Lagarde en el BCE, ¡sigue la fiesta para España!

El mercado descuenta que la francesa continuará la política monetaria expansiva para alivio de países como el nuestro

Lagarde llevará a cabo, previsiblemente, una política económica que dé continuidad a Draghi AFP

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Apenas se filtró el nombre de Christine Lagarde como nominada a la presidencia del Banco Central Europeo (BCE), los bonos del gobierno español a diez años redujeron su rendimiento una décima de punto porcentual , al igual que los italianos. Los mercados vieron de inmediato en Lagarde la mano que seguirá manteniendo a los estados altamente endeudados dando continuidad a la política monetaria de Mario Draghi.

"La señora Lagarde es una candidata política dispuesta a apoyar a los gobiernos del Club Med–países del Mediterráneo– para que sigan endeudándose", zanja Steen Jakobsen, economista jefe del banco danés Saxobank, en la misma línea de la valoración que hace Daniel Hartmann, economista jefe del administrador de activos Bantleon.

"Los gobiernos de los países periféricos del sur darán la bienvenida a Lagarde con un suspiro de alivio", adivina este último, "porque está muy abierta a las medidas no convencionales e incluso argumentará a favor de una política monetaria todavía más expansiva que lo que hemos visto hasta ahora". Y ambos se preguntan hasta dónde puede estirarse esa cuerda de laxitud monetaria.

Con Draghi al frente, el Banco Central Europeo ha comprado bonos de deuda española por valor de 260.000 millones de euros , a fecha de diciembre de 2018. "Y ahora la fiesta continúa", lamenta la autora Dorothea Siems, "y como con estos niveles de deuda unas tasas normales de tipos de interés serían insostenibles y harían quebrar a varios estados, pues la normalización de los tipos queda aplazada sine die".

"Podría llegar incluso más lejos", advierte por su parte Thomas Mayer, ex economista jefe de Deutsche Bank y ahora director del "think tank" Flossbach, del Instituto de Investigación Storch, "ella no procede de la tradición de la disciplina monetaria, no ha sido banquera sino ministra francesa de Finanzas entre 2007 y 2011", de manera que para ella tienen menos peso principios inmutables de la banca, como el hecho de que los bancos centrales no pueden administrar ni sostener las financias públicas.

Un BCE más político

El Banco Central Europeo corre el riesgo de volverse más político e involucrarse más en la financiación pública de los países del sur de Europa, una línea de acción que ha despertado fuerzas antieuropeas por todo el continente. Cabe recordar que, como presidenta del Fondo Monetario Internacional (FMI), defendió una quita de la deuda griega y que, al negarse los socios europeos, el tercer rescate se llevó a cabo sin el apoyo de este organismo internacional. ¿Qué decisión tomará cuando se agoten los estímulos, los países periféricos estén todavía más endeudados que ahora y la economía europea no haya encontrado la fórmula para hacerse un hueco entre los gigantes estadounidense y chino, que son las potencias económicas del siglo XXI?, se preguntan los analistas.

Y en este punto cabe recordar lo que la propia Lagarde escribía el pasado mes de enero en el blog del Fondo Monetario Internacional: "Cuando la próxima crisis llegue, algo que pasará, las autoridades deberán usar todas sus herramientas para maximizar su efecto combinado. Esto significa apoyar la demanda a través de una política monetaria más laxa y estímulos fiscales donde sea posible".

Vaso medio lleno

Los analistas de bancos consultados por ABC, que tratan de esconder su miedo a la prolongación de los tipos bajos e incluso negativos, intentan mostrar el vaso medio lleno y señalan que Lagarde ha clamado reiteradamente desde el Fondo Monetario Internacional por la culminación de la unión bancaria , un proceso que puede impulsar ahora desde su papel de supervisora del sector, con una mayor reducción de los préstamos improductivos en los balances y favoreciendo fusiones transfronterizas.

Y en Francia todos los ojos se vuelven hacia el recién elegido economista jefe del BCE, Philip Lane. Este sí tiene perfil auténtico de banquero y la economía y las finanzas europeas en la cabeza, además de ser considerado por algunos expertos como "el mejor macroeconomista del mundo". Será él quien maneje la maquinaria, mientras Lagarde pone cara y relaciones públicas a las decisiones.

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