Una vacuna de integración para frenar el virus populista

El XII Encuentro Empresarial Iberoamericano se saldó con una reivindicación del multilateralismo

Felipe VI clausuró el XII Encuentro Empresarial celebrado la pasada semana en Guatemala CASA REAL

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Impulsar el multilateralismo y la integración económica como antídotos para frenar la propagación del amenazante virus del populismo y de su extendida variante proteccionista. Ese fue uno de los mensajes más repetidos en la XXVICumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno celebrada la semana pasada en la ciudad guatemalteca de Antigua. Y también fue uno de los argumentos centrales del XII Encuentro Empresarial Iberoamericano, el único acto empresarial del programa oficial de la Cumbre. Organizado por la Secretaría General Iberoamericana (Segib), el Consejo de Empresarios Iberoamericanos (CEIB) y el Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras de Guatemala (CACIF), el foro reunió a más de 700 empresarios de toda la Región. El encuentro, que contó con la presencia de siete jefes de Estado y fue clausurada por Felipe VI, incluye una reunión de los 23 presidentes de las organizaciones empresariales que forman CEIB en el que se elaboran recomendaciones que después elevan a la Cumbre Iberoamericana.

Y ya durante la inauguración del evento, la secretaria genral iberoamericana, Rebeca Grynspan, comenzó a dejar claro que el peligro de los muros que está levantando el populismo es real. «Si no logramos volver a convencer a nuestra ciudadanía de que nuestro sistema social, político y económico funciona, tendremos un caldo de cultivo para lo que no queremos», alertó Grynspan, quien recordó que el 70% de los latinoamericanos considera que «se gobierna para unos pocos». Grynspan insistió en que recuperar la confianza ciudadana en las instituciones es esencial para que la estabilidad económica no se vea afectada, peo recordó también que es imprescindible activar el «escaso» comercio interregional, que apenas alcanza el 16,8%, frente al 70% que suma en regiones como Asia oEuropa.

«En efecto, el comercio intrarregional es una de los más bajos de mundo, y, sobre todo, muy acusado si lo comparamos con el de otras regiones como son América del Norte, Europa y el Sudeste asiático. Las razones residen en múltiples factores, como son el menor grado de integración regional y el escaso desarrollo de las infraestructuras regionales, en muchos casos dificultada por una orografía muy complicada», explica a ABC Narciso Casado, secretario permanente del CEIB. Fortalecer bloques comerciales como la incipiente Alianza del Pacífico o el Mercosur puede ayudar a reducir este déficit, aunque Casado recuerda que «el grado de fortaleza de los bloques comerciales no solo está condicionado por la eliminación de los aranceles y de las barreras no arancelarias, sino también por la voluntad y capacidad de erradicar barreras no arancelarias, fijar reglas comunes y establecer una unión aduanera».

El comercio interregional, apenas alcanza en la región el 16,8% frente al 70% de Europa o Asia

De la necesidad de eliminar obstáclos y crear un entorno propicio para las empresas que permita lograr un crecimiento sostenido en la zona habló también Antonio Garamendi, el nuevo presidente dela CEOE, en su intervención para presentar las recomendaciones del encuentro. «El desarrollo en la región dependerá de cómo se afronten y superen los problemas que han impedido un mayor desempeño económico, como las imperfecciones del mercado financiero, el régimen fiscal desigual, la aplicación defectuosa de las normativas laborales, los altos costes de entrada y otras barreras a la competencia, o el déficit de formación e innovación», explicó.

Casado cree que «en los últimos años se han realizado importantes esfuerzos para mejorar el clima de negocios en la región; sin embargo, caben mejoras en lo que respecta a la calidad institucional. No menos importante es que se haga hincapié en la necesidad de asegurar un proceso transición gradual que permita la reducción del sector informal, que es una de las principales motivos que explican los escasos avances de productividad logrados en las últimas décadas, y la fuerte atomización empresarial». En este sentido, Casado explica que «la innovación, la educación y formación fueron otros de los aspectos en los que se incidieron en el encuentro».

En el evento, el presidente de la patronal guatemalteca, Marco Augusto García Noriega, instó a que sea el propios sector privado el que lidere la integracón económica porque «la realidad ha demostrado que la mayoría de esfuerzos por la vía diplomática o política han fracasado o han tenido éxitos muy por debajo de lo esperado». Casado cree que el liderzago en los procesos de «integración regional corresponde a los gobiernos», pero coincide en que «las organizaciones y las empresas deben realizar un esfuerzo en destacar las ventajas, entre las que deberíamos subrayar una mayor diversificación regional del comercio exterior, un crecimiento más endógeno y la consecución de un mercado de mayores dimensiones para que las empresas locales puedan adquirir más escala, que les permita ganar en competitividad, producir bienes y prestar servicios más asequibles a la población y competir en los mercados globales»

Un pilar esencial

La cita sirvió además para refrendar el tradicional interés de la compañías españolas en la región. El encuentro, que contó con el apoyo de compañías como Repsol, Iberia, Mapfre, BBVA, La Liga y Cox Energy, sumó la presencia de más de 150 esmpresarios de nuestro país. «Iberoamérica es vital para las empresas españolas, que disponen de stock de inversión directa superior a los 120.000 millones de euros, con presencia en sectores estratégicos de las finanzas, telecomunicaciones, infraestructuras, energía, medio ambiente, entre otros. Iberoamérica es y seguirá siendo un pilar esencial para la actividad de nuestras empresas», concluye Casado.

Hacia una globalización «inclusiva»

Durante su discurso de clausura del XIIEncuentro Empresarial Iberoamericano, Felipe VI también abogó por el fortalecimiento de las relaciones comerciales y de inversión entre las naciones para «promover y difundir la prosperidad» y subrayó que «desde España se defienden las ventajas del librecambio en el marco multilateral como un potente motor de generación de riqueza y empleo». Tras argumentar que los españoles comprobaron cómo la internacionalización de la economía contribuyó «de forma sustancial» a amortiguar los efectos de la crisis, el Rey animó a lograr «acuerdos globales y justos», que constituyan una oportunidad para «fomentar la igualdad de género, mejorar la transparencia y generar riqueza y bienestar para el conjunto de la sociedad». En definitiva, una globalización «inclusiva».

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