Italia rechaza recortes o subidas de impuestos para reducir su deuda pública

Italia continua sin que le cuadren las cuentas, lo que se está traduciendo en llamadas de atención de Bruselas y del Fondo Monetario Internacional, con una consecuencia negativa evidente: se incrementa la presión sobre los títulos de Estado italianos, aumentando su diferencial con el bono alemán hasta acercarse a los 190 puntos (75 más que España), el máximo desde el 2015. Entre los títulos de Italia y de España no se había producido un diferencial tan amplio desde el 2012.

La Unión Europea ha pedido por carta al gobierno italiano una corrección en su presupuesto: Debe recortar 3.400 millones de euros, el 0,2 % del PIB. La respuesta del gobierno Gentiloni llega el miércoles a Bruselas, con un contenido vago y estudiado hoy hasta el último momento, para explicar, según adelantan medios italianos, que no puede haber recortes significativos ni nuevos impuestos.

En otras palabras, no habrá respuestas puntuales, sino que, para evitar una sanción comunitaria, se mostrará el deseo de seguir negociando con la Comisión Europea, mientras se hace un recorte simbólico.

Italia está ya en precampaña electoral y trata por todos los medios evitar medidas de ajuste. Pero el comisario europeo de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, presiona al gobierno Gentiloni con el argumento de la deuda pública: «Es necesario el recorte. Italia es dependiente de los tipos de interés, en particular ahora con la nueva política norteamericana». La deuda pública ha llegado ya a 2,250 millones de euros, el 134 % del PIB, lo que supone a ItalIa un pago de 70.000 millones de euros en intereses al año.

Frente a quienes optan en Italia por una política de enfrentamiento a Bruselas, como ha hecho el exprimer ministro Matteo Renzi, el diario «Il Sole 24 Ore» advierte que «lo que hace la UE es llamar a Italia al respeto de las reglas»: «No es verdad que impone un rigor ciego. Ya nos ha concedido 19.000 millones de flexibilidad en los presupuestos para reformas, inmigrantes y terremotos.

Ahora pretende un recorte de 3.400 millones de euros», escribe en un editorial «Il Sole 24 Ore», añadiendo que «es la vulnerabilidad del sistema italiano y no Europa la que nos mete en problemas y ahoga nuestro crecimiento».