La guerra del taxi se extiende a Portugal

El secretario de Estado de Medio Ambiente luso respalda que el país se abra a la competencia

Los profesionales del taxi han convocado una gran manifestación en Portugal para el 19 de septiembre REUTERS
Francisco Chacón

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El conflicto del taxi en España por las licencias VTC de Uber y Cabify forma parte de un árbol mucho mayor. La disputa se extiende por las grandes ciudades del mundo y su última ramificación está localizada en Portugal. La guerra del sector se ha instalado en el país con los dos referentes de los vehículos de alquiler con conductor como diana de las críticas, además de Taxify, presente en Portugal pero no así en España.

El sector tradicional ha puesto el grito en el cielo ante la aprobación de la denominada «Ley Uber» , que entrará en vigor próximamente, y ha convocado una gran manifestación a las puertas del Parlamento el próximo 19 de septiembre. Primero se programó para el 11 de este mes, aunque se retrasó para que todos los diputados estuvieran en sus puestos tras el periodo vacacional.

La nueva normativa les cae como un jarro de agua fría y ni siquiera su esperanza en el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa , llegó a materializarse. El veto inicial quedó superado después de una serie de modificaciones, como la obligatoriedad de que las plataformas desembolsen un 5% al Estado luso por cada trayecto.

«El camino que se dibuja en el sector es el de la modernización, de forma que puedan ser competitivos y proporcionar una oferta atractiva a los usuarios», dice el secretario de Estado de Medio Ambiente

La reacción de los taxistas convencionales no se hizo esperar, con declaraciones incendiarias: «El dinero que ganaréis os quemará en las manos para siempre», dijeron desde el sector.

Por si este clima de agresividad fuera poco, el secretario de Estado de Medio Ambiente, José Mendes , no tuvo más remedio que reforzar su seguridad y recurrir a agentes privados después de haber recibido amenazas de muerte por ser el artífice de la «Ley Uber».

Por ello, en medio de esta crispación, responde a las preguntas de ABC: «Es una ley propuesta por el Gobierno [socialista] portugués y aprobada por una mayoría transversal en el Parlamento, es decir, por partidos de izquierda y de derechas. Después fue promulgada por el presidente. En un Estado de Derecho, esta es una realidad consumada, ejemplar y que debe ser respetada ».

A su juicio, la normativa desata la polémica porque «introduce la competencia en un sector que, inexplicablemente, estaba cerrado y protegido». «El taxi es, y continuará siendo, importante en el ecosistema de movilidad de las ciudades. Pero los pasajeros tienen hoy otras alternativas por las que pueden optar», continúa José Mendes, antes de subrayar que a los taxistas solo les queda aceptar las nuevas reglas: « El camino que se dibuja en el sector es el de la modernización , de forma que puedan ser competitivos y proporcionar una oferta atractiva a los usuarios».

Un grupo de taxis en Portugal durante las últimas protestas REUTERS

Fenómeno mundial

El secretario de Estado de Medio Ambiente prefiere no referirse al conflicto como una guerra. «No lo es, en absoluto. Estamos ante una evolución natural de un sector, un fenómeno que está aconteciendo en todo el mundo». Y prosigue: «Insisto, no existe ninguna guerra. Este tema está resuelto y bien resuelto. Hemos aprobado, en los diferentes órganos de la soberanía, la que puede considerarse como la más avanzada legislación que regula los servicios de movilidad ofrecidos por empresas como Uber y Cabify , que da todas las garantías a los diferentes actores, incluyendo los derechos de los pasajeros y las condiciones de trabajo de los conductores».

En cualquier caso, Mendes se decanta por no establecer una conexión entre el mapa del sector en Portugal y en España: «No hacemos comparaciones entre Estados que tienen realidades diferentes. Lo que sabemos es que todos los estudios, sondeos y opiniones de entidades independientes y con credibilidad eran en Portugal favorables a la creación de una modalidad de transporte alternativa y abierta a la competencia en relación al taxi. La prueba de eso es que se ha creado un mercado con oferta, demanda y calidad ».

Así las cosas, el tono del conflicto ha ido subiendo, pues la Federación Portuguesa del Taxi ha optado por una actitud tan beligerante como en España para defender sus intereses. Su presidente, Carlos Ramos , declaró que «los mayores ladrones que operan en el aeropuerto se han apuntado a trabajar ahora en Uber».

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