El BCE elimina el mensaje en el que aludía a la posibilidad de ampliar la compra de activos

Draghi señala como peligro la política arancelaria de EE.UU.

El presidente del BCE, Mario Draghi EFE

ROSALÍA SÁNCHEZ

Toda la atención de la rueda de prensa de ayer del Banco Central Europeo (BCE) se centró en lo que su presidente, Mario Draghi, no dijo. Desapareció en su discurso la referencia a posibles ampliaciones de las compras de deuda, lo que se interpreta como el esperado mensaje hacia la normalización monetaria. Pero lo que sí dijo, con todas las letras, fue que la política arancelaria de Donald Trump es un "riesgo a la baja" para la economía del euro. "Los riesgos a la baja están relacionados con factores globales" , advirtió el presidente del BCE, señalando que la zona euro se puede ver fuertemente sacudida en el corto plazo por la decisión del presidente de EE.UU. de aumentar los gravámenes a la importación de acero y aluminio. Draghi se preguntó además que "si pone tarifas (arancelarias) contra quienes son sus amigos, uno se pregunta quiénes son los enemigos…".

El BCE destaca el riesgo que supone para la economía el aumento del proteccionismo y subraya la necesidad de que las políticas comerciales sean discutidas y determinadas en foros multilaterales. "Las decisiones unilaterales son peligrosas", dijo Draghi, que tranquilizó afirmando que "no será grande" el efecto inmediato de los aranceles que pretende imponer Trump, pero reconocía que existe una preocupación sobre el estado de las relaciones internacionales.

En el Día Internacional de la Mujer, Draghi evitó opinar sobre el género de Luis de Guindos , cuya incorporación a la vicepresidencia del BCE felicitó independientemente de ese detalle y aseguró que "estamos todos convencidos de que va a ser muy, muy buen colega". Tampoco entró en consideraciones sobre su perfil político. "No hemos pensado en eso", zanjó, al tiempo que cortó de raíz las preguntas sobre su propia sucesión bromeando: "no me maten tan pronto, por favor, todavía me queda un tiempo de mandato".

Punto de inflexión

Pero el hecho de que el programa QE ("Quantitative Easing" o expansión cuantitativa) haya tocado su punto de inflexión, habla por sí solo del final de la era Draghi en el BCE.

En concreto, ayer suprimió de su discurso la frase "si las perspectivas fueran menos favorables, o si las condiciones financieras fueran incompatibles con el progreso del ajuste sostenido de la senda de inflación, el Consejo de Gobierno está preparado para ampliar el volumen y/o la duración del programa de compras de activos", lo que supone comenzar a neutralizar su "forward guidance", su hoja de ruta, una decisión que, según repitió el presidente del BCE en varias ocasiones, ha sido tomada de forma unánime.

De momento, se mantienen intactas las compras de deuda , que continuarán a un ritmo de 30.000 millones de euros al mes hasta finales de septiembre. Tampoco cambia la vinculación de la inflación con la continuidad del QE y el BCE adelanta que las compras de deuda continuarán "hasta el final de septiembre de 2018 o hasta una fecha posterior si fuera necesario.

En todo caso, "hasta que el consejo de gobierno observe un ajuste sostenido de la senda de inflación que sea compatible con su objetivo de inflación". El italiano aseguró que la política del organismo que preside seguirá siendo "reactiva", pero que "todavía no se puede cantar victoria", puesto que "es necesario un amplio grado de estímulo monetario".

Crecimiento más rápido

Por lo demás, parecen soplar buenos vientos para Europa. Draghi matizó en sus previsiones que el crecimiento económico se expandirá a un ritmo más rápido de lo previsto e hizo una mención a los riesgos para el crecimiento que están "equilibrados". "Elevamos la previsión de crecimiento del PIB de 2018 al 2,4% frente el 2,3% anterior. Para 2019, el crecimiento esperado es del 1,9% y para 2010 del 1,7%", añadiendo también datos del IPC, que se van acercando progresivamente al objetivo del 2% que establece el estatuto del BCE: 1,4% en 2018 y 2019 y 1,7% en 2020 en tasa subyacente.

Respecto al surgimiento o crecimiento de fuerzas electorales antieuropeas en el continente, como acaba de verse de nuevo en las elecciones italianas, Draghi se limitó a decir que "el euro es irreversible" y recordó que "es una prioridad completar la unión bancaria y del mercado de capitales".

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