La compra de Time Warner por parte de AT&T ha agitado el sector de las telecos. REUTERS

Los operadores de telefonía e internet se reinventan con la televisión de pago

La compra de Time Warner por AT&T es la última operación en un sector que desde 2013 ha adquirido operadores audiovisuales por 235.025 millones

MADRID Actualizado: Guardar
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Las llamadas por móvil generan cada vez menos ganancias a los grandes operadores de telefonía e internet. Y plataformas como Whatsapp han hecho que apenas se envíen ya SMS. Telefónica, Vodafone, AT&T y los demás gigantes mundiales de las telecomunicaciones se han visto obligados a buscar una nueva fuente de ingresos que han encontrado en la televisión de pago. Por eso AT&T, que ya había adquirido Direct TV, acaba de comprar Time Warner, propietaria de los estudios Warner Bros y de los canales CNN y HBO, lo que le dará el control de contenidos como las exitosas series «Juego de tronos», «Sexo en Nueva York» y «True Detective». En esa línea Movistar adquirió el año pasado Canal+; Vodafone absorbió Ono y Kabel Deutschland y sus televisiones por cable; Liberty se hizo con Virgin Media y Ziggo, y Charter compró en los últimos meses Britght House y Time Warner Cable.

Así, las «telecos» se han gastado desde 2013 al menos 235.025 millones de euros en adquirir operadores de contenidos audiovisuales «premium».

La tecnología ha multiplicado el número de pantallas disponibles, y casi todas portátiles, como las tabletas y los teléfonos móviles inteligentes «smartphone». Eso ha provocado un cambio radical en los hábitos de los consumidores: ahora ven los contenidos televisivos donde y cuando quieren, relegando el televisor y la parrilla fija a un segundo plano. Una tendencia que ha propiciado la aparición de grandes distribuidores de vídeo bajo demanda («streaming») como Netflix, Hulu y HBO, que además son los propietarios de los programas y series de ficción más exitosos: «Juego de Tronos», «Narcos» y «House of Cards», entre muchos otros.

Valga de ejemplo que la penetración que están alcanzando entre los usuarios que AT&T, hasta la adquisición de Time Warner, tenía 26,1 millones de abonados a su servicios de televisión de pago, frente a los 86 de Netflix. La adquisición de Time Warner le aporta los 130 millones de abonados de HBO.

Por tanto estas distribuidoras y las tradicionales plataformas de televisión de pago –Digital+, Time Warner Cable– han despertado el apetito de las viejas «telecos», que tienen tanto la motivación como la capacidad para absorberlos. Los grandes grupos de telecomunicaciones tienen una holgada situación financiera: prueba de ello es que a la adquisición de esas compañías hay que añadir que se están haciendo con parte de los mejores contenidos considerados «premium».

En España, por ejemplo, Telefónica ha adquirido los derechos de emisión de la Fórmula 1, Moto GP, el torneo de tenis Roland Garros y los partidos clasificatorios para el Mundial de fútbol de 2018. Solo Movistar pagó 2.400 millones de euros por los de la Liga y la Champions para los próximos tres años. Hasta ahora era la televisión en abierto la que en nuestro país disponía de esos contenidos, pero la merma de sus ingresos por la crisis publicitaria ha limitado su capacidad de compra, dejando vía libre a las telefónicas.

Rentabilizar las redes

Además, las «telecos» están desplegando redes móvil y fijas ultrarrápidas (4G y fibra óptica) capaces de transmitir pesados contenidos audiovisuales. Las empresas de telefonía e internet han invertido miles de millones de euros en ellas y ahora necesitan rentabilizarlas. Ningún cliente está dispuesto a pagar una conexión a internet a 300 «megas» de velocidad solo para consultar el correo electrónico, pero sí por contenidos «premium» como la televisión en alta definición, el mejor catálogo de series y películas y la retransmisión de eventos deportivos.

La televisión de pago ha pasado por tanto a tener un enorme atractivo y a convertirse en el principal reclamo comercial de los operadores de telecomunicaciones. Prueba de ello es la encarnizada guerra de precios que Vodafone y Orange están librando en España en cuanto a su oferta de fútbol.

La telefonía fija y la móvil reportaron en el pasado jugosos ingresos a compañías del sector como Telefónica, Vodafone, Deutsche Telekom, AT&T y Verizon. Sin embargo, ese maná de los servicios tradicionales parece agotado debido a que la telefonía ha alcanzado su máxima penetración posible, las tarifas son cada vez más baratas por la fuerte competencia y han aparecido alternativas digitales como las llamadas por internet (voip).

Con la adquisición de una plataforma audiovisual con millones de abonados las «telecos» potencian la venta cruzada de todos sus servicios. El caso de Telefónica en España con Digital+ no solo es ejemplo de ello, sino que se ha convertido en un referente global en la convergencia de todos los servicios en la misma factura.

Al comprar la distribuidora de Canal+ Movistar absorbía sus 1,6 millones de abonados, a los que ha tratado de cambiar su tarifa por la suya convergente («Movistar Fusión»), que incluye no solo la televisión sino también el servicio de telefonía móvil –llamadas y datos – y la conexión fija a internet. Por tanto, al comprar Time Warner y sus más de 130 millones de suscriptores de HBO, AT&T tratará de comercializar a estos sus propios servicios de telefonía e internet.

El 60% de los consumidores europeos buscan ya paquetes de telecomunicaciones integrados, según un informe de la consultora McKinsey. Y esos usuarios consideran ya la televisión el principal servicio de todos ellos. Es bastante significativo que Movistar haya encarecido sus tarifas «Fusión» varias veces en el último año y medio para sufragar los derechos del fútbol y no haya sufrido una fuga masiva de clientes.

La fusión AT&T-Time Warner ha encendido las alarmas ante la posibilidad de que se esté produciendo una elevada concentración en el sector. Sin embargo, y según fuentes de la industria, se trata de un proceso natural que responde a la demanda de los usuarios. Un cliente de Movistar, Vodafone o AT&T puede estar abonado adicionalmente a una distribuidora en «streaming» como Netflix o Hulu, pero es raro que contrate más de dos servicios. Por tanto, la salida para estas acaba siendo aliarse con las grandes compañías que llegas hasta los hogares.

Alianzas estratégicas

No es casual que además de ser absorbidas, otros operadores de contenidos audiovisuales estén optando por aliarse con esas compañías de telecomunicaciones. Por ejemplo, Netflix, a día de hoy el mayor videoclub «online», se alió en 2014 con los operadores estadounidenses de televisión de pago Atlantic Broadband, Grande Communications y RCN para integrarse en su plataforma de televisión Tivo.

Esta semana Netflix, y después de finalizar su alianza con Vodafone, ha alcanzado un acuerdo con Orange España que permitirá el acceso de los clientes de la «teleco» a esta plataforma. Para su desembarco en nuestro país HBO acaba de pactar por su parte su distribución a través de Vodafone. Incluso grandes «telecos» como Movistar están empezando a desarrollar producción propia de series.

Aunque la explosión de los contenidos de televisión «premium» es una tendencia global, en España es aún más notoria dada la escasa implantación de la televisión de pago. Mientras en Holanda roza el 100% de los hogares y en EE.UU. el 90%, en nuestro país es del 28,8%, nivel al que se ha llegado gracias al «boom» de los paquetes convergentes en los dos últimos años.

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