El ministro de Energía, Álvaro Nadal
El ministro de Energía, Álvaro Nadal - EFE

Nadal tomó el testigo de Nadal en Energía pero... ¿ha tirado la toalla?

En plena polémica por la escalada de precios de la electricidad, el nuevo ministro anunciaba medidas para contener la subida en los precios del recibo de la luz

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Cual herencia familiar, Álvaro Nadal -ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital- recibía de su hermano, Alberto, la gestión de uno de los sectores con más enjundia para la economía del país. Y, por cierto, también muy de moda últimamente. El energético. Si bien es verdad que desde un puesto un escalón superior. Su gemelo ocupaba el cargo de secretario de Estado de Energía en el anterior Gobierno de Mariano Rajoy. Ahora, el nuevo ministro del ramo tiene que lidiar en los primeros compases de su mandato con parte de la normativa que dejó su otro yo, Alberto, hoy secretario de Estado de Presupuestos.

En plena polémica por la escalada de precios de la electricidad -debido a la ola de frío que congelaba a todo el país desde la primera semana del recién estrenado año-, el nuevo ministro anunciaba medidas para contener la subida en los precios del recibo de la luz.

¿Cómo? Por un lado «retocando» y, por otro, «relanzando». ¿El qué? Pues en concreto algunas de las medidas estudiadas por su hermano pequeño -por tan solo unos segundos- para reformar el sector eléctrico español, pero que quedaron en «stand by». A saber: las dos grandes gasistas del país-Gas Natural Fenosa y Endesa- tendrán que proporcionar al mercado, sí o sí, tal cantidad de gas que sea la suficiente para contener los precios del conjunto del recibo. «Atando» los precios del gas, según el Gobierno, se atarán igualmente los precios de la luz. En teoría, muy buenas intenciones. Sí. En la práctica... veremos. De momento, a corto plazo no tendrá efecto ya que legislada la medida aún no está. Así que, ¿pura teoría? Bueno, cierto es que en la Ley de Hidrocarburos 8/2015 ya se había pensado en esta posiblidad teórica. De hecho, incluida está, en su artículo 6: «El Gobierno podrá obligar a los comercializadores de gas natural que ostenten la calificación de operadores dominantes (…) a presentar ofertas de compra y venta de gas, por un volumen determinado, en el citado mercado con un diferencial», (sic).

Pero las soluciones no se quedaban ahí. También el mayor de los Nadal anunciaba que había que dar «luz» (nunca mejor dicho) verde a la aprobación «inmediata» de una orden ministerial por la cual se pondrá en funcionamiento de la figura de un «creador del mercado» en el Mibgas, el mercado mayorista de gas, un intermediario que garantizará que exista oferta suficiente en el mercado y de promover que esté atendida toda la demanda. Una medida que el nuevo ministro, por cierto, tenía en mente desde su llegada al cargo, pero cuya puesta en práctica y adjudicación se ha visto poco menos que obligado a acelerar con los precios de la luz disparados por el mal tiempo.

¿Y esas eran sus únicas medidas? o ¿había pensado en alguna que otra más? Pues sí. Había más. Pero otros ministros de departamentos directamente relacionados con la economía (¿?) no le han, digamos, dado el «ok». Bruselas, argumentan, está ojo avizor, y cualquier solución que de bocados a los ingresos no sería ni bien recibida, ni aceptada. El caso es que el titular de Energía quería más. Y se trataba de medidas que mucha gracia a las empresas del sector parecía que no les iba a hacer, por tanto. Si bien se buscaba la satisfacción de todas las partes afectadas. Las intenciones de Nadal pasaban por bajar la parte regulada de la tarifa eléctrica para conseguir abaratar la factura. La parte que cubre los llamados peajes (costes entre los que se incluye el transporte, distribución y las primas de las energías renovables). Esta parte supone el 65% del total del recibo junto con los impuestos a la gestión de las compañías, incluido el 21% del IVA. El ministro, dijo, que no lo iba a («poder», esto lo digo yo) hacer.

Para colmo de males, desde que España es exportadora neta de electricidad la factura de la luz no ha dejado de crecer. La explicación está en esas directivas europeas, escritas para los intereses de Francia y Alemania, que son quienes aprovechan que toda la energía que importan no incluya la inmensa mayoría de los costes asociados. Es decir, los consumidores españoles financian la energía barata que vendemos a mayor gloria de franceses y alemanes, pero también de nuestras compañías eléctricas que se aseguran la presencia en esos mercados y dan salida a su exceso de potencia instalada. ¡Acabáramos! Quizás el Gobierno se tenía que haber atrevido a cargar costes de transporte a nuestros vecinos pero me temo que va a ser que no. ¿Tira la toalla el Ejecutivo? De momento, las energéticas, «touché». Yo aún confío en Nadal.

Ver los comentarios