La inversión en investigación, la brecha que aún no ha cerrado la recuperación

España, Portugal y Finlandia son los únicos países de la UE que todavía no han recuperado el nivel de gasto previo a la crisis

Las empresas privadas sí mantiene la tendencia al alza y en 2016 destinaron un 3% del PIB a I+D+i. ABC

MARIBEL NÚÑEZ

Todo lo que nos rodea está relacionado con los progresos que ha hecho la industria en las últimas décadas fruto, sobre todo, de la investigación. Conducimos coches cuatro veces más seguros que hace dos décadas con 15 veces más coches en las carreteras, podemos comprar productos alimenticios más sanos y funcionales, tenemos acceso a una medicina que es capaz de hacer tratamientos personalizados para cada enfermo y podemos consultar todo lo habido y por haber en el teléfono móvil antes de salir de casa. Todos estos avances no son fruto de la casualidad, sino de la inversión en investigación, que es algo así como la sangre al cuerpo humano para la industria, por lo que merece todos los cuidados necesarios.

Sin embargo, por diferentes razones, el I+D+i vive en España una especie de tormenta perfecta, y no logra alcanzar la media europea . Según los últimos datos disponibles de la oficina estadística europea, correspondientes al año 2016, España destinó a I+D un 0,7% más que el año anterior, lo que supone una inversión agregada de 13.260 millones de euros, 87 millones más que en 2015. Llama la atención la fuerte desaceleración que se produjo en 2016 respecto a 2015, cuando esta partida aumentó un 2,7%. De este modo el ratio de inversión en I+D sobre PIB retroce del 1,22% de 2015 al 1,19% de 2016.

Por sectores, las empresas tienen siempre una visión más a largo plazo que los políticos ya que, no en vano, les va su futuro en ello. Así, las compañías representaron en 2016 el mayor porcentaje sobre el gasto total en I+D, con un 53,7% (equivalente al 0,64% del PIB), seguidas de las universidades, con un 27,5% del gasto total, equivalente al 0,33% del PIB.

Mientras tanto, el gasto en I+D de la Administración Pública supuso el 18,5% del gasto total, el 0,22% del PIB, y el 0,2% correspondió al sector Instituciones Privadas Sin Fines de Lucro (IPSFL).

Si se comparan los datos de 2016 con los del año anterior, el gasto en esta partida de las empresas aumentó un 3% mientras que Administración Pública y Enseñanza Superior disminuyó un 2,7% y un 1,5% respectivamente.

La cuestión es que, si se comparan estos datos con los del resto de la Unión Europea, España constituye, junto con Portugal y Finlandia, una excepción el Viejo Continente, al tratarse de los tres únicos paises que todavía no han recuperado los niveles de inversión previos a la crisis económica. Los datos reflejan de manera nítida que España invierte un 9,1% menos en I+D que en 2009 mientras que la Unión Europea en su conjunto invierte un 27,4% más. Su evolución, además, contrasta con las otras cuatro grandes economías del continente: Reino Unido (+39%), Alemania (+37%), Francia (+13%, dato de 2015) e Italia (+12%), que acumulan crecimientos de doble dígito en este periodo.

En términos relativos, España se situó en 2016 en el 58,6% de inversión que realiza el promedio de países de la Unión Europea (venía del 60,1% en 2015) , volviendo a la situación relativa que presentaba en 2003. Desde 2009, España pierde 13 de los 21 puntos porcentuales de convergencia que había recortado a Europa entre 2000 y 2008.

Una de las razones de esta menor aportación pública a la inversión en investigación y desarrollo está en el déficit público. A nadie se le escapa que los años de la crisis han pasado factura a las arcas públicas que, en general, han estado para pocas o ninguna alegría, y menos para algo tan poco tangible en votos para los políticos como la investigación. Este recorte, junto con otros muchos, combinado con el aumento de la recaudación de impuestos que ha traído la recuperación económica, ha hecho posible que el déficit público haya pasado del 10,5% del PIB en 2012 al 3,1% previsto para este 2017.

En el ranking europeo de inversión en I+D España ocupa la posición 17 entre los 28 Estados miembros. En los últimos años ha sido adelantada por Hungría, Italia y la República Checa. De este modo, un total de 5 países europeos con menor potencia económica que España presentan niveles de inversión en I+Dsuperiores, como son los casos de Estonia, Eslovenia, Hungría, República Checa yPortugal.

Pacto por la Ciencia

Mientras tanto, desde el Gobierno, el ministro de Economía, Industria y Competitividad, Luis de Guindos , aseguró esta semana durante la conmemoración de los 40 años del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industria (CDTI) , que «hay un amplio consenso entre todas las fuerzas políticas para alcanzar un gran pacto por la Ciencia, para aumentar el número de investigadores, mejorar las ayudas y potenciar la colaboración público-privada. Necesitamos la participación de la sociedad, de las empresas, de las administraciones públicas y demás partidos políticos». El ministro es consciente de la importancia de la innovación ya que «ha contribuido enormemente a la mejora de la economía a lo largo de la historia ya que entre los años 1900 y 2000 el PIB ha experimentado un incremento de más del 800% debido en parte a la innovación, que ha tenido un papel fundamental».

De Guindos destacó que «el CDTI es un organismo de referencia para el tejido empresrial así como el pilar en el que se apoyan las empresas españolas para dar el salto internacional, con 25.000 millones de euros movilizados, inversiones de más de 280 millones de capital en empresas y 30 convenios bilaterales de I+D+i. El modelo de este organismo es asesorar, dar asistencia técnica y una financiación adecuada para sus necesidades, al tiempo que facilita la capitalización de empresas innovadoras mediante su participación en varios fondos de capital riesgo que invierten en empresas de base tecnológica, actividad que previamente desarrollaba a través de Neotec Capital Riesgo y que desde 2012 se vehicula por medio del Programa Invierte.

Escasez de fondos públicos

Pero dada la escasez de fondos públicos en los últimos años, el CDTI se ha dedicado también a impulsar la colaboración público-privada. Durante los 40 años que ha cumplido esta semana ha apoyado a más de 12.500 empresas a través de los distintos programas de ayudas a la I+D+i empresarial, a la modernización tecnológica, a la internacionalización y a la participación en grandes programas internacionales.

Por su parte Carmen Vela , secretaria de Estado de I+D+i, aseguró durante el mismo acto que «los datos dicen que en épocas difíciles las empresas y los centros tecnológicos han sido capaces de colocar a España tercera en número de proyectos, por delante de Francia, por ejemplo en los proyectos de Horizonte 2020, en el que las emrpesas españolas han conseguido captar 2.400 millones de euros».

Desde el propio CDTI su director general, Francisco Marín, explicó que «es en la empresa donde se genera la innovación, pero lo hace por la necesidad de mejorar su posición en el mercado y luego trasladando esos beneficios a la sociedad, generando empleo y más empresas y constituyendo así un círculo virtuoso».

Pero, políticos al margen, la realidad es que los empresarios que asistieron al mencionado acto y que tomaron la palabra se mostraron en general muy contentos con la actuación del CDTIen estos años aunque, de paso, le pidieron que potencie la relación entre las empresas, intensifique la transferencia del conocimiento entre la Universidad y las empresas, que siga impulsando la innovación y trabaje en que la sociedad española y con los empresarios.

Carlos Moro, presidente de Matarromera, explicó el compromiso de su compañía con la innovación «a la que dedicamos el 15% de nuestra facturación. En los últimos 10 años hemos realizado 80 proyectos en cooperación con universidades y centros tecnológicos, y ha dado como resultado que tenemos 11 patentes propias en el mundo, vinos más saludables, sin alcohol e incluso cosméticos y complementos alimenticios».

Otra de las empresas punteras en materia de innovación que estuvo presente en el cumpleaños del CDTI fue Natura Bissé , una de las más reconocidas en el mundo de la cosmética a nivel internacional por la contrastada eficacia de sus productos, sobre todo los aplicados en cabina. José Borrell, consejero delegado de la compañía, aseguró que «el pilar de la empresa es la innovación, sobre todo en los tratamientos que aplicamos en cabina a cada tipo de piel ya que este es el dato fundamental, la personalización de los tratamientos, y en la labor de investigación el CDTI ha sido fundamental».

Otro de los sectores en los que la investigación ha sido fundamental es el de componentes metálicos para la industria, entre ellas de la de automoción. César Molins, consejero delegado de AMES , aseguró que «desde 1986 trabajamos con el CDTI, y su financiación ha sido fundamental en los años de la crisis en los que los bancos cerraron el grifo de los créditos. Tenemos nueve líneas de investigación de materiales que van desde el titanio poroso para las prótesis biomédicas al diseño de nuevas presas híbridas».

Javier Sesma, Director General de Innovación de Thyssenkrupp, explicó que en su empresa tienen 19 familias de patentes, muchas de ellas relacionadas con los pasillos rodantes, invento en el que fuimos pioneros en 2009 en el aeropuerto de Toronto. Ahora estamos trabajando en el tren de levitación magnética transrapid siempre con la idea de hacer más fácil la vida en la ciudad ya que, según las previsiones en el futuro aumentará aún más el número de personas que vive en ellas». Y es que el sector privado parece haber entendido que, en una época de continuo cambio, la máxima de renovarse o morir nunca fue tan válida.

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