La revolución de los valores que surge del interior del sistema

Un directivo de banco italiano que conjuga negocios con filosofía, finanzas, arte y ciencia

Oscar Di Montigny divulga los principios de la Economía 0.0 inés Baucells

Juan Carlos Valero

Llama la atención escuchar a un directivo de banca hablar de la necesidad de fomentar el bien común, de transcender para vivir eternamente «en esa parte de nosotros que le hemos dado a los demás». Oscar di Montigny, director de Marketing, Comunicación e Innovación de Banca Mediolanum, ha presentado esta semana en Barcelona la edición en castellano de su exitoso libro en Italia «El tiempo de los nuevos héroes» (RBA) , en el que desgrana su visión de la Economía 0.0, propuesta humanista para una economía sostenible en la que conjuga negocios con filosofía, finanzas con arte y ciencia.

Defensor de que las personas normales son los nuevos héroes que orientan la sociedad, Di Montigny cree en la bondad humana, pero advierte de la deshumanización de la tecnología, porque «las máquinas son programas; los hombres, proyectos». En su opinión, el cerebro humano no ha evolucionado lo suficiente para aprender a vivir entre el mundo real y el virtual. Por eso «lo importante del cambio es la orientación y no la velocidad».

Generadores de presión

Sentencia que el sistema está sufriendo una gran crisis de valores y que quiebra como el huevo golpeado, pero señala que si se agrieta desde el interior «nacerá la vida». Por eso predice que «renaceremos por la presión de los consumidores, desde dentro», de modo que «el verdadero desafío será convertirse en quienes generen la presión» en una revolución de los valores que protagonizan las nuevas generaciones, que optan por beneficiarse de las cosas sin necesidad de poseerlas.

El panorama que dibuja es desalentador, pero con esperanza. «Vivimos en la cuarta guerra mundial: en la primera se mataba a bayoneta calada; en la segunda con bombardeos; la tercera fue financiera y ahora estamos en plena ciberguerra de fake news». Otro cambio de paradigma es que todos los productos, incluidos los financieros, se han convertido en una «commodity». Y ante la paradoja de que ahora hay que pagar por tener el dinero en los bancos, «la confianza financiera solo se genera cuando el cliente se siente agradecido». Porque la gratitud supone «la memoria de un beneficio recibido», que se amplía mediante el reconocimiento de marca, la notoriedad y la reputación.

Gratitud en la fidelidad

Una gratitud que se traduce en fidelidad y que se manifiesta principalmente en los momentos más difíciles. Hace diez años ocurrió uno de ellos con la quiebra de Lehman Brothers , cuando Banca Mediolanum actuó inmediatamente. El fundador de la entidad, Ennio Doris, con el 40%, y Fininvest (30%) desembolsaron de su bolsillo 120 millones de euros para que los clientes que habían invertido en productos de la entidad construidos con bonos de Lehman como subyacente recuperaran su inversión. «No fue una estrategia de marketing, sino una forma de ser que marca la diferencia.

Sabedor de que el conocimiento es una riqueza que se puede transmitir sin empobrecerse, y que enriquece tanto a quien lo transmite como a quien lo recibe, Di Montigny ha organizado en 7 años más de 300 eventos por toda Italia con miles de participantes y en los que prescinde de comercializar nada. Memorables fueron las intervenciones de Path Adams, médico estadounidense, activista social y payaso que pregona la risoterapia, que habló del valor del amor en su vida. Tara Gandhi habló de la economía basada en los principios socioeconómicos de su abuelo, como Lech Walesa lo hizo sobre la libertad.

El autor de «El tiempo de los nuevos héroes» justifica que Mediolanum defienda «el valor del contenido al servicio de la comunidad en una apuesta por la gratitud de la gente, que ya sabe que somos un banco».

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