Plan para un gobierno de concentración: los viejos rockeros del Ibex nunca mueren

Sin mirlo blanco, en busca de un plan B para Abertis... o no (como diría Rajoy)

Sánchez y Rivera conversan el Día de la Fiesta Nacional EFE
María Jesús Pérez

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No tener un plan B siempre a mano es como llevar todos los huevos en una sola cesta, tropezar y exponerse a romperlos todos y, a continuación, quedarnos con cara de alelados ante el desastre no previsto. Por ello, dicen los psicólogos que, para cualquier decisión que debamos tomar en la vida, siempre hay que tener un plan B, que funciona para darn todas el fatídico futuro que todo el mundo le augura aún: su desmantelamiento y expolio total si sigue en manos italianas. Pero esa es otra historia, que por cierto ya dejé escrita aquí allá por mayo...

Hay movimientos entre la bruma y también a la luz del día, realizados con valentía o cobardía, avalados en cualquier caso por la libertad que otorga una democracia madura que, al final, enturbian más que ayudan. Y más si cabe cuando las acciones se enmarcan en un panorama político-económico como el español actual. Una democracia, la nuestra, decía, atacada desde hace meses y meses por un frente unilateral secesionista en Cataluña que está poniendo patas arriba la unión de todo un país. Y, entre tanto delirio nacional, unos y otros lanzan ideas -en muchos casos, bastante peregrinas- para, cada cual a su manera -y a lo suyo-, poner su granito de arena en pos de solucionar el «drama»... o todo lo contrario. Eso sí, pronunciamientos diáfanos... más bien pocos. Que es lo que realmente ayudaría. La transparencia y claridad de pareceres.

Y hete aquí que resurgía un par de semanas antes del dichoso 1-O la manida idea de los últimos años de un gobierno de concentración que devuelva la estabilidad a España . Pero, sobre todo, mediante unidad política, para dejar a todo el mundo más o menos contento. A todos los ciudadanos, en general, y... a todos los empresarios, en particular. Y al pequeño y mediano empresario en general, y al gran empresariado, en particular.

El caso es que reuniones y propuestas las han habido, y muchas, coincidiendo además con las reuniones y contactos de los grandes empresarios con intereses en Cataluña, con preocupación en grado máximo por tener que poner su plan B en marcha y pies en polvorosa ante la firme amenaza por parte del Govern catalán de la DUI (declaración unilateral de independencia). La idea partió de los, digamos, «viejos rockeros» del Ibex35 que, una vez disuelto el CEC (el Consejo Empresarial para la Competitividad, liderado hasta su disolución por César Alierta) han mantenido contactos, sea por teléfono, sea en vivo y en directo, y también a través del llamado Foro Puente Aéreo (formado por un nutrido grupo de empresarios de Madrid y Barcelona que suelen organizar reuniones a las que invitan a políticos de primer nivel). Y casualidad de las casualidades, el último de sus encuentros fue el pasado 19 de septiembre, en Madrid, y con la presencia de algunos políticos catalanes. El Foro, pues, venía al pelo...

A estas reuniones -que no precisamente ese día- suelen acudir grandes empresarios -tildados como el el poder económico y financiero del país-, como, por ejemplo, Florentino Pérez (ACS), Antonio Brufau (Repsol), Isidro Fainé (Gas Natural Fenosa y Fundación La Caixa), Borja Prado (Endesa), Salvador Alemany (Abertis), Josep Oliu (Banco Sabadell), Antonio Huertas (Mapfre), José Manuel Entrecanales (Acciona), Javier Godó (Grupo Godó)...

De todos esos contactos, la idea, «peregrina» o no, cada cual que llegue a sus conclusiones, era lograr que el presidente Rajoy (¿por desgaste?) dejara paso a un gobierno de concentración en el que estuvieran los líderes de la oposición, Pedro Sánchez (PSOE) y Albert Rivera (Ciudadanos), liderados por un nuevo presidente de consenso, del PP, independiente, y que concentrase varias virtudes: capacidad de diálogo, moderación política y con el respaldo y aprobación de la comunidad internacional y de la financiera.. ¿blanco y en botella? El caso es que en mentideros empresariales ese candidato de consenso para los poderes económicos y financieros del país no era otro que el actual ministro de Economía, Luis de Guindos. Una alternativa que, además, le volvería a alejar de la opción de presidir el Eurogrupo o ser segundo en el seno del BCE en favor, quizás, de una candidata... si bien esa es otra historia que, hoy, no toca...

Ahora bien, se puede decir en estos momentos que es una idea ya desactivada. Primero, por el propio presidente del Gobierno, Mariano Rajoy . Y, segundo, por la propia deriva de los acontecimientos en Cataluña, que está viviendo uno de los mayores éxodos empresariales vistos en la historia de países que han sufrido «simulacros» (dejémoslo ahí) de declaraciones independentistas (acuérdense de Quebec que no se llegó a independizar de Canadá y que, tras dos referéndums -1980 y 1995-, perdió cerca de 800 empresas que nunca volvieron, incluidos los grandes bancos, con la consiguiente sangría de pérdida de empleos). Rajoy recuerda que un gobierno de concentración fue una alternativa que presentó en 2015 y que no fue posible pero ha dejado claro que no es su intención volver a plantearlo en estos momentos, porque lo importante, y suficiente, es estar todos juntos.

Ahora, en dichos mentideros empresariales, y en otros pero políticos, se habla de que esa idea, peregrina... o no, sí tendría sentido, pero en Cataluña . Aunque, primero, a ver qué hace Carles Puigdemont... Es necesaria la vuelta a la legalidad. Todo lo demás, es ciencia ficción.

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