Un hilo de esperanza para el Nafta

Las urgencias preelectorales obligan a impulsar las negociaciones, que se reanudan hoy

Adrián Espallargas

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Hoy domingo comienza la séptima ronda de conversaciones para actualizar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta por sus siglas en inglés). Desde el 25 de febrero hasta el 5 de marzo, EE.UU., Canadá y México estarán reunidos en Ciudad de México para tratar de solucionar de una vez la cuadratura del círculo en la que se ha convertido la renegociación del acuerdo, un tratado que soporta una balanza comercial de más de 1 billón de dólares al año y para el que «los tres amigos» no terminan de sellar una versión más moderna del acuerdo que satisfaga las ambiciones proteccionistas de Donald Trump.

Y es que tras seis rondas en las que apenas ha habido avances significativos, el Gobierno mexicano, que desea cerrar la nueva versión del Nafta antes de las elecciones presidenciales del 1 de julio, ha anunciado que presentará una propuesta de reglas de origen en esta séptima ronda con el objetivo de acelerar las negociaciones que ya duran alrededor de seis meses. De concretarse la propuesta, México dará finalmente su brazo a torcer en el capítulo más importante y el que principalmente desencadenó la renegociación del tratado: las reglas de origen del sector automovilístico, es decir, qué porcentaje de un vehículo debe de ser fabricado como mínimo dentro del bloque comercial para que pueda ser vendido sin aranceles.

El objetivo principal de los negociadores estadounidenses ha sido incrementar el contenido regional de los automóviles para proteger su industria nacional, motivo que ha desencadenado la renegociación del acuerdo. Bajo el acuerdo vigente, firmado en 1994, un mínimo de 62,5% de un vehículo debe contener piezas fabricadas dentro de los tres socios, sin embargo, el Gobierno de Trump quiere elevarlo el umbral hasta el 85%, un porcentaje que supondría un golpe importante para la industria mexicana, dado que muchos de los componentes que utiliza tienen que ser importados. La AMIA, el lobby de la industria automovilística azteca, presiona para que se mantenga dicho 62,5%, pero los negociadores mexicanos tienen cada vez más claro que tendrán que pasar por el aro de los estadounidenses si quieren impulsar las conversaciones.

Aunque está por ver cómo será la propuesta que México presentará en esta ronda, el hecho de que vaya a preparar un plan para llegar a un acuerdo sobre las reglas de origen, tras medio año de negativas para abordar este asunto, es una señal que evidencia que el Gobierno mexicano, en poder del PRI, comienza a prepararse para ceder en este punto a cambio de finiquitar el Nafta cuanto antes y, así, evitar que se convierta en un tema que pueda afectar al partido de cara las elecciones para elegir al nuevo presidente para el Sexenio 2018-2024.

Con este movimiento, el PRI trataría de echar un cable a la campaña de José Antonio Meade, su candidato, quien es el menos popular de entre los tres favoritos a ganar los comicios, con hasta 14 puntos porcentuales por detrás de Andrés Manuel López Obrador, el primero según todas las encuestas. De recurrente discurso anti imperialista, los mercados temen que una renegociación del Nafta podría complicarse si el populista López Obrador se convierte en presidente, lo que desde el sector empresarial presiona al Ejecutivo de Peña Nieto a que cierre un acuerdo antes de dejar las negociaciones en manos de un político al que la iniciativa privada ve como una especie de Nicolás Maduro en versión mexicana.

Seis meses de negociaciones

Las reglas de origen son el tema por el que Estados Unidos forzó a Canadá y México a revisar el NAFTA. Este es el capítulo más espinoso y el que definirá cómo quedará la versión 2.0 del acuerdo que ha servido para multiplicar por cuatro la balanza comercial en América del Norte.

Sin embargo, no todo son las reglas de origen. Y, a sabiendas de que este era el punto más complicado de las conversaciones, los negociadores han preferido centrarse en cerrar capítulos de menor importancia en las seis rondas que ya han mantenido en los últimos seis meses.

Por el momento, los mayores avances se han logrado avances en asuntos relacionados con las pequeñas y medianas empresas, fomentar la colaboración en la lucha contra la corrupción y temas relacionados con las tecnologías de la información. Se trata de capítulos menores, pero que han servido para ir suavizando el terreno de unas negociaciones que empezaron de manera tensa y con fuertes desacuerdos.

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