«Perdí 32.000 euros en unas horas»: el peligro de «jugar» en Bolsa como en una casa de apuestas

Las facilidades que brinda la tecnología abren la puerta de la inversión a perfiles de clientes minoristas sin la suficiente formación

La popularización del «trading», unido a una publicidad cada vez más agresiva, destapa comportamientos con tintes adictivos

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Daniel Caballero

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«Diciembre de 2018 fue malísimo para todos... y yo tuve dos semanas muy buenas, brillantes. Pasé de 3.000 euros a 70.000 euros. En ese momento, te crees supermán. Después de seis años, pensaba que le había cogido el guante al mercado». Es el testimonio anónimo de un adicto a los mercados financieros. Auge y caída a los infiernos de un hombre de 32 años que vio cómo el Forex (mercado de divisas) le chupaba poco a poco la vida. Lo perdió todo y terminó con una deuda de 110.000 euros.

Su andadura empezó con 26 años, pero no fue hasta el septiembre pasado cuando entró de lleno. Tuvo acceso a mayor capital; se arruinó una primera vez; pidió un préstamo; recuperó toda la inversión; y volvió a verse sumido de nuevo en la desgracia. Quemaba el dinero a un ritmo de 1.000 euros al día y alcanzó a perder hasta 32.000 euros en unas horas . «Al hablarlo con mi bróker ni siquiera me inmuté. Estaba convencido de que el mercado me lo ‘‘devolvería’’», cuenta.

Sus hermanos tuvieron que intervenir. Un «basta ya» fue suficiente para acudir al médico. Escondía sus operaciones, pero siempre afloraban las pérdidas. «No puedes sostenerlo», asegura. Y añade: «Esto sucede igual que con las compras, el porno... El problema es el aparato que llevamos siempre encima, el móvil. Estás 24 horas funcionando. Al principio seguía mi día a día, pero cada vez le dedicaba más tiempo. Por ejemplo, llegué a abrir operaciones desde la moto». El Forex le ahogaba. Y no comenzó a respirar hasta que cerró todas las cuentas con la ayuda de profesionales. Estaba enganchado.

Susana Jiménez, responsable de la Unidad de Juego Patológico del Hospital Universitario de Bellvitge , explica que los adictos a la Bolsa se caracterizan por necesitar excitación inmediata, tolerar mal la frustración, ser materialistas e impulsivos y un largo etcétera de condicionantes. Incluso, detalla que «tienen patrones muy similares a los de un jugador patológico. Están en un mundo con mucha especulación y su evolución es la misma. Empiezan queriendo ganar dinero rápido, lo logran y se creen que van por delante del mercado. Entonces, empiezan a perder e invierten más y más para intentar recuperar la inversión». Solo en ese hospital, desde 2005 han atendido 331 casos de este tipo, de los cuales apenas 16 eran solo de adictos a la Bolsa. Todos los demás estaban metidos también en el juego. Según cifras del Hospital Universitario de Bellvitge, apenas el 14,5% de los pacientes tiene estudios superiores y el 12,4% un nivel socioeconómico alto o medio-alto.

La última década ha supuesto el «boom» de este problema -aunque las fuentes consultadas comentan que, de momento, no suponen grandes estadísticas-, coincidiendo con la crisis... y la democratización del acceso a los mercados financieros. Aquello de llamar por teléfono al bróker para abrir una posición empieza a ser residual; cada vez son más los que toman decisiones por su cuenta gracias a las nuevas tecnologías. Sin embargo, los «traders», como se les conoce en el argot, que acaban enganchándose aún no están en cifras alarmantes.

«El número de inversores aumenta cada año. España es un país donde se ha hecho mucha inversión en depósitos, activos inmobiliarios y formas de ahorro muy pasivas. En ese sentido, en las últimas dos décadas ha aumentado la gente que se dedica a la inversión; pasan de ser ahorradores a inversores», dice Miguel Jaureguízar, director de Desarrollo Digital de Renta 4. Por su experiencia, asegura que ahora cada vez más gente decide contratar los fondos de inversión directamente por su cuenta a través de las plataformas; y pone la diana sobre los brókers online de CFD , donde se tiene un perfil más de jugador y hasta hace relativamente poco existían unas posibilidades de apalancamiento desmesuradas para inversores minoristas.

Tali Salomon, directora general de eToro para España y Latinoamérica, coincide en la explosión que ha experimentado el «trading» estos años. Está al alcance de la mano con un ordenador, una tablet o un móvil. «El panorama de la inversión está pasando por una etapa de transformación. A las entidades tradicionales, que hasta hace poco controlaban la distribución de productos de inversión, se les están sumando nuevos actores procedentes del mundo ‘‘fintech’’ », defiende. Y prosigue: «Factores como la descentralización de la distribución o la aparición de nuevos actores han motivado un incremento en el número de inversores».

Hay quien ve en las operaciones a través de brókers online una forma de autoempleo, tal como sostiene Borja Muñoz, «trader», formador y autor de «El pequeño libro del day trading» (Alienta Editorial). «En esto el riesgo lo llevas asociado. Hay que tener muy claro que la facilidad de acceso te la dan porque quieren tu dinero. Ahora bien, si dispones de un método, tienes posibilidades de ganar dinero », añade.

En el caso de los CFD, la ESMA señala que las inversiones de entre el 74% y el 89% de las cuentas minoristas suelen generar pérdidas, las cuales oscilan entre 1.600 euros y 29.000 euros de media

Sin embargo, las tendencias han cambiado. Muñoz explica que hace algunos años el perfil de inversor que él formaba era el de una persona de 40-50 años, mientras que ahora los que acuden son «millennial» en busca de rentabilidades y poder operar desde cualquier sitio. Y no duda en referirse a la regla 90-90-90 . El 90% de la gente perderá el 90% de su dinero en los primeros 90 días, recuerda este «trader». Para él, lo esencial es contar con unas reglas muy rígidas. Si no, es fácil perderse: «He recomendado a gente que lo dejara porque son incapaces de controlarse y así no van a ganar. Hay quien tiene actitudes autodestructivas».

Asimismo, las fuentes consultadas ven uno de los principales riesgos en la publicidad. Imágenes de grandes coches o beneficios semanales de 10.000 dólares no son la realidad, pero muchos acaban cayendo en esos «métodos agresivos». Francisca Serrano, «trader», formadora y autora de «Análisis técnico de Bolsa y trading» (Para Dummies), recuerda que «la Bolsa no es un casino» y que «lo que no te gastas en educación financiera te lo va a quitar el mercado». En su caso, explica que cuentan con un «coach» que en cuanto detecta que algún alumno sobreopera, le ayudan para que se aleje. «A mis alumnos les digo que no pueden hacer más de tres operaciones al día», relata. Ella misma se aplica esas reglas, y tiene limitado el «tradeo» a dos horas al día .

El «trading», una actividad con oportunidades pero también con múltiples riesgos ABC

Cambio de vida

Serrano es, hoy día, de esas afortunadas que vive de invertir en los mercados financieros. «Era funcionaria. Allí tenía que fichar, un jefe al que pedir las vacaciones y sabía lo que iba a ganar hasta prácticamente que me jubilara. No tenía libertad. El ‘‘trading’’ te da la capacidad de ganar el dinero que tú quieras porque depende de cómo seas de bueno y te permite trabajar el tiempo que te dé la gana y donde tú quieras», sostiene. Aun así, reconoce que no tiene unos ingresos fijos, depende del mes, pero le va bien.

No todos corren la misma suerte. La Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA, por sus siglas en inglés) da buena cuenta de ello, para el caso de los CFD. «Los análisis realizados por las autoridades nacionales competentes sobre las operaciones con CFD en distintos territorios de la UE ponen de manifiesto que las inversiones de entre el 74% y el 89% de las cuentas minoristas suelen generar pérdidas, las cuales oscilan entre 1.600 euros y 29.000 euros de media por cliente», dijo la institución en marzo de 2018. Es más, Steven Maijoor, presidente de la ESMA, se refería en estos términos a los CFD y opciones binarias, que ahora cuentan con limitaciones para los minoristas: «La combinación de una promesa de alta rentabilidad con plataformas digitales en las que es fácil operar, y unos tipos de interés en mínimos históricos como telón de fondo, ha creado una oferta muy atractiva para los inversores minoristas». La ESMA ha limitado, por ejemplo, el apalancamiento de los CFD y restringido las opciones binarias a profesionales.

Las entidades y plataformas de inversión, tras MiFID II , están obligadas a advertir de riesgos y evaluar los conocimientos e idoneidad de los clientes para acceder a los mercados financieros. Se ha democratizado la facilidad para invertir por cuenta y riesgo de cada cual, lo que no indica que no existan controles. Los hay, aunque buena parte de las fuentes consultadas por este periódico inciden en que deberían ser mayores.

Fuentes de Bankia explican que «lo que tiene que tener claro el inversor minorista es dónde entra», en referencia a que el cliente ha de utilizar también el sentido común en sus decisiones

La misma Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) reconoció en un comunicado en febrero que ha identificado «casos en los que la información obtenida por entidades que prestan servicios de inversión para evaluar la conveniencia e idoneidad de las operaciones de sus clientes minoristas sobrevalora de modo significativo su formación, conocimientos financieros y experiencia inversora. En algunos casos esta incidencia afecta a un alto número de clientes ». Y continúa: «Una inadecuada evaluación de la conveniencia o idoneidad de las operaciones como consecuencia de deficiencias o errores en la información obtenida puede implicar la venta o recomendación de productos inadecuados para los clientes». Desde el regulador explican que han puesto en marcha mecanismos para mejorar la protección al inversor desde el inicio de la crisis, mayores medidas de vigilancia en la comercialización y actuaciones de supervisión.

¿Qué dicen desde los brókers y también los «traders»? Jorge López, analista de XTB, avisa de que «la accesibilidad a los mercados financieros se ha popularizado en todo el mundo. Debería haber unos filtros de entrada más fuertes». Francisca Serrano, por su parte, sostiene que «las instituciones, reguladores y colegios deberían fomentar el conocimiento y hacer programas educativos para que el ciudadano entienda cómo acceder al mercado de forma coherente». Desde eToro aseguran que no se trata de valorar si los controles son suficientes, «sino pensar si son eficientes . Deberíamos encontrar herramientas que permitan a los usuarios dar respuestas más sinceras sobre sus niveles de conocimiento, aversión al riesgo e ingresos para permitir a las empresas darles un mejor servicio y ajustar el producto a las necesidades del usuario».

Sentido común

Como entidad financiera, fuentes de Bankia explican que «lo que tiene que tener claro el inversor minorista es dónde entra: a qué mercado accede, con qué experiencia y conocimientos previos cuenta, qué parte de su cartera está dispuesta a arriesgar, qué pérdida máxima está dispuesto a asumir, a qué horizonte temporal invierte... Las plataformas que permiten operar por internet facilitan la operativa y herramientas de control, pero el sentido común lo tiene que poner cada uno». En otras palabras, que por una parte deben existir controles -que ya los hay-, pero que los usuarios han de ser también conscientes de sus acciones . Se pueden burlar los test de idoneidad y conveniencia, pero eso ya es responsabilidad de cada cual. «La persona que rellena un test debería ser coherente y decir la verdad sobre su nivel de conocimiento. Lo que no podemos es meternos en la piel de quienes van a entrar en el mercado saltándose las reglas», defiende Serrano.

El adicto a los mercados con el que ha contactado ABC es consciente de ello; en su caso también se zafó de algún control, por obra y gracia de su trabajo. «Me gustaba meterme por mi cuenta y aprender la lección a base de errores», explica. Él pudo salir, tuvo la suerte de contar con el apoyo familiar para reconocer su problema. Y vivió de primera mano cómo los mercados te atrapan, te engatusan, te incitan desde diversas plataformas. La publicidad está en nuestras vidas; alcanzó incluso la camiseta del Atlético de Madrid en el caso de Plus 500. Y la propia CNMV y la ESMA reconocen haber detectado deficiencias en el control por parte de las entidades. Enganchados a la Bolsa: ¿quién tiene la responsabilidad?

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