El Tesoro busca vías para evitar el contagio al bono soberano

Las tensiones con el Govern han comenzado a afectar a las emisiones de deuda

Imagen del Ibex 35 EFE
María Cuesta

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Uno de los principales objetivos de las autoridades financieras durante el estallido de la crisis de deuda soberana fue romper el vínculo entre la deuda de los países y la de sus bancos. Hoy, el desafío de evitar el contagio vuelve a estar sobre la mesa del Tesoro, aunque en esta ocasión el círculo vicioso que debe quebrarse es el creado entre la deuda catalana y la soberana.

La deuda catalana en forma de bonos supone un porcentaje menor con respecto al total, pues el Estado es prácticamente la única ventanilla de liquidez de la Generalitat. No obstante, Cataluña tiene 5.669 millones de euros en bonos cotizando en el mercado y más de la mitad vencen en los próximos 30 meses.

Aunque el Estado no ha avalado explícitamente estas emisiones sí que se cubre las refinanciaciones. El problema, según fuentes financieras consultadas por este diario, es cómo afrontar estas refinanciaciones si la independencia de Cataluña llega a consumarse. Y, más allá, cómo evitar que la estrategia adoptada impacte en el bono soberano español , máxime cuando el Estado cuenta con 52.499 millones de euros de deuda catalana en sus manos.

Porque el Tesoro es el principal acreedor de la Generalitat, y con gran diferencia: tiene en sus manos el 68,4% de los 76.727 millones de deuda catalana. El peso de los valores y de los préstamos con extranjeros ya es muy residual (7% y 8%, respectivamente).

Moody’s ya advirtió el pasado viernes que en el caso de una Cataluña independiente, bajaría el rating de España, aunque el bono soberano conservaría el grado de inversión por lo que estaría por encima del «bono basura» en el que está ahora Cataluña. Fuentes de Hacienda aseguran que el FLA continuará cubriendo las obligaciones de la Generalitat , sobre todo porque la mayor parte de estos préstamos se dedican a pagar proveedores y servicios públicos como Sanidad y Educación . Además, es el Estado el que paga directamente, por lo que controla el destino de este dinero. Estas mismas fuentes señalan que la interventora de la Generalitat, Rosa Vidal, envió el pasado miércoles el informe semanal de gastos en el que certifica que ninguna operación de la Generalitat ha ido a financiar el proceso independentista.

Pero el dinero es cobarde. Sin ir más lejos, el Tesoro emitió ayer 4.936,44 millones en letras a doce meses con una rentabilidad negativa, cierto, pero menor que en la puja anterior de septiembre: del -0,350 el Gobierno ha pasado a cobrar un -0,310. Pese a ello, el contagio es moderado ya que el apoyo del BCE garantiza la colocación de la deuda pública. La semana pasada, ocurrió más de lo mismo y el Tesoro se enfrentó al interés más alto para colocar bonos a cinco años desde marzo, el 0,552% en una subasta de 3.208,46 millones.

Parte de este contagio es intrínseco al propio impacto sobre la economía española. El FMI y Banco ya han avisado de que las tensiones en Cataluña pueden afectar en el futuro. «Si prosigue el pulso, comenzará a lastrar la inversión. A su vez, ello afectaría al empleo y al consumo, aunque aún es muy pronto para ver este efecto», concluye Raymond Torres, director de coyuntura de Funcas.

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