Miguel Ángel Fernández OrdóñezIVÁN MATA

Mafo, historia de un gobernador que jugó a ser ministro

Una factura de 61.495 millones, once entidades rescatadas y la desaparición de medio sistema financiero quedaron tras su paso por el Banco de España

MADRID Actualizado: Guardar
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Fue en noviembre de 2008, con el polvo levantado por la caída de Lehman Brothers colapsando el sistema financiero mundial, cuando el entonces jefe del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, acudió sonriente a una cumbre del FMI en Washington. Los más críticos aseguran que el paso del presidente socialista por aquella reunión fue una merecida lección del destino, que se empeña en sacar a la luz la hemeroteca con la fuerza renovada de un bumerán. Los más benévolos creen, sin embargo, que Zapatero fue simplemente el convidado de piedra que tiene toda cita internacional que se precie.

Como fuere, el presidente vendió sin tapujos ante la primera plana mundial las maravillas del sistema financiero español, "el más sólido del mundo", y sacó pecho del supervisor que había permitido aislar a nuestra banca de un mundo de excesos e ingeniería financiera.

"Hemos tenido un marco de regulación y supervisión reconocido internacionalmente por su calidad y por su rigor", aseveró.

Es bien sabido que una factura de 61.495 millones, once entidades rescatadas y la desaparición de medio sistema se han empeñado en desmentir el pregón. Pero lo cierto es que el mandato del gobernador más político que nunca ha tenido el Banco de España (el primero en tomar los mandos del palacio del marqués de Alcañice sin el consenso entre PP y PSOE) aún colea en la actualidad.

Miguel Ángel Fernández Ordóñez (conocido como Mafo) ha querido rentabilizar sus cuatro años de silencio desde que dejó la institución –ya con el estallido de Bankia habiendo tocado de muerte la imagen de España– y ha publicado un libro en el que señala a Luis de Guindos, ministro de Economía en funciones, como responsable del mayor fiasco bancario que ha sufrido el país.

Según Mafo, sin el ruido generado por De Guindos en torno a Bankia no se habría cerrado la financiación en los mercados y se habría evitado el rescate. Sin embargo, si hay un error del que se responsabiliza el exgobernador en los círculos financieros, es el haber forzado la fusión entre Caja Madrid y Bancaja. "Ahí está el germen del problema", asegura un experto bancario que solicita el anonimato. Los peritos del Banco de España también apuntaron en esta dirección en su informe presentado al juez, en el que aseguraron que el 80% de los 22.000 millones que tuvo que provisionar Bankia procedían de la caja valenciana.

Se llegó muy tarde

"La política de Mafo se basó en continuar con la estrategia que hasta el momento siempre se había hecho en nuestro país. Propiciar fusiones y esperar a que el tiempo, poco a poco, fuera compensando las pérdidas. Es cierto que pudo haber funcionado una vez más, pero en esta ocasión las pérdidas eran demasiado elevadas y se llegó muy tarde", relata.

La lentitud es la otra gran mancha que emborrona el currículo de Ordóñez. El Banco de España fue siempre a remolque de la crisis financiera y ello, además, le obligó a cambiar de estrategia en varias ocasiones. Quizá lo más grave sea que esto no se debió a un simple error de calendario. "Las injerencias políticas en el sistema financiero eran tan fuertes y, sobre todo, estaban tan aceptadas en aquel momento que el entonces gobernador ni si quiera intentó luchar contra ellas. De él mismo se decía que jugaba a ser ministro de Economía con absoluta normalidad", explica un exdirectivo de una entidad hoy desaparecida.

Lo cierto es que la primera intervención de una caja de ahorros en España data de mayo de 2009, cuando quebró Caja Castilla-La Mancha. Después se puso en marcha el FROB, y la figura de los SIP, las fusiones virtuales con las que el gobernador quiso rebajar el exceso de dimensión del sistema financiero sin pisar callos en los cortijos políticos. La consigna entonces era "ganar tamaño", lo que, como después se ha visto, no necesariamente significa ser más solvente. El número de cajas se redujo, pero no los sillones de los consejos, que siguieron estables tanto en número como en sus ocupantes.

El proceso cambia de rumbo

"Se confundió un problema de liquidez con uno de solvencia", afirma otro experto financiero. A finales de 2010, el proceso cambia de rumbo. El Gobierno y el Banco de España pasan de pedir una reducción de la capacidad del sistema a requerir a las entidades más capital. La llegada del PP al Gobierno supuso un nuevo cambio de rumbo en la estrategia y, según Mafo, fue la causa del estallido de la bomba. "El error más importante fue el de magnificar los problemas del sector bancario español para criticar al Ejecutivo anterior y justificar el carácter salvador del nuevo Gobierno", se defiende en su libro.

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