El expresidente de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) Modesto Crespo
El expresidente de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) Modesto Crespo - EFE

El expresidente de la CAM en su quiebra: «No tengo conocimientos contables»

Modesto Crespo, que se enfrenta a nueve años de prisión, se presenta como un ignorante en asuntos bancarios para negar su responsabilidad

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El expresidente de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) cuando la entidad fue rescatada de una quiebra segura por los bancos, Modesto Crespo, se ha presentado este martes como un ignorante en asuntos de contabilidad para negar su responsabilidad en la deriva de la entidad. “No tengo conocimientos técnicos y contables, obré de buena fe y confié en las personas que me rodeaban”, ha alegado Crespo, para quien el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), la hucha de los bancos que aportó más de 5.000 millones de euros para salvar a la CAM, pide nueve años de prisión por delitos de falsedad contable y administración desleal.

“No teníamos por qué dudar de ellas, estaban vistas por KPMG y aprobadas por unanimidad”, ha expresado Crespo sobre las cuentas de la entidad del año 2010 y el primer trimestre de 2011, estados que los 8 exdirectivos de la entidad están acusados de falsear para cobrar “indebidamente” 47 millones de euros, a través de incentivos ligados a la buena salud de la entidad, cuya imagen distorsionaron.

“Quince días antes de la intervención” del FGD, Crespo desconocía la deriva de la entidad, según ha alegado hoy, en la segunda sesión de la vista oral, en la que ha añadido que la propia Elena Salgado, entonces ministra de Economía, defendió públicamente la buena marcha de las cajas de ahorro, que luego se derrumbaron.

Crespo también ha alegado que su firma en los documentos para aprobar las cuentas era “institucional” y que él no sentía que tuviera que vigilar la actuación de los demás consejeros de la entidad, que tenían mucha más experiencia que él. “Era un órgano colegiado, yo no era presidente ejecutivo, sino no lo hubiese aceptado porque yo no tengo conocimientos técnicos para ello”, ha vuelto a insistir.

La estrategia del expresidente de la CAM, cuya quiebra generó uno de los mayores agujeros de las cajas, ha quedado clara ante las preguntas del fiscal y del abogado que representa al Fondo de Garantía de Depósitos, que le han cuestionado por sus funciones en la entidad, en el primer interrogatorio del juicio en la Audiencia Nacional. Según las acusaciones, los banqueros buscaron exhibir una imagen irreal de la caja ante su posible fusión con otras entidades y cobrar así incentivos ligados a la buena marcha de la CAM, cifrados en un cobro indebido de 47 millones de euros. Los jueces que dirigieron la instrucción de la causa, Javier Gómez Bermúez y Carmen Lamela, concluyeron que esto ocasionó “un perjuicio” a la entidad, lo que supondría haber cometido un delito de administración desleal.

Los balances mensuales, trimestrales y semestrales de 2011 “ofrecían una imagen distorsionada” de la entidad y fueron enviados a todos los supervisores del sistema. Estas cuentas reflejaban una buena salud ficticia, según la cual la CAM gozaba de 65,35 millones de euros de beneficios en el primer semestre de 2011. La realidad era otra: el regulador, la auditora KPMG y el FROB desvelaron que las cuentas de ese periodo disponían de unas pérdidas de 1.136 millones de euros.

La Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) protagonizó una de las mayores quiebras de estas entidades en España, convirtiéndose en un símbolo del derrumbe de la cajas de ahorro, una bola de nieve que amenazó al sistema financiero español y colocó a toda la economía al borde del precipicio.

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