SUPLEMENTO DE EMPRESA

EE.UU. impulsa un Ryanair de la alta velocidad europea desde Italia

El fondo GIP se hace con la enseña Italo a precio de oro para expandir su negocio por todo el continente

Ángel Gómez Fuentes

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El fondo de inversión estadounidense Global Infraestrucure Partners (GIP) se propone introducir el «low cost» en la alta velocidad en Europa, aprovechando la liberación del sector ferroviario en todo el continente a partir del 2020. Para ello ha comenzado por comprar los trenes de «Italo», la marca de alta velocidad de la compañía privada NTG (Nuovo Trasporto Viaggiatori), fundada en diciembre del 2006 por los empresarios Luca Cordero di Montezemolo y Diego della Valle, entre otros. Italo se convertirá en una especie de Ryanair de los ferrocarriles europeos. El fondo americano, que cuenta con una dotación de 40.000 millones de dólares y gestiona sobre todo transportes, energía y aguas, con empresas que suman 21.000 trabajadores, ha pagado 2.000 millones de euros por Italo, asumiendo además una deuda de unos 450 millones.

Los socios fundadores han ganado cientos de millones. Así, se estima que el empresario Diego della Valle, dueño del grupo de artículos de lujo Tod’s, ha obtenido una ganancia neta de 320 millones, mientras Cordero di Montezemolo se ha embolsado unos 240 millones. Merece destacarse el caso de Flavio Cataneo, consejero delegado desde febrero 2015 de «Italo», al que se debe en buena medida el haber salvado de la quiebra a la empresa: Percibirá 116 millones de euros, tras invertir 15 millones de euros. Si Italo se hubiera cotizado en Bolsa, como ya estaba previsto, los socios habrían ganado menos de la mitad.

Desconfianza

Aunque la operación supone un éxito para Italia, porque un importante fondo de inversión apuesta por una empresa privada italiana, al gobierno de Paolo Gentiloni, centro izquierda, no le ha gustado esta venta y hubiera preferido su cotización en bolsa para que el proyecto no cayera en manos extranjeras. Así lo han resaltado diversos ministros y el propio Gentiloni con declaraciones en las que han lamentado esta venta de Italo.

Cabe destacar que el Estado ha financiado en estos años la red ferroviaria a alta velocidad no directamente (en los trenes), sino en las infraestructuras, que Italo utilizaba pagando un canon: en 11 años el Estado ha invertido 32.000 millones de euros en alta velocidad, lo que ha generado un marco favorable del que ahora han obtenido pingües beneficios los accionistas de Italo al vender sus participaciones.

Italo corona así una historia de éxito, pero que hasta hace años viajaba al borde del fracaso empresarial y de la quiebra de la sociedad. La empresa necesitó seis años para lograr beneficios. El empresario Luca Cordero di Montezemolo ha explicado así la operación: «Para obtener el precio que hemos logrado del fondo de inversión estadounidense habrían sido necesarios 2-3 años con la Bolsa en los máximos niveles, cosa difícilmente previsible. Somos empresarios, no samaritanos».

Italo en estos últimos años ha tenido gran éxito porque para competir con la concurrencia de los ferrocarriles estatales, rebajó las tarifas en un 40% y ofreció buenos servicios. Cordero di Montezemolo, quien reconoce que GIP pagó a precio de oro, está convencido de que este modelo de concurrencia italiana en los ferrocarriles de alta velocidad se convertirá dentro de un par de años en el modelo europeo: «Cuando en toda Europa se abra el mercado del sector ferroviario, Italo”»será para el fondo GIP la plataforma de lanzamiento para expandirse. La cantidad enorme que han invertido demuestra que tienen intención de crecer y desarrollarse en este negocio».

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