EMPRENDEDORES«La alegría de la huerta», «rabiososamente guapos» y otras fragancias españolas que triunfan en el extranjero

Con tan solo cinco años de edad, Ambient Air es una empresa española que ya está presente en más de treinta países, algunos tan exóticos como Australia, Japón o China. Su negocio se centra en la venta de ambientadores sin alcohol, una propuesta que, según el fundador de la compañía, Andrés Ortega, pemitió «ofrecer un producto de calidad con fragancias naturales y diferenciarse respecto a las propuestas de otros competidores».

Ambient Air es, además, una compañía que contó con el apoyo de Iberaval, la SGR de Castilla y León y La Rioja, clave para el su crecimiento e internacionalización. Gracias a ella, según afirma Andrés Ortega, la compañía pudo «comprar una nueva embotelladora y adquirir unas instalaciones modernas que se utilizaron como nueva localización de la empresa».

Todo ello se produjo durante el estallido de la crisis económica, una situación que, en lugar de ser un lastre, se convirtió en un reto para Ambient Air.

«Desde el principio tuvimos clara nuestra propuesta y los objetivos que teníamos que cumplir. Realmente nunca nos hemos encontrado con dificultades que no fuéramos capaces de superar. En su proyecto de diferenciación, la compañía lanzó al mercado una serie de productos con nombres llamativos. Así fue como se creó Animikados, una nueva marca que fue creada dentro de la compañía española.

«Decidimos que, además de ofrecer fragancias, teníamos que vender emociones. Cambiamos por completo el nombre de nuestros aromas por otros como ‘la alegría de la huerta’, ‘jefes estrenados’ o ‘rabiososamente guapos’. Son frases muy populares para los trabajadores de la compañía que, además, han resultado un éxito rotundo», recuerda el fundador de la empresa.

Cinco años después de su creación, Ambient Air ha dejado de ser una pyme. La compañía cuenta en la actualidad con cien trabajadores, tiene una filial en México y actualmente está construyendo otra en Estados Unidos. Factura unos 8 millones de euros al año.

Una buena idea, esfuerzo y el apoyo de una Sociedad de Garantía para lograrfinanciación. Esa ha sido la auténtica receta del éxito de la empresa de Andrés Ortega.