hace dos décadas decidieron apostar por un sector, el del vehículo de segunda mano, que por entonces era una carretera casi desierta en España. Desde luego, arrancar Autocasión a la primera no fue fácil. «Los bancos no nos ayudaron. Nos decían que no funcionaría, porque aquí solo se vendían coches nuevos. Es verdad que debes mantener la fe, porque la gente te lo pinta muy negro», asegura Nicolas, director general de la compañía.

«Los que nos apoyaron desde el principio fueron otros emprendedores, empresas medianas montadas por gente que realmente también son empresarios y no trabajan en grandes estructuras. Esos son los primeros que te dan un voto de confianza que, veinte años después, aún se mantiene», explica Frédéric, director comercial de Autocasión, sobre aquellos accidentados primeros kilómetros de un viaje empresarial que arrancó como un periódico de clasificados con una modesta inversión de unos 6.000 euros y fue acelerando y acelerando hasta adentrarse en el ignoto territorio digital. Un periplo que l es ha permitido ser la referencia en la compra de coche para más de dos millones de usuarios online cada mes.

Su web suma más de dos millones de usuarios al mes

Los hermanos Cantaert nunca condujeron su negocio a ciegas. Se decidideron por ese proyecto porque su tío tenía una empresa de clasificados en Bélgica muy similar. ¿Y por qué en España? «Por motivos familiares habíamos vivido en Madrid hasta los 16 años. Cuando acabé mis estudios empecé a trabajar en Holanda, y no me gustó nada. Mucha lluvia, tu primer empleo, todo muy duro... Y un día volví a Madrid a ver a unos amigos y, de repente, me reencontré con el sol, la gente feliz por la calle... Y me dije, yo quiero emprender en España», explica Frédéric. A los pocos meses de echar a rodar el proyecto embarcó a su hermano, que estaba a punto de instalarse en Londres. «Teníamos el know how de Bélgica, pero nos lanzamos sin tener ni idea de por donde empezar en España, sin conocer a nadie laboralmente hablando ni los pasos administrativos que había que dar. Por suerte los padres de muchos de nuestros amigos nos ayudaron», recuerda Frédéric.

El comienzo del trayecto fue accidentado. La primera tirada de Autocasión se publicó con un gran número de fotos pixeladas. Pero la amenaza del siniestro total no se consumó. El segundo ejemplar salió perfecto y el negocio cogió rapidamente ritmo «porque el modelo belga ya era muy conocido aquí. Muchos clientes compraban coches en Bélgica, y gente de allí vendía en España. Eso nos ayudó mucho en los primeros meses», explica Frédéric. Después, el objetivo fue cimentar una relación de confianza de largo recorrido. «El negocio de los clasificados era bastante fácil: o funcionabas o no funcionabas. Y nosotros lo hacíamos porque trabajamos duro. Durante cinco años nos reservamos un sueldo de 700 euros y el resto lo reinvertíamos. Esa es fue la clave», asegura Frédéric.

El arranque online

Un lustro después tomaron el desvío a la autopista digital... y apareció un nuevo compañero de viaje. «Comenzamos con la web en 2002, pero cuanto decidimos ir a por todas en ese canal, en 2006, llegó Vocento», explica Frédéric. La venta al grupo de comunicación, manteniéndose al frente de la gestión, «fue un golpe de suerte, porque ellos tenían un equipo especializado en clasificados online del que aprendimos muchísimo», recuerda. Y, en esas, llegó el firme resbaladizo de la crisis. «Nuestra idea era hacer una transición lenta, con el horizonte en 2020, pero el contexto aceleró los planes estratégicos. En realidad, la crisis fue una oportunidad», asegura Nicolas. Febrero de 2011 fue la fecha del último ejemplar impreso de Autocasión.

Nuevas vías, idéntica ruta. «Es verdad que algunas reglas son diferentes en los dos soportes, pero el negocio no cambia. Al final se trata de dar difusión a tus clientes para que vendan coches. Y si tus audiencias y tus contactos son de calidad, te siguen todos», defiende Frédéric. «La idea aún es ejercer de intermediarios entre el que compra (ahora también coches nuevos) y el que vende. La principal diferencia es el servicio. La transición digital también la han tenido que realizar nuestros clientes, y ahí hemos ido de la mano, transmitiéndoles el conocimiento que ya tenemos adquirido», remacha Nicolas. Con el big data como motor, un simple pero eficaz negocio de clasificados se ha convertido en una consultora especializada en el estudio y análisis del mercado de coches. Y el viaje continúa...

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