La fórmula secreta para que los universitarios encuentren su primer trabajo

El acercamiento entre aulas y oficinas o fábricas aumenta la empleabilidad de los jóvenes y reduce el número de vacantes que se quedan sin cubrir

Estudiante de la Universidad de Mondragón durante su estancia remunerada en una empresa ABC
Teresa Sánchez Vicente

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La universidad y la empresa se necesitan la una a la otra: la primera aporta talento e innovación y la segunda, conocimientos prácticos y experiencia profesional. Hoy en día, las compañías tienen dificultades para encontrar perfiles que encajen con los puestos que solicitan: hasta un 10% de las vacantes se quedan sin cubrir y cerca de un 20% tienen que ser redefinidas para dar con los candidatos que se ajustan a lo que necesita el mercado laboral, según datos de Adecco de 2018. Por ello, reformular la enseñanza universitaria y adecuar los planes de estudios con la vista puesta en la preparación profesional de los estudiantes es una urgencia económica y social.

Para ayudar a derribar estas barreras, en la Fundación Universidad-Empresa (FUE) llevan 45 años apostando por construir «relaciones a largo plazo» entre ambas instituciones. «Ejercemos de puente entre el mundo universitario y el empresarial para estar en 'escucha constante', lo que nos permite entender las necesidades de las empresas y de los propios universitarios», asegura el vicepresidente ejecutivo de la FUE, Fernando Martínez. Las prácticas laborales, son la «clave para que los jóvenes amplíen sus conocimientos adquiridos en la universidad, y además, estén perfectamente capacitados con la realidad que encontrarán en el mundo profesional», explica Martínez.

El acercamiento entre ambos mundos facilita el que los jóvenes encuentren sin dificultad su primer trabajo. «En la FUE contamos con una tasa de empleabilidad del 85% tras la realización de prácticas , así que, desde nuestra experiencia, sin duda alguna existe una vinculación directa de la empleabilidad y la relación entre la universidad y la empresa a través de esas prácticas remuneradas y de calidad que ofrecen a los jóvenes», añade Martínez.

Si hay algún sector en el que la vinculación entre las aulas y los espacios laborales es más estrecha, ese es el de la industria. manufacturera . «Es el que lidera desde el 2005 las solicitudes de estudiantes y recién titulados en prácticas. Nos referimos a esa industria que se dedica a la transformación de la materia prima en productos y bienes listos para ser tanto consumidos como distribuidos a consumidores finales», puntualiza el el vicepresidente ejecutivo de la FUE.

Las principales barreras para acabar con la brecha residirían en la lentitud de los procedimientos dentro del sistema universitario y en los prejuicios de las compañías. «La universidad es una institución muy encorsetada en cuanto a procedimientos organizativos y legislativos frente a la rapidez con que actúan en las entidades empresariales», asegura la directora de Educación y Formación de la Fundación Cotec, Ainara Zubillaga. Por su parte, «las empresas deben quitarse prejuicios y aprovechar el conocimiento de calidad y rigurososo que se genera en la universidad», señala. No obstante, Zubillaga es optimista y apunta que «la distancia cada vez es menor», aunque el proceso de vinculación entre universidad y empresa no se está produciendo «tan rápido como debería».

Un modelo de éxito

Dentro de nuestro país, encontramos un ejemplo claro de cercanía entre las aulas y el mundo laboral en la Universidad de Mondragón (Mondragon Unibertsitatea). Este centro educativo es pionero en adaptar la formación dual al mundo universitario. «Con este programa inspirado en la FP dual se ofrece a los alumnos trabajar a media jornada para sufragar sus estudios en Ingeniería y ADE . Se implantó hace cinco años, aunque se lleva haciendo algo parecido desde hace más de 50 años dentro de la Corporación Mondragón a través de Alecop», señala el vicerrector de esta universidad, Jon Altuna. «La formación dual se puede extender a todos los ámbitos, aunque algunos sectores son más propicios que otros, como ocurre con el industrial. También se está haciendo algo parecido con los alumnos de Educación para que haya conexión entre la universidad y los colegios», relata Antuna.

Además de la formación dual universitaria, los alumnos de este centro privado con campus en el País Vasco y Madrid deben realizar un trabajo -imprescindible que sea remunerado- de fin de grado o de máster en alguna compañía. «Se trata de algo más que unas prácticas laborales, ya que los alumnos adquieren conocimientos y contenidos que son propios de la empresa, se va más allá», especifica Antuna. El modelo está resultando un éxito en cuanto a empleabilidad. «La tasa media de paro de nuestros alumnos una vez que salen de la universidad es del 9,6%, aunque en algunas carreras como las Ingenierías ronda el o%. El 15% de nuestros estudiantes se colocan en entidades de la Corporación Mondragón; el resto encuentra su primer trabajo en otras empresas», asegura Antuna.

Estudiante de la Universidad de Mondragón ABC

Por otro lado, la investigación que se realiza en los laboratorios de la Universidad de Mondragón está dirigida, sobre todo, a la transferencia de conocimiento a las empresas . «Tenemos convenios con empresas pequeñas, ya que tienen una necesidad mayor de soluciones innovadoras que las multinacionales. En consecuencia, el 75% de nuestras tesis doctorales están financiadas por empresas», aclara el vicerrector de este centro.

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