Guindos: «El BCE respetará la decisión del Supremo español sobre las hipotecas»

El vicepresidente del BCE considera que considera que es un asunto interno que queda completamente fuera de su jurisdicción

Mario Draghi, presidente del BCE, y Luis de Guindos, vicepresidente del BCE EFE

Rara vez toma la palabra el vicepresidente del BCE, el ex ministro español Luis de Guindos , en las ruedas de prensa posteriores a las reuniones del Consejo de Gobierno, como la que ha tenido lugar hoy en Fránkfurt. Pero cuando los periodistas han preguntado a Mario Draghi por el impuesto de las hipotecas y el efecto que puede tener sobre los bancos españoles, el italiano se ha limitado a decir que «en eso suscribiré punto por punto todo lo que diga el vicepresidente del Consejo» y le ha pasado la palabra a Guindos con cierta sorna. « No haremos ningún comentario », ha zanjado el Guindos sin perderse en dilaciones, «respetamos a los tribunales y respetaremos cualquier decisión que sea tomada por el Supremo español». De esta manera deja claro el BCE que respetará cualquier decisión que tome la Justicia española sobre el impuesto de las hipotecas y que lo considera un asunto interno que queda completamente fuera de su jurisdicción.

Mucho más locuaz ha estado Draghi sobre las incertidumbres que su propio país está sumando al ya de por sí suficientemente incierto panorama europeo y también en este punto ha tirado de ironía. «¿Muy convencido? ¿He dicho que estoy muy convencido? Bueno, dejémoslo en convencido, pero sí, estoy convencido de que el gobierno italiano llegará a un acuerdo con la Comisión Europea , que primará el sentido común, de que se actuará en consecuencia con lo que es bueno para el país y bueno para los italianos», ha tranquilizado a los mercados. Sus palabras, bromas aparte, son especialmente significativas, no solamente porque Draghi es italiano, sino también porque la reunión del Consejo de hoy ha contado con la presencia extraordinaria del vicepresidente de la Comisión Eruopea, Valdis Dombrovskis, para informar en primera persona a sus miembros de la marcha de las negociaciones con el gobierno de Roma. «Es una cuestión fiscal», ha aclarado, reduciendo la importancia de la polémica, defendiendo que el BCE se mantenga al margen más allá de aconsejar a Italia que aplique las leyes y subrayar que el diálogo sigue abierto.

A medida que Draghi se acerca a su jubilación en el cargo de presidente del BCE, parece acentuarse su carácter jovial y no hay crisis que resulte para él demasiado grave. Sobre el Brexit ha dicho que «hay mucho ya negociado y se ha trabajado mucho para que el impacto sea el mínimo», aunque no ha dejado de recomendar que «el sector privado debe estar preparado también para encajar un Brexit duro». Y a pesar de las nuevas tensiones comerciales a escala global y los indicadores que apuntan a una inminente desaceleración en Europa, el italiano mantiene que, en líneas generales, la economía está equilibrada, desestimando la larga lista de señales que señalan que el crecimiento podría no haberse estabilizado y que sigue desacelerándose. «Los riesgos que rodean el panorama de crecimiento de la zona euro aún pueden ser evaluados como ampliamente equilibrados», ha dicho. «Concretamente los riesgos vinculados al proteccionismo, las vulnerabilidades en mercados emergentes y volatilidad en mercados financieros siguen siendo significativos», ha reconocido, «pero no lo suficiente como para hacer cambios en la agenda de retirada de los estímulos». Así ha justificado que la hoja de ruta del BCE permanezca inmutable: final de la compra de activos a fin de año y primeras subidas de tipos de interés a partir de septiembre u octubre de 2019.

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