El perro, uno más en la oficina

Que el mejor amigo del hombre le acompañe al trabajo es una práctica cada vez más extendida que crea buen ambiente y genera productividad

Laperra Dora, en una de sus habituales «jornadas de trabajo» en Bemypartner ABC

BELÉN RODRIGO

Dora acompaña casi a diario a su dueña al trabajo. Esta perra, adoptada hace un año por Montserrat Arias, directora y fundadora de Bemypartner, es una más en la oficina. O mejor dicho, es la estrella de la oficina. «Genera muy buen ambiente y mis compañeros me piden que la traiga», cuenta su dueña a ABC Empresa. Los primeros días de Dora no fueron fáciles, «ella es muy miedosa, y hemos vivido su evolución, une mucho al equipo, como pasa en la familia», añade. Esta perrita acompaña a Montserrat a todos lados, es tranquila y no da ningún problema.

Al igual que Dora, muchos otros perros van a trabajar con su amo, y según pasen los años, el número aumentará. Nestlé Purina ha puesto en marcha un programa, Pet at Work, con el que espera ayudar a las empresas a convertir sus oficinas en espacios dog-friendly, facilitando que los empleados puedan llevar a sus mascotas al trabajo. «Realizamos un estudio en ocho países europeos para entender lo que demandaba la sociedad y los resultados fueron espectaculares. El 74% de los trabajadores que tienen perro estarían encantados de llevarlo al trabajo. Y en el caso de los millenials, el porcentaje subía al 83%», explica a ABC Xavier Pérez director de comunicación y marketing de Nestlé Purina España. En la oficina de esta empresa en Barcelona llevan ya dos años conviviendo con las mascotas de sus empleados y la experiencia está siendo muy buena. Con este programa «ayudamos a las empresas a hacer la transición para convertir sus oficinas en lugares amigos de las mascotas», añade.

Algunos espacios de coworking ya admiten mascotas, algo muy apreciado por los millenial

¿Cómo afecta en una oficina ir a trabajar con el perro? ¿Cómo se pasa a ser un espacio dog-friendly? «Hay que tener en cuenta varios aspectos, entre ellos que la presencia de los animales no afecte a los colaboradores. Hay personas que pueden tener fobia a los perros o incluso alergias. Queremos que los beneficios que aporta no se conviertan en prejuicios», aclara Xavier Pérez. Nestlé Purina cuenta con un protocolo para llevar a cabo esta transición. «Una asociación evalúa a los perros para ver si son sociables y se saben comportar con otros perros, además de confirmar el tema de la vacunación», añade. Entre los aspectos más positivos de esta iniciativa desde Purina recuerdan que « lo más importante para los empleados es saber que pueden llevar a su perro cuando quieran, ese es el beneficio real. Supone un importante alivio emocional porque se siente culpables de dejarlo solo y al trabajar estás pensando en el perro», afirma Xavier. Cree que con sentido común esta experiencia funciona muy bien y los perros que participan «son respetuosos y educados». Sus amos, según los estudios, trabajan mejor, más inspirados y se crea una mayor fidelidad con la empresa.

El proyecto fue presentado hace unas semanas a grandes empresas de muy diversos sectores, entre ellas Bayern, Fujifilm, Sabadell, Privalia, Granini y Page Group. «Hubo una recepción muy positiva de las empresas. Es una barrera más que se va salvando como en su día fue la corbata», recuerda el responsable de comunicación de Nestlé Purina España. Se han colocado como objetivo lograr diez empresas dog-friendly este año para ir creciendo poco a poco en años sucesivos.

Uno más en el equipo

Jordi Urbea, director general de Ogilvy Barcelona, es un apasionado de los animales y de forma natural en su oficina, donde trabajan 170 personas, fue dando permiso a sus trabajadores a que apareciesen con su mascota, si así era preciso. Al conocer el programa Pet at Work se asoció a él, tal y como la citada empresa Bemypartner. « De 170 trabajadores solo 3 pusieron problemas, uno por tener pánico y se le cambió de piso, y dos por alergias que acabaron por ser psicosomáticas», explica Jordi a ABC Empresa. Los perros pueden acceder a la oficina por el 50% de los ascensores y tienen prohibida la entrada en las salas de reuniones y zonas comunes como la cocina. «Conviven encantados, hay muy buen ambiente y la productividad es estupenda».

En algunos coworking se permite la entrada de perros, como es el caso de La Cow, en Madrid, con una superficie de 145 metros cuadrados divididos en trece puestos de trabajo. Abierto desde hace cuatro años, «es una idea que estuvo dentro del planteamiento inicial», cuenta el gerente, Pablo Saracho. Él mismo va muchas veces acompañado por uno de sus dos perros. También una de las inquilinas, que lleva un galgo, ya mayor, y otro que tiene pensado ir acompañado del labrador de su abuela, que acaba de fallecer. «A las personas les parece bien, y los perros acaban por ser uno más, están a su aire ».

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