La estabilidad política de Portugal, gran reclamo para las empresas

Empresas como Google, Mercedes Benz y BMW refuerzan su presencia en el país luso

El presidente español, Pedro Sánchez (2-i), y el primer ministro portugués, Antonio Costa (d), antes del comienzo de una reunión en el edificio del Consejo Europeo, en Bruselas (Bélgica) EFE

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Pese a que compartan color político en el Gobierno y ambas economías crecen a buen ritmo, el entorno regulatorio de España y Portugal también levanta fronteras. Mientras España está sumida en la parálisis política ante la convocatoria el mes que viene de elecciones y la falta de apoyos parlamentarios. En este escenario llama la atención que las empresas y bufetes consultados coinciden en remarcarsu mayor estabilidad política y regulatoria en el país vecino, donde gobiernan socialistas y marxistas que, pese a todo, han mantenido incentivos fiscales a la inversión.

Una circunstancia que se ha ganado el favor de multinacionales y contrasta con los planes del Ejecutivo de Sánchez de subir impuestos a grandes empresas, tecnológicas y transacciones financieras. Mientras Portugal cerró el 2018 con un déficit del 0,5% del PIB, España tuvo en 2018 el segundo mayor déficit de la Eurozona y proyecta uno del 2% para este año,

Así, frente al plan del Gobierno de Pedro Sánchez de aprobar la «tasa Google» -que finalmente se ha retrasado por la convocatoria de elecciones- la multinacional californiana decidió ampliar su centro de operaciones en Lisboa de 500 a 1.300 empleados, la mayor parte ingenieros. Una operación en la que, según el Ejecutivo luso , el país vecino se impuso a España.

Mercedes Benz y BMW también han optado por Portugal para dos centros tecnológicos con 600 empleos en Lisboa y Oporto. Este mayor pulso de Portugal también se repite en otro de los sectores a los que el Gobierno quiere subir los impuestos: las Sociedades Cotizadas Anónimas de Inversión en el Mercado Inmobiliario (Socimis). Mientras el Ejecutivo, en su pacto con Podemos, aprobó gravar al 15% los beneficios no distribuidos de estas sociedades -que por otro lado, están obligadas a repartir un 80% de sus ganancias-, en Portugal no se plantean cambiar este régimen, que existe con las mismas ventajas que en España ahora mismo. El país vecino, de hecho, ha aprobado recientemente una norma que impulsa la creación de las sociedades de inversión y gestión inmobiliaria (SIGI), una especie de socimis.

«Esto puede provocar que haya empresas que se trasladen a Portugal, donde el régimen es idéntico al de España ahora, para operar desde ahí en nuestro mercado. Todo ello con una subida fiscal que es anecdótica, pero que puede ahuyentar inversión porque parece mayor de lo que es, ya que la mayor parte de las socimis reparten casi todos sus beneficios », apunta el senior advisor de EY, Miguel Ferre.

«Es un país que está creciendo muchísimo y por el que vamos a apostar en el futuro», explica un alto cargo de una de estas empresas. Las grandes firmas del sector, como Merlin y Lar, se han posicionado en los últimos meses en este mercado en auge. Sin ir más lejos, la compañía dirigida por Ismael Clemente compró dos edificios en enero por 112 millones . A medio plazo, la firma se ha puesto como objetivo liderar el mercado portugués.

También las grandes fortunas particulares están apostando por el ladrillo luso. «Ha pasado de ser un mercado principalmente local a estarcopado por extranjeros. Y, según nuestros cálculos, el 60% de ellos aterrizan en Portugal por las ventajas fiscales», apunta Francisco Xavier Esteves, consejero delegado de la inmobiliaria de lujo Barnes en Portugal.

Asimismo, Portugal cuenta con un tipo nominal en el Impuesto de Sociedades del 21% -al que se le pueden unir recargos-, frente al 25% de España, mientras que cuenta con tipos en el IRPF parecidos a los de España. Asimismo no tiene ni Impuesto de Sucesiones ni de Patrimonio: ventajas que han hecho que Pricewaterhousecoopers la definiera como «el secreto mejor guardado de Europa» desde un punto de vista fiscal.

Pero en lo que despunta Portugal de cara a las empresas, más que su factura fiscal, es por su estabilidad política y regulatoria. «Ante la intranquilidad política de España, ha habido inversiones que debido a este clima se han enfocado a Portugal. Eso ha ocurrido: la inestabilidad de otros paises ha beneficiado al país. Las empresas han descubierto Portugal gracias a un trabajo no de un gobierno, sino de varios, así como del tejido social y económico, que han creado un círculo virtuoso. A ello se suman incentivos fiscales que se han respetado para empresas», asevera el director del departamento de derecho fiscal en Portugal de Cuatrecasas, Gonçalves Pereira, Diogo Ortigão, que pone de ejemplo a la industria hotelera «cuando había una ciudad en España con pintadas de que no querían más turista», en referencia a Barcelona. «Mercadona está empezado en Portugal, y empresas como Google o BNP Paribas cada vez apuestan con más fuerza», señala el socio de la firma de asesores lusa Conceito, Pedro José.

El economista jefe para España en BBVA Research, Miguel Cardoso, señala que Portugal tiene desafíos pendientes como reformar su sistema bancario, que aún tiene una morosidad superior al 10%, una deuda pública superior a la de España (del 124% del PIB frente al 97% de la nacional) o una demanda interna que aún no se ha recuperado de la crisis. «La inestabilidad, eso sí, se ha reducido mucho estos tres años», destaca. Y recuerda que mientras la prima de riesgo española se ha estabilizado en los 115 puntos desde 2015, la portuguesa ha cerrado considerablemente su brecha: desde los 192 de entonces a los 130 actuales.

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