ENTREVISTA

«El despido en España es como un agujero infinito»

El secretario general de UGT, Pepe Álvarez, reclama la derogación de las reformas laboral y de pensiones

Álvarez pide que se reestablezca la causalidad de las extinciones laborales IGNACIO GIL

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Pepe Álvarez, que sustituyó a CándidoMéndez hace tres años al frente de UGT, acaba de ser nombrado vicepresidente de la Confederación Europea de Sindicatos (CES) y quiere que el Gobierno cambie la legislación laboral por decreto y lo antes posible.

—¿Justifica la confusión que existe sobre el control horario?

—Creo que es una tormenta en un vaso de agua. Lo que es razonable y lógico es que los trabajadores sepan a qué hora entran y a qué hora salen. Parece mentira que en la era de la digitalización esto sea un problema. Creo que el Gobierno lo ha hecho bien con el decreto aprobado. Nos hubiera gustado que fuera más concreto, que dijera cómo se hace el control horario. Me ha sorprendido que estén más preocupadas las empresas en las que no hay problemas, que son la mayoría, pero no he visto preocupación por los piratas que están abusando de la gente.

—Usted dice que los españoles se han inclinado por la formación de un gobierno de izquierdas, que es el que los sindicatos prefieren para llevar a cabo todas las reformas que quieren hacer. ¿Qué pasaría si el PSOE pactara con Cs?

—En ningún caso los españoles han votado por un gobierno que no suponga un cambio de verdad. Lo que hemos oído a Cs durante la campaña lo sitúa en lo que es un partido centrista y ultraliberal que no compartimos. Decir que hay que bajar los impuestos con las necesidades de servicios que tienen los ciudadanos, con el diferencial impositivo que hay entre la UE y España, solo corresponde a una fuerza política que solo piensa en una parte de ellos. Es una hipótesis, el PSOE hará lo que crea conveniente, pero queremos un gobierno que haga frente a los graves problemas del país y que genere las condiciones para que se reparta la riqueza que se está generando.

—Le piden al Gobierno que acometa por decreto y lo antes posible diversas reformas sobre ultraactividad, convenios, despidos, etc... ¿Por qué no lo negocian con la patronal?

—Ya se ha negociado. En el Ministerio de Trabajo ha habido una mesa en la que hemos estado negociando durante meses sobre el control horario, que lo podríamos haber acordado en esa mesa seguramente de forma más flexible en su aplicación, haciendo guías entre ellos y nosotros para desarrollarlo. En la prevalencia del convenio del sector sobre el de empresa oí en el Ministerio a los presidentes de la patronal (Rosell y Garamendi) decir que era un tema tabú para las empresas. Si no quieren, habrá que aplicarlo, porque la desregulación que genera la aplicación del convenio de empresa sobre el del sector es el que ha dado vida a las situaciones que viven, por ejemplo, las camareras de piso, y no solo salarialmente. Hay que restaurarlo de manera inmediata. Si la patronal no está de acuerdo, qué le vamos a hacer. No nos vamos a poner de acuerdo en todo. Si tienen alguna oferta que nos lleven a las mismas conclusiones, lo podemos estudiar. Y la ultraactividad, si no se restituye, hará imposible la negociación colectiva. Y tiene que quedar claro que la caída de las condiciones de los convenios no va a repercutir en los ciudadanos.

—El Gobierno quiere reformar el Estatuto de los Trabajadores.

—Para entrar en una negociación del Estatuto de los Trabajadores que nos permita no ir a la defensiva, sino con equidad, hay un tema que no puede esperar, que es el de las causas de despido. En España, el despido es como un agujero infinito. Hay que reestablecer la causalidad. También necesitamos recuperar la autorización administrativa previa en los ERE. No puede quedar como está. No hay ningún país europeo donde un empresario pueda liquidar la empresa en un mes, con la posibilidad, es verdad, de que el trabajador pueda recurrir al juzgado, pero para cuando resuelva después de tres o cinco años, ya no habrá empresa, por lo que no se podrá retrotraer la situación y garantizar los derechos de los trabajadores. Hay que reinstaurar un equilibrio.

—Los sindicatos insisten en aumentar la presión fiscal, sobre todo, a los que más ganan. ¿A partir de qué cantidad?

—Situar una cifra desde la perspectiva del sindicato sería innecesario y no aporta nada positivo en este proceso. Creo que tenemos que ser conscientes de que tanto las rentas bajas como las medias tenemos que contribuir, y las altas más. La cuestión no es cuánto me van a pillar a mí, sino que cuando tenga que llevar a mis hijos al cole no me tenga que preguntar si voy a tener colegio concertado o público; o si voy a tener hospital; o si llego a los 80 años, si voy a disponer de una residencia. A mí me parece que la reflexión sobre la fiscalidad no puede ser un mercadeo. Es un escándalo que Cs diga que van a bajar los impuestos en las comunidades donde gobiernen lo mismo que lo que suba el Ejecutivo central. Desde su posición política representa la contradicción más grande que he escuchado. España tiene que ir a un proceso de equiparación paulatino, pues son 8 o 9 puntos el diferencial que tenemos con la UE. Hay que ir igualando la presión fiscal y que repercuta sobre los servicios públicos.

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