Huawei resiste pese a la guerra con EE.UU. y promete más transparencia

Aunque Washington intenta frenar su expansión al temer que esté al servicio de Pekín, sus ingresos crecieron el año pasado un 19,5 por ciento hasta los 95.000 millones de euros

Guo Ping, presidente rotativo de Huawei REUTERS
Pablo M. Díez

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A pesar de la guerra abierta con Estados Unidos, el gigante chino de las telecomunicaciones Huawei ha vuelto crecer el año pasado al obtener unos ingresos de 721.200 millones de yuanes (95.483 millones de euros) , un 19,5% más que en 2017. Los beneficios, que alcanzaron los 59.300 millones de yuanes (7.852 millones de euros), subieron un 25,1%. Aunque son tres puntos menos que en 2017, se trata de un crecimiento notable teniendo en cuenta que la compañía se halla en medio de la nueva «Guerra Fría» que Washington y Pekín están librando en el campo comercial y tecnológico.

La Casa Blanca lleva meses advirtiendo a sus socios de los riegos que, a su juicio, entraña emplear los equipos de telecomunicaciones de Huawei al temer que la compañía esté al servicio del autoritario régimen de Pekín y pueda ayudar a su espionaje . Unas acusaciones que Huawei niega categóricamente esgrimiendo su carácter privado, pero cuyas sospechas no consigue despejar por su estructura accionarial, que en teoría se reparte entre la mitad de sus 180.000 empleados, y por el pasado militar de su fundador, Ren Zhengfei . Además, su hija, Meng Wanzhou, está en libertad bajo fianza en Canadá a la espera de una orden de extradición pedida por un tribunal de Nueva York por, presuntamente, haber intentado vender a Irán equipamiento tecnológico prohibido por las sanciones contra su programa nuclear.

«Huawei está siendo cuestionada porque es china , pero esta presión externa, que es injusta, nos ha unido todavía más», ha asegurado el presidente rotatorio de la compañía, Guo Ping, durante la presentación de los resultados este viernes en Shenzhen, a la que fue invitado ABC. Tal y como ha señalado, el conflicto con EE.UU. «no nos ha afectado, pero nos obliga a actuar más y comunicarnos mejor con nuestros clientes. Diferentes países y empresas ya han decidido basándose en hechos y en nuestra competitividad para mejorar la economía digital, no en criterios políticos». A su juicio, «EE.UU. es el país más poderoso del mundo y ha sido líder en muchos dominios. Pero está demostrando una actitud de perdedor y está manchando a Huawei porque no puede competir con nosotros».

Líder en fabricación de equipos de telecomunicaciones para las mayores operadoras telefónicas del mundo, por encima de Nokia y Ericsson, Huawei le disputa a Samsung el primer puesto en ventas de móviles y el año pasado comercializó 206 millones de estos aparatos más cien millones de otros dispositivos electrónicos. Pero se enfrenta a un momento crucial por la inminente puesta en marcha de las redes de 5G, la próxima generación de internet. Su hegemonía en dicho sector se halla en entredicho por la campaña de la Casa Blanca, que la ha vetado en su Administración y en los mayores operadores estadounidenses y está tratando de influir sobre sus aliados. Para empezar, Australia y Nueva Zelanda no contarán con Huawei para desarrollar sus redes de 5G mientras Japón y el Reino Unido se lo están pensando. Por su parte, la Unión Europea evaluará los posibles riesgos de esta tecnología supervisando los equipamientos y códigos fuente de Huawei.

«Si instalamos ˝puertas traseras˝ en nuestros aparatos o recopilamos información, sería un suicidio y no creo que el Gobierno chino quiera eso tampoco porque Huawei es una empresa muy importante», razonó el jefe de los servicios jurídicos, Song Liuping. Aunque la Ley de Inteligencia china obliga a empresas y particulares a compartir la información que pueda suponer una amenaza para la seguridad nacional, Song insistió en que dicha regulación se refiere «al terrorismo o la delincuencia, pero no sirve para atacar o espiar a otras compañías». El problema es que, al ser China una dictadura donde la justicia está al servicio del régimen del Partido Comunista, sus explicaciones son acogidas con escepticismo en Occidente.

Quizás por este motivo, sus ingresos en el s egmento de las operadoras de telefonía , que incluyen la instalación de las nuevas redes 5G, bajaron un 1,3% el año pasado. Un descenso que el presidente rotatorio, Guo Ping, atribuyó a las inversiones en investigación y desarrollo (I+D) y al plan de destinar 2.000 millones de dólares (1.780 millones de euros) a mejorar la ciberseguridad en un plazo de cinco años. Dichas inversiones también ha reducido un 23% la liquidez de la compañía. Aunque Guo Ping minimizó este descenso, reconoció que «nos estamos preparando para posibles incertidumbres».

Presentando batalla, Huawei demandó a primeros de mes al Gobierno de EE.UU. por considerar inconstitucional su veto en dicho mercado, que considera discriminatorio. Con el fin de ganarse la confianza del público, Guo Ping promete transparencia : «Vamos a abrir nuestros códigos fuente y servidores para que sean examinados y esto suponga un ejemplo para nuestros competidores». Pero, mientras China siga bajo un régimen autoritario y sus empresarios pertenezcan al Partido Comunista, continuarán las sospechas sobre sus compañías.

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