La inspección del Banco de España vio que Bankia era inviable tres meses antes de salir a Bolsa

El técnico José Antonio Casaus asegura que se detectó un déficit de saneamientos de hasta 10.000 millones pero no se plasmó por escrito «por falta de coraje»

El inspector José Antonio Casaus testifica en la Audiencia Nacional EFE

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Los equipos de inspección del Banco de España tuvieron constancia de las debilidades contables de BFA-Bankia tres meses antes de que la entidad financiera saliera a Bolsa en julio de 2011 captando 3.000 millones de euros entre pequeños y grandes inversores. El que fuera inspector jefe del supervisor en Caja Madrid primero y Bankia después, José Antonio Casaus, ha asegurado este martes durante el juicio por la oferta pública de suscripción (ops) del banco que ya en abril de 2011 se dieron cuenta de que el banco «no tenía ninguna viabilidad» y así los transmitieron a sus jefes.

«Cuando alertamos de cómo estaba el grupo fue en abril de 2011, que es cuando vemos la primera foto trimestral del grupo», ha dicho durante su comparecencia como testigo en referencia a las primeras cuenta consolidadas del grupo, del primer trimestre de 2011. «Nos dimos cuenta de que el grupo no tenía ninguna viabilidad», ha añadido. Así lo reflejó en una serie de correos electrónicos que figuran en la causa judicial en la Audiencia Nacional y en los que comenta con sus compañeros la inviabilidad del grupo , su opinión desfavorable sobre la salida a Bolsa y su advertencia de un futuro rescate, como luego sucedió.

Esos «mails» supusieron un antes y un después en el caso Bankia por cuanto evidenciaba que la situación de Bankia era conocida en el seno del supervisor bancario: de hecho, llevaron a la Audiencia Nacional a imputar a los jefes de supervisión de la institución, aunque luego los desimputó. La cúpula del supervisor siempre ha defendido que esas alertas no llegaron a su comisión ejecutiva por vías formales.

Autocrítica

Casaus y el equipo de inspección de Bankia quisieron reflejar en su informe de seguimiento de marzo de 2011 las necesidades de provisiones adicionales que ya tenía la entidad, y que cifraban entre 8.000 y 10.000 millones de euros. Sin embargo, su superior, Pedro Comín, les pidió poner «algo que no comprometiera mucho», según el relato de Causaus. Así, al final los inspectores dejaron por escruto que «las coberturas parecen suficientes a dos años, pero dependerá de la evolución de la crisis y del sector inmobiliario».

«Ese fue nuestro error, de falta de coraje, lo metimos en contra de lo que pensábamos. Es un error que contradice todo lo que he dicho antes, nuestra opinión era que se necesitaban 10.000 millones más» , ha indicado Causaus, quien explicó que además Caja Madrid llegó a la fusión con Bancaja y otras cinco cajas con una déficit de provisiones de más de 6.000 millones.

Salida a Bolsa

Tanto Casaus como su compañero José Antonio Delgado, que testificó ayer, mantienen su versión de que el grupo financiero ocultaba gran parte de su morosidad en el crédito promotor . Más aún, Casaus ha añadido este martes que en ese momento de 2011, de no ser por los avales del Estado y las facilidades de liquidez del Banco Central Europeo (BCE), la entidad no hubiese podido afrontar sus vencimientos de más de 30.000 millones. Además, el inspector ha señalado la grave incapacidad del banco para generar resultados y rentabilidad, detallando que sus ingresos no crecían y los gastos lo hacían al 35%.

«Eso era un banco en caída libre», ha calificado, añadiendo su visión desfavorable a la salida a Bolsa. «No eran las circusantancias para sacar a Bolsa un banco, fue un proceso acelerado, forzado y con riesgo operacional», ha explicado, detallando que, por ejemplo, se hizo la ops sin saber bien el perímetro de lo que salía a Bolsa. Además, Casaus ha añadido que los gestores de la entidad, entre ellos Rodrigo Rato, tenían interés personal en seguir con la salida a Bolsa para no perder su puesto en la entidad, pues tanto la venta a un tercero como la nacionalización, como finalmente sucedió, supondría su destitución.

El inspector ha desvelado además un cambio de actitud entre sus superiores hacia finales de 2011, que es cuando la cúpula del supervisor, según el testimonio del exgobernador Miguel Ángel Fernández Ordóñez, fue consciente de la necesidad de hacer algo con Bankia. Casaus ha relatado que el jefe de grupo, que les venía acusando de ser muy pesimistas sobre la entidad y les reclamaba algo más de optmimismo, les pidieron que plasmasen sus dudas en los informes «porque la cosa se estaba torciendo». «Nos dicen que hay que cargar más las tintas para que no nos cogiera con el pie cambiado», ha dicho.

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