La profesionalización, la última frontera de la filantropía
Ruben Vardanyan, empresario, filántropo e inversor de origen armenio, destaca cómo el factor comercial cada vez está más presente en las donaciones solidarias
Ruben Vardanyan (Yerevan, Armenia 1968) es experto en anticipar los cambios de ciclo. Políticos y económicos. Cuando la Unión Soviética agonizaba, fundó Troika Dialog para posteriormente venderlo a Sberbank . En los albores de la mayor crisis económica del último siglo, puso en marcha la primera escuela de negocios privada en Rusia, Skolkovo. Y ahora que el mundo parece vivir una espiral de transformación continua, aventura que el próximo cambio de paradigma serán… las personas.
«La importancia que antes tenía el capital ahora ha ido a parar a la creatividad. El talento y la innovación están detrás de cualquier éxito empresarial. Antes necesitabas una robusta estabilidad financiera, ahora dos chicos jóvenes pueden crear una compañía y cambiar el mundo», sostiene Vardanyan en una entrevista con ABC tras participar en el Foro de Liderazgo de IE Business School . Desde su óptica de inversor, en la actualidad valora tanto las «ideas» como antes los números: «Un proyecto disruptivo es un factor indispensable para invertir en una empresa».
El encumbramiento de este factor humano tiene doble sentido. No solo se valora el talento del fundador de una empresa, sino también si su proyecto está enfocado a ofrecer respuestas para mejorar las condiciones de vida de las personas . «La educación, los cuidados sanitarios y las tecnologías de la información se han convertido en sectores pujantes porque interesan a la población», explica Vardanyan.
Precisamente por esta atención especializada al cliente industrias como la bancaria se han «uberizado», según el empresario: «Ahora es necesario conocer el mayor número de datos posible de tu consumidor, y para ello necesitas la inteligencia artificial, no un montón de oficinas locales . Es por ello que tecnologías como el blockchain van a ser determinantes en el futuro del sector bancario, aunque necesitarán una regulación concreta».
Mientras las industrias tradicionales se vuelcan en la atención al cliente, actividades como la filantropía realizan el camino inverso y se convierten en transacciones cada vez más profesionalizadas. Así lo cree Vardanyan, que también cuenta con una larga experiencia en este ámbito. De hecho, en la actualidad está comprometido con un buen número de organizaciones sin ánimo de lucro que tratan de impulsar aspectos tan diversos como la educación de jóvenes armenios o la preservación de símbolos religiosos.
«Antes era distinto . Un empresario realizaba una donación y llevaba a cabo un seguimiento de su causa. Ahora existe un gran componente comercial, muchos jóvenes se han hecho ricos con la tecnología y están instaurando una nueva relación. La filantropía se está profesionalizando» explica. En unos años, según sus palabras, esta tendencia será la norma.
Cambia el factor humano. Cambia la filantropía . Y cambian los modelos económicos de los países. Inevitable conversar con Vardanyan sin analizar la «gran transición» que está llevando a cabo, según el inversor, Rusia. «No hay que olvidar que hace poco más de veinticinco años , el país se mantenía bajo el régimen de la URSS. Poco a poco, la economía se está estabilizando. Rusia se está transformando, con apuestas por sectores estratégicos como el tecnológico», asegura. Armenia, país natal de Vardanyan, cuenta con más cambios sociales: «el país cada vez está más abierto a la inversión extranjera».
Quizás porque conoce los beneficios que reportan estos procesos de apertura, Vardayan no entiende los proyectos aislacionistas. El muro de México, el Brexit, o el independentismo catalán son para él «movimientos psicológicos que no atienden a razones económicas», afirma alguien, cabe recordar, que conoce a la perfección cuando conviene cambiar de ciclo.
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