El presidente de Brasil, Michel Temer (derecha), y el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy (i)zquierda), escuchan los himnos de ambos países tras la llegada de Rajo al Palacio presidencial de Planalto, en Brasilia (Brasil).
El presidente de Brasil, Michel Temer (derecha), y el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy (i)zquierda), escuchan los himnos de ambos países tras la llegada de Rajo al Palacio presidencial de Planalto, en Brasilia (Brasil). - EFE

Las empresas españolas se apuntan a la incipiente recuperación de Brasil

El país suramericano gana peso relativo cada año en los beneficios de las principales cotizadas, como Santander o Telefónica

MADRID Actualizado: Guardar
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Brasil es cada vez más importante para las empresas españolas, como se ha demostrado esta misma semana en algunos de los resultados económicos que se han conocido. En el caso del Banco Santander, por ejemplo, José Antonio Álvarez, su consejero delegado, aseguró rotundo el miércoles que «Brasil tendrá mucho más peso en el grupo, después de que en el primer trimestre de este año se haya situado como primer mercado, con un beneficio atribuido de 634 millones de euros, un 77% superior, debido en parte al fortalecimiento del real brasileño, pero también gracias a una buena evolución del negocio».

Telefónica es otro buen ejemplo de lo estratégico que es Brasil. Su presidente, José María Álvarez-Pallete, explicó en Sao Paulo esta misma semana que «de los 350 millones de clientes que tenemos en todo el mundo, 100 millones están en Brasil, donde operamos con la marca Vivo y nos supone el 25% de la facturación total».

El grupo de telecomunicaciones español ha invertido 60.000 millones de euros en los últimos veinte años en el país, a los que se sumarán 24.000 millones más en los próximos años. Santander y Telefónica son solo dos ejemplos entre otros muchos del enorme peso que tiene el gigante suramericano en los resultados de muchas cotizadas españolas. Y, fruto de ello, esta semana ha habido una visita oficial al país del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, acompañado de una nutrida delegación de empresarios de primer nivel y de la CEOE.

España es el segundo mayor inversor en Brasil, con capital acumulado de 64.000 millones de dólares a finales de 2016

La visita contó además con el acto simbólico del anuncio de la construcción de un cable submarino de telecomunicaciones de 10.000 kilómetros que unirá a los dos países a partir de 2019. La presentación del nuevo cable, que reducirá el tiempo de transmisión de datos entre los dos continentes en un 40%, se realizó durante el I Fórum España-Brasil, que contó con la presencia de Rajoy y, además, con la de los presidentes de Repsol, Telefónica, Iberia y Mapfre, entre otras compañías hasta un total de 70.

España es el segundo mayor inversor en Brasil, sólo superado por Estados Unidos, con capitales acumulados que alcanzaron los 64.000 millones de dólares en 2016. Brasil es el tercer mayor destino de las inversiones directas españolas en el mundo. Además, a nadie se le escapa la posibilidad de que se firme un acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), que lleva años de gestación, y que podría aumentar aún más los flujos de inversión entre ambos países.

En el terreno macroeconómico, las dudas se habían multiplicado en los últimos años. La crisis económica trajo consigo una fuerte caída del precio de las materias primas. Además, se sucedieron los casos de corrupción, que salpicaron incluso a dos presidentes del país (Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff), obligándoles a dimitir. Sin embargo, las cosas parecen que mejoran en este gigante que suma 206 millones de habitantes y se configura como la quinta economía del mundo en extensión y población.

Un cable submarino de telecomunicaciones de 10.000 kilómetros unirá España y Brasil en 2019

Hace unos días la agencia de calificación financiera Euler Hermes mejoraba la calificación para el país, que pasa de C3 a B3. La inflación para 2017 se prevé que baje al 5,1%, frente al 10,7% registrada el año 2015 y que permitió al Banco Central Brasileño reducir, por primera vez en cuatro años, su tasa de interés clave en 200 puntos básicos, hasta el 12,25%. La reducción de la inflación hará, según la mencionada agencia, que el consumo de las familias aumente un 0,9% este año, frente a la caída del 5% de 2016, y que la inversión crezca un 1,9%, frente al retroceso del 11% del año pasado. La combinación de todos los factores anteriores hará que el Producto Interior Bruto (PIB) aumente este año un 0,6%, frente a una contracción del 3,5% el año pasado fruto entre otras cosas de los ajustes.

Uno de los escollos principales que tiene la economía de Brasil en este momento son las pensiones, aspecto en el que no está ni mucho menos solo ya que en el Viejo Continente también hay países con desequilibrios en la materia. En el caso de Brasil las jubilaciones se producen en su mayoría a los 55 años y con pensiones equivalentes al último salario del trabajador, un sistema que absorbe nada menos que la mitad del presupuesto del país, lo que es insostenible para una economía que ha sido azotada por un grave crisis. Y que aún colea: la riqueza del país se redujo un 3,6% en 2016, que se suma al 3,8% de caída de 2015. Para este año la previsión es tímida, apenas 5 ó 6 décimas de crecimiento pero, más allá del dato, es un cambio de tendencia.

Tope de gasto público

El ministro de Economía de Brasil, Henrique Meirelles, aseguraba hace unos días que la recuperación de la economía ha empezado a producirse desde que el Congreso del país aprobó una ley que prohíbe que el gasto público aumente por encima de la inflación en los próximos diez años, una medida que impedirá que la deuda pública siga engordando. El FMI, por su parte, ha certificado también el cambio de tendencia, aunque no llega al 0,5%para este año, sino que lo deja en el 0,2%.

Hay oportunidades de inversión en carreteras, puertos, aeropuertos y ferrocarriles

Previsiones al margen, la realidad es que la moción de censura contra Dilma Roussef, que triunfó en agosto del año pasado, elevó ya entonces la confianza del consumidor en la marcha de la economía, lo que a su vez ayudó a la revalorización de la divisa del país, el real, que cerró el año pasado con un aumento de valor de un 20% en relación al dólar, tendencia que se espera se mantenga a lo largo de este año también, según los expertos. El FMI cree que Brasil, como el resto de las economías del continente suramericano, tendrá un buen comportamiento en 2017 fruto de que están basadas en las materias primas, sector que se espera también que tenga fuerte crecimiento a lo largo de los próximos meses. Además, la perspectiva de que Estados Unidos se lance a construir nuevas infraestructuras beneficiará a la economía de los países suramericanos en general, en calidad de proveedores de materias primas y materiales, lo que de paso revalorizará sus divisas, incluido por supuesto el real brasileño.

La cuestión es que este despertar de un gigante del tamaño de Brasil ha hecho que las principales potencias inversoras ya hayan puesto su mirada de nuevo en el país de la samba y la piña colada. De este modo, ya en 2016 el país recibió inversión extranjera por importe de 78.900 millones de dólares, equivalente al 4,4% del PIBdel país. Sólo en enero de este año llegaron 11.500 millones, sobre todo debido a las adquisiciones realizadas en el sector energético y al aumento de la actividad de las manufacturas en general, siempre con la mirada puesta en la recuperación de la economía que se espera para este año. Para el conjunto de 2017 se espera que entre inversión extranjera en el país por importe de 85.000 millones de dólares.

Alberto Ramos, analista de Goldman Sachs para Latinoamérica, considera que «los datos ya del mes de enero tanto de ventas minoristas como del sector servicios, sumados al buen comportamiento que se espera de la agricultura, suponen un punto de inflexión que nos ha devuelto la confianza tras 11 trimestres seguidos de recesión económica».

España, nuevas inversiones

Y en este contexto de recuperación económica incipiente, pero con enorme potencial, lo más granado de las empresas españolas cruzó el Atlántico esta semana para estudiar posibles inversiones en el país, sobre todo en el sector aeronaútico, energías renovables, gestión de residuos, infraestructuras y medio ambiente.

Actualmente España y Brasil son dos socios estratégicos, cuyas economías se encuentran fuertemente interconectadas, ya que Brasil es el segundo socio comercial de España en Iberoamérica, el 23 a nivel mundial, y España el decimocuarto de Brasil en el mundo. La llegada de la inversión española a Brasil se produjo sobre todo a partir de 1996, muy ligada al proceso de privatizaciones, que atrajo el interés de grandes empresas españolas en los sectores de telecomunicaciones o los servicios financieros, desde donde saltaron al resto de sectores económicos.

«Habría que facilitar la transferencia de conocimiento»

Joaquín Gay de Montellá, vicepresidente de CEOE, asegura que «el viaje ha sido muy positivo porque ha servido para mostrar el profundo compromiso que tenemos con un país, donde nuestras empresas están realizando un gran esfuerzo inversor, especialmente en sectores que son claves para impulsar la competitividad del tejido productivo local. Recordemos que Brasil es, con una inversión acumulada superior a los 48.000 millones de euros, el tercer destino más importante de las inversiones españolas en el exterior, solo por detrás de los Estados Unidos y el Reino Unido. Brasil es con diferencia el primer destino de las inversiones españolas en Iberoamérica».

En cuanto a sectores, el número dos de CEOE confirma que «los más destacados son infraestructuras de transporte y sociales, energía, medio ambiente, telecomunicaciones, bienes de equipo y moda, entre otros. En esta última, el presidente de Brasil ha destacado las oportunidades que ofrece el país en los sectores relacionados con las carreteras, puertos, aeropuertos, ferrocarril y concesiones».

En cuanto a la situación de la economía brasileña, la impresión de Gay de Montellá es que «Brasil está saliendo de una recesión económica tras un largo periodo de bonanza económica. La caída en la demanda de materias primas, provocada por un crecimiento más moderado de la economía china, ha provocado desajustes tanto en la balanza exterior como en la fiscal. Esto ha llevado al Gobierno brasileño a adoptar medidas macroeconómicas, que ya están empezando a dar sus resultados positivos. Pero además de estas medidas, la crisis de la que está saliendo Brasil ha vuelto a poner el foco de atención en la necesidad de diversificar la economía para evitar la excesiva dependencia de las materias primas y de los alimentos básicos».

El representante de CEOE asegura rotundo en relación con la corrupción que «el país cuenta con instituciones fuertes, capaces de regenerarse, por lo que tenemos plena confianza en el presente y futuro de este gran país». Brasil coge aire y empieza a remontar el vuelo. Y las empresas españolas están preparadas para aprovechar la oportunidad.

Uruguay: infraestructuras y alimentación

La delegación española aprovechó su desplazamiento a Brasil para recalar también en el vecino Uruguay que, pese a tener un tamaño muy inferior, tiene mucho potencial también para las inversiones españolas. Narciso Casado, director de Relaciones Internacionales de CEOE y miembro de la delegación que viajó al país suramericano, asegura que «esta ha sido la primera visita realizada desde hace muchos años a ese país, en el que las empresas españolas son el primer inversor en infraestructuras y juegan papel destacado en el sector servicios. A pesar de la menor dimensión de Uruguay con respecto a sus grandes vecinos, Argentina y Brasil, el país ofrece muchas oportunidades en los sectores relacionados con las infraestructuras y la agroalimentación. El nuevo Plan de Inversiones en infraestructuras, que prevé para los próximos años una inversión superior a los 12.000 millones de dólares, representa una gran oportunidad. Además hay margen en procesamiento y elaboración de alimentos. Otro aspecto importante es fomentar la transferencia de conocimientos técnicos para lo que habría que flexibilizar la entrada de mandos y técnicos españoles».

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