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Turno de Isolux Corsán, ¿otro «déjà vu»?, y van...

Casi a la par con el momento crítico del «caso Abengoa», saltaban las alarmas, y a todo volumen, en torno al que hoy ya es el «caso Isolux Corsán»

MADRID Actualizado: Guardar
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El "déjà vu" es uno de los fenómenos que más interés despiertan en el ser humano. Es un, digamos, acontecimiento bastante extraño que le ocurre a todo el mundo en algún momento de su vida. Etimológicamente "déjà vu" no es más que el término "ya visto" en francés. Sin embargo, estas dos palabras no pueden ser más idóneas para mostrar su significado ya que, a grandes rasgos, al utilizarlas nos estamos refiriendo a aquellos momentos en los que al presenciar algo tenemos la sensación de haberlo vivido previamente.

Pues bien, algo así me ocurre (bueno, seguro que no soy la única) siempre que se da un caso similar al vivido ("ya visto") con la Vieja Pescanova. Porque cuando saltó a la luz lo de la ¿ya? Vieja Abengoa –su incapacidad por devolver lo prestado, su entrada en preconcurso, sus tiras y aflojas con los acreedores, sus planes de desinversiones, los de la nueva refinanciación, sus recambios en la cúpula directiva, sus "etcétera etcétera etcétera"–, "sentí" como que ya lo había leído ("ya visto") todo al respecto antes, y de hecho "percibí" todo lo que iba a pasar después...

¡vamos igualito casi casi que lo "vivido" con Pescanova!

Pues bien, casi a la par con el momento crítico del "caso Abengoa", saltaban las alarmas, y a todo volumen, en torno al que hoy ya es el "caso Isolux Corsán". Porque desde que la compañía que "aún" preside Luis Delso –al menos, hasta que se firme el plan de reestructuración de su deuda, eso sí con permiso de La Caixa, que no sólo es acreedora, con 350 millones de euros en el "debe", sino que es socio de referencia, con un 28%– entrara en números rojos en 2014, su decadencia ha ido "in crescendo". Hasta esta misma semana. Coincidiendo con mi particular y último "déjà vu" empresarial.

Así, el pasado martes se hacía público que hasta casi una decena de bancos (el llamado G-11: Santander, Caixabank, Bankia, Sabadell, Popular, Société Générale, Unicaja, ICO, Liberbank, Natixis y Bankinter) tendría que inyectar 200 millones a Isolux Corsán para que la firma española de construcción e ingeniería pueda atender sus gastos corrientes más urgentes y evitar el consecuente preconcurso de acreedores. En este caso concreto, las causas de impago tienen su explicación en la crisis de Brasil (¿les suena también?), que hacía sus estragos impactando en su negocio de transmisión de energía; la caída en picado de la obra pública en España, que lastraba las cifras del área de construcción, y la bajada de los precios del crudo, que atenazaba, aún más si cabe, el deteriorado negocio de Tecna, su división de servicios relacionados con el gas y petróleo. Una tormenta perfecta a la que se suma la fuerte devaluación de su deuda cotizada, 850 millones en bonos que han perdido un 80% de su valor. Precisamente por este contexto, que ya no podía "soportar" más, la empresa hacía pública ya hace una semana –preludio de lo que vendría después– la contratación de Rothschild y Houlihan Lokey con el objetivo de negociar cómo reestructurar la deuda y "adaptarla a las actuales duras condiciones del mercado y a la operativa del grupo".

De nada, o de casi nada, habría servido el plan de desinversiones de activos en el extranjero que tantos quebraderos de cabeza le han dado al, vuelvo a repetir, "aún" presidente de Isolux –(lo dicho, hasta que Isidro Fainé considere oportuno)–, Luis Delso, relacionado por muchos, con cierto oscurantismo, con "supuestos" delitos de blanqueo de capitales, fraude fiscal y falsedad en documento mercantil. De hecho, el empresario madrileño se ha visto también salpicado por las investigaciones de la "Gürtel" y la "Púnica", la "Operación Yogui", "caso Pujol" o la "Operación Petrum"... ¡buf! Este asunto no sé con que "déjà Vu" relacionarlo... ¿o sí?

El caso es que el salvavidas de Isolux, con un anticipo inmediato de 50 millones de ese total de 200 millones que necesita sí o sí, está contra las cuerdas, porque la banca acreedora (el llamado G-3, Santander, Caixabank y Bankia) lo ha condicionado a que el G-5 (estas tres entidades, más Sabadell y Popular) asuma una operación de avales sindicados por importe de 45 millones de euros.

¿Ven? Los tiras y aflojas con la banca que ya se repiten en mi mente... ¿Lo próximo? Nuevo presidente (¿Nemesio Fernández-Cuesta?) y nuevo director financiero (Javier Alcázar), ambos de la cuerda de La Caixa. Cambios directivos como "ya vimos" con la Nueva Pescanova, y cómo no, con la Nueva Abengoa, que desembocará, fijo porque está escrito por la que vendrá a llamarse "ley déjà vu", en la Nueva Isolúx Corsán.

Entonces, ¿es lógico tener un "déjà vu" con Isolux, o no? Para mí sí. Pues... ¡imagínense para los "G-3, G-5, G-7, G-9, G-11..." que con la crisis viven en un "déjà vu" constante!

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